XE s cierto que el diputado Salvador de la Encina le dedica
a Ceuta una buena parte de su actividad política. La crisis
creada en el seno del PSOE ceutí, como consecuencia de la
dimisión de Mª Antonia Palomo, tras el desastre electoral
sufrido por su formación en las últimas elecciones a la
Asamblea de Ceuta, ha terminado con la disolución de la
federación ceutí del PSOE ordenada por Pepe Blanco,
nombrando a Salvador de la Encina presidente de una comisión
delegada, que tiene como finalidad comenzar desde cero en
esa difícil, pero necesaria tarea de reflotar el PSOE de
Ceuta.
¿Por qué Salvador de la Encina?. Bueno, para empezar, se
trata de un ceutí, si bien afincado fuera como tanto otros,
que, por otra parte, le lleva dedicando ya años, parte de su
actividad en el Congreso de los Diputados a temas
relacionados con los intereses de Ceuta, en una especie de
pugna permanente por ver quien hace y dice más cosas, con el
actual diputado por Ceuta, Francisco Antonio González, quien
envuelto en la bandera de España, ve no obstante como el
protagonismo de de la Encina, eclipsa el suyo en la política
ceutí.
De ahí, que el Comité Federal del PSOE, le haya designado a
él para recrear un partido que se ha ido al garete entre
unos y otros y que, desde luego, sigue siendo muy necesario
para los intereses de Ceuta, por mucho que ahora no se le
vote aquí.
Pero los retos a los que se enfrenta no van a ser nada
fáciles, en una ciudad en la que la izquierda además de
fragmentada, carece de la confianza necesaria de unos
ciudadanos rendidos a la figura del actual Presidente de la
Ciudad, a quien disculpan de momento todo (veremos lo que
esto dura), y que no olvidan todavía al Aznar del Perejil ni
el sorbito de agua de Zapatero.
De otra parte, tiene frente a sí, el deber de responder a
promesas electorales de su partido en relación con temas
bien conocidos por él: abaratamiento del transporte marítimo
entre Ceuta y la Península y elevación del cuarenta al
cincuenta por ciento de la bonificación establecida por el
Gobierno de Aznar, en las cuotas de la Seguridad Social para
todos los sectores en crisis.
Sus primeros movimientos están siendo prudentes, sabedor de
las arenas movedizas en las que se está moviendo, pero ya
revelan algunas de las intenciones planteadas por su
formación que, sin duda, deben dirigirse al medio plazo, ya
que en lo inmediato, las posibilidades de éxito son más bien
escasas.
Da la sensación de respetar más al equipo de Mª Antonia
Palomo, que al autodenominado sector crítico, fulminado en
sus expectativas tras la disolución del PSOE ceutí, lo que
para algunos supondrá una sangría en las filas socialistas,
que puede buscar refugio en la nueva formación liderada por
Rosa Díez, si bien, es cierto que ninguna sangría puede
haber en un partido político que pretende partir de cero,
captando nuevos afiliados y que voluntariamente ha decidido
prescindir de su vieja militancia, demasiado cainita y
figurona para lo poco que ha aportado al éxito electoral del
PSOE ceutí. Tendrá, no obstante, que reflexionar el PSOE
nacional, si su política de Estado no ha sido en buena
medida la responsable de su debacle en Ceuta, al margen de
lo poco que han ayudado las luchas fraticidas de sus
militantes en nuestra ciudad.
Las últimas conversaciones de Salvador de la Encina con
líderes de la izquierda ceutí, relanzan la idea, la
posibilidad, de una convergencia de la atomizada izquierda
de Ceuta en torno al partido socialista, que quiere volver a
liderar una alternativa de izquierdas en Ceuta frente a la
clara hegemonía de un Partido Popular que no tiene en su
espectro electoral ninguna rivalidad relevante, tras la
definitiva muerte de Ceuta Unida. El conglomerado que
pretende de la Encina, al estilo de Baleares, Aragón o
Navarra, sin duda como ya hemos comentado, a medio plazo, le
va a costar más de un dolor de cabeza, tanto a él como a su
partido, ya que tendrá que lidiar con la exigencia legítima
de Aróstegui de que se cumpla con lo previsto en la
disposición transitoria quinta de la Constitución y que, por
tanto, Ceuta se constituya en Comunidad Autónoma, y tendrá
que transigir con las pretensiones del líder de la UDC,
Mohamed Alí, respecto del idioma árabe y, sobre todo, tendrá
que explicar por qué su partido, el PSOE, se resiste a cosas
sobre las que en campaña electoral ha comprometido su
palabra con los ceutíes.
Lo dicho, difícil, difícil y, un consejillo “pa” no perder
el tiempo: “Si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería”.
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