La reciente asamblea de la FEERI
(Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas)
celebrada en Madrid y a la que habrían asistido 26
asociaciones (sobre 58 existentes), procedió a la elección
de la nueva Junta Directiva, manteniendo a tres de los
miembros del antiguo equipo (Mohamed Kharchich sigue de
Secretario y el melillense Mohamed Halifa de vocal),
confirmando finalmente al ceutí Mohamed Hamed Alí en el
cargo de Presidente, al que había llegado por caída natural
al dimitir días pasados el anterior; como Vicepresidente y
Tesorero son nombrados dos asociados de nombre Mustafá,
sobre los que volveré en su momento, siendo rechazadas otras
dos alternativas presentada una de ellas por el converso
Mohamed Mubin (antes Matías Medina). Si para Mohamed Alí la
asamblea fue muy “ajetreada” (según me confirmaba ayer), el
ex Presidente Félix Herrero (Mohamed Amín) advertía en
declaraciones a esta columna que “estaba en estudio por
varias asociaciones impugnar la misma, pues ni su
convocatoria ni el desarrollo se ajustaba a derecho”, no sin
antes enfatizar que él no había dimitido el pasado día 23
“por imposición de nadie, sino cansado de estar al frente de
una jaula de grillos” para remarcar finalmente la a su
juicio escasa legitimidad de Mohamed Alí: “Solo logró 16
votos de 26 asociaciones, cuando en FEERI actualmente están
representadas 58. Si por lo demás existen sobre 600
asociaciones formadas por musulmanes, magra es la supuesta
representatividad de Mohamed Alí sobre el conjunto de la
comunidad islámica que vive en España”.
En todo caso y a expensas del ulterior desarrollo de los
acontecimientos, la realidad al día de hoy es la asunción de
la Presidencia por Mohamed Hamed Alí en una brillante
jugada, cuyo primer acto de una partida largamente incubada
se desarrolló en enero de 2006. No seré yo el que cuestione
en estas líneas (después de felicitar al aludido) el
patriotismo de Mohamed Alí, antes al contrario, no me cabe
la menor duda de la fidelidad del mismo a su Dios, a su
Patria y a su Rey; ya quisiera yo que tantos “caballas” que
presumen de valiente españolismo, invocando incluso -con la
barriga oronda, las posaderas bien asentadas y bienes al
otro lado del Estrecho- el bastón de mando de Don Pedro de
Meneses, mantuvieran cuando pinten bastos la probada
fidelidad demostrada por Mohamed Alí a sus intereses y a los
de su país, al que por lo demás nunca ha renunciado.
“Nuestra andadura será firme, siendo nuestro horizonte el
diálogo global y la convivencia”, me explicaba al otro lado
de la línea el nuevo Presidente de FEERI no sin antes enviar
un mensaje: “Quiero decirle a la Delegación del Gobierno que
yo siempre fui recibido en los Ministerios, en Madrid y que
tanto el titular de la Plaza de los Reyes como las
autoridades locales tienen la obligación de recibir al
Presidente de una entidad nacional legalmente constituida”.
Y ahora tiene razón: su asociación de Ceuta era de corte
unipersonal y poco más, pero su reciente “pelotazo” en FEERI
le ha catapultado como mediador entre la segunda entidad
representativa de los musulmanes españoles y el Estado.
Mohamed Hamed Alí, las cosas como son, ha hecho un excelente
trabajo con el apoyo entusiasta de su país.
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