El nuevo partido UPyD que encabeza
la ex eurodiputada socialista Rosa Díez en la línea política
y el escritor y filósofo Fernando Savater en la ideológica
se presentó ayer de la mano de la también ex dirigente
socialista Juana Lasry, antigua concejal de La Línea y ex
diputada del Parlamento andaluz. En su comparecencia ante
los medios de comunicación junto al que ejercerá de portavoz
de UPyD en la ciudad, el médico Julián Domínguez, Lasry,
miembro de la Dirección Nacional de la formación, repasó las
líneas básicas de su ideario político: identidad
“inequívocamente nacional”, “regeneración democrática”,
redistribución competencial entre las diferentes
Administraciones, cambio de la Constitución y de la Ley
Electoral.
No son, en muchos casos, ideas nuevas. Hace ya cuatro años
que el grupo que hasta ahora ocupa el difícil papel de
‘tercer partido’ de implantación nacional que UPyD pretende
disputarle, Izquierda Unida, hizo una declaración de
intenciones muy similar: equiparación del valor de los votos
en toda España, leyes antitransfuguismo, mayor control sobre
las incompatibilidades de los cargos políticos, lucha contra
la corrupción... Sin embargo, en la propia IU se han podido
ver con la misma frecuencia en el resto de partidos un mal
sobre el que ayer puso el dedo Lasry, que lo bautizó como la
“selección negativa” de los partidos políticos y que
básicamente consiste en que las estructuras depuran a
aquellos elementos con mayores y mejores capacidades para,
dado que estas tienden naturalmente a la crítica, mantener
incólume su poder interno. ¿Acabará haciéndolo también? Más
que a conseguir votos, UPyD se enfrenta la complicada tarea
de, si consigue cierto respaldo popular como llegar a
ostentar representación institucional, no ceder en sus
principios fundacionales. Lo dijo, ahora que vuelven a estar
de moda, ‘Héroes del Silencio’, hace más de una década: “Te
puedes vender/ cualquier oferta es buena/ si quieres poder”.
Nada sería peor que una nueva frustración para los votantes.
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