Ahora ya no se puede hablar sólo
del día, sino de una tarde, una noche y el día siguiente.
Bastante tiempo como para que haya que preparar demasiadas
coordinaciones.
Cuando yo llevaba un mes justo aquí en Ceuta, en el año
1978, recuerdo que me sorprendió esta fiesta, en la que los
chiquillos y otros un poco mayores salían al campo para
comerse su mochila. Se trataba de una fiesta especial, que
no se parecía en nada a todas las demás.
Y tampoco se parecía en casi nada a lo que es hoy el día de
la mochila. Entonces los chavales y todo aquel que iba a
comerse la mochila, lo pasaban bien, nadie entraba en el
terreno de los demás.
Hoy es otra cosa, hoy junto a esos que siguen la tradición
con toda normalidad, suelen aparecer, además, otros que lo
único que pretenden es romper la propia normalidad para
hacer de las suyas, no ya en la ciudad, sino en el monte o
en el bosque.
Esto es lo único desagradable que ahora tiene la mochila,
que haya quienes pretendan, con sus barrabasadas, molestar a
los demás.
Y para eso, me alegra que se estén poniendo todos los medios
para que esa fiesta en el campo, durante el día y durante la
noche, no sea maleada por cuatro patanes que no saben qué es
y no saben lo que realmente significa la mochila.
Esos patanes, si es que este año también aparecen, deben
recibir su escarmiento, pero muy en serio.
Parece que será Protección Civil quien va a estar en la
coordinación de todo el movimiento de esos días. Creo que
hay un acierto pleno en que sea así, porque en Protección
Civil se sabe lo que se hace y se sabe como hacerlo para que
resulte más efectivo.
Repito que, ahora ya, con la forma de celebrar la mochila,
el dispositivo es mucho más complejo, que hace 25 años, por
ejemplo.
En esta ocasión ese dispositivo de actuación va a comenzar
en la tarde del miércoles, casi a la puesta del sol, cinco
de la tarde, con horario de invierno, para finalizar la
noche del jueves. Más de 24 horas de trabajo, con la
pretensión principal de que todo salga bien, y que al final
no haya que lamentar ningún tipo de desenlace desagradable.
Y hemos citado a Protección Civil, pero hay que matizar que
ellos serán los que coordinen, puesto que van a intervenir,
instituciones y fuerzas de tanta solvencia y entidad como:
Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Bomberos,
Cruz Roja ... , con tres turnos de vigilancia, por la noche,
por la mañana y por la tarde, además de una serie de
controles, tanto en las carreteras, como en los lugares de
acceso a las zonas de acampada.
Hasta aquí todo perfecto. Sobre el papel y sobre el mapa no
hay fallos, los posibles problemas, y digo posibles,
remitiéndome a años pasados, están luego en las actuaciones
de los de siempre, en unos comportamientos de aquellos que
si no la emprenden con los excursionistas la emprenden con
los miembros de seguridad y si no con el Medio Ambiente, con
las consecuencias que, esto último, trae consigo.
Dos van a ser las zonas en las que estén los excursionistas,
y dos serán las zonas que hay que controlar totalmente:
García Aldave y Monte Hacho, los dos únicos pulmones de la
ciudad, que deben ser respetados tanto como la mismísima
plaza de la Constitución o como la de los Reyes.
¡¡Qué sea una excursión de diversión, no de lo otro!!.
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