Leo y releo las noticias de prensa, con ese regusto mental
de pasados olores a tinta fresca y teniendo como fondo el
ruido de las antiguas rotativas vomitando resmas y resmas de
papel, cuando un artículo de opinión me llama la atención.
No tengo absolutamente nada contra quién lo escribe, tiene
todo el derecho del mundo a expresar su opinión de la forma
que crea más conveniente a su manera de ver las cosas, pero
si tengo algo que decir para que no se siga una forma
equivocada de poner pelos y señales a nuestros personajes
políticos que no se corresponden con la verdad ni con la
realidad.
Hoy escribiré sobre Josep Lluís Carod-Rovira, el político
que más exaspera a bastantes españoles pero que sin embargo
no le pueden votar, a menos de que pertenezcan al ámbito
censal catalán.
Primero aclararé que su primer patronímico es Josep, no
Joseph que es francés, y segundo que es auténtico catalán
porque nació en una ciudad de la provincia de Tarragona, no
en Aragón que sí es donde nació su padre, el guardia civil
franquista como gusta llamarlo algunos. No entiendo esa
manía, de los españoles no catalanes, de cabrearse porque
use su nombre en catalán, cuando la verdad es que no dudan
en aplicar los nombres y apellidos de los gallegos y de los
vascos sin tantos aspavientos. Ibarretxe es Ibarreche ¿no?
¿Por qué no toleran los nombres catalanes y al resto sí?
No voy a redactar una semblanza del político republicano,
para eso está la biografía del mismo, sino a tratar de hacer
un ensayo del porqué de esa vena republicana por la que
corre su sangre, que no es mala desde luego.
No podemos tratar de negar el hecho, tan cierto como que yo
estoy escribiendo estas palabras, de que existe en nuestro
país un partido republicano dentro de una monarquía
constitucional y parlamentaria. Partido legalmente
reconocido e inscrito, con todas las de la Ley, en el
Registro de Asociaciones Políticas correspondiente. Cuando,
cómo y porqué fue legalizado lo dejo a los estadísticos. Tal
vez un día relate la historia del mismo, pero no ahora.
Es democracia la tolerancia a que el pueblo exprese sus
ideas a través de los políticos elegidos por el mismo pueblo
¿no? y es democracia hablar y dejar hablar a todos y cada
uno de los ciudadanos que componen el conjunto del país que
se rige por la misma ¿no?... otra cosa es muy distinta que
se lleve a la práctica los postulados que emanen de esas
ideas.
Esas ideas se estudian en un lugar llamado Congreso o
Parlamento donde son rebatidas, aprobadas o no aprobadas por
la mayoría, recordemos que la mayoría es elegida por el
pueblo, punto importante ¿no? La intolerancia, la
intransigencia y otras lindezas por el estilo no tienen
cabida, ni metiéndolas con calzador, en la democracia.
Por tanto, el postulado de ERC y de su líder Josep Lluís
Carod-Rovira es disponer de un país en que su forma de
gobierno sea la República, aunque participe en una
monarquía.
Es su idea, es el ideal de los ciudadanos que siguen esa
corriente política y le votan en elecciones perfectamente
legales y democráticas. Si unimos a ese ideal el de que
quiere a Catalunya independiente… ¿qué problema tenemos con
ello? Consciente como lo es, el propio Carod-Rovira, de que
nunca podrá obtener una amplia mayoría en el Congreso o
Parlamento que vuelvan las tornas favorables a su tesis,
¿Por qué se empeñan en denigrarlo y defenestrarlo? Josep
Lluís Carod-Rovira sólo defiende su postulado y es, por
tanto, un valiente o un profeta estilo Jesucristo (que,
recordemos, porfió su doctrina en un mundo totalmente
hostil) aunque no creo que lleguemos al extremo de
crucificar al líder republicano.
En definitiva, que es la lógica finalidad de un partido que
se llama Esquerra Republicana de Catalunya. Hacer otra clase
de postulado político resultaría, a todas luces, imitar el
baile de la Macarena y tendría que cambiarse la denominación
por el de Esquerra Monárquica de Catalunya, incongruente
denominación porque la monarquía ni es “esquerra” ni es
catalana.
Si los catalanes lo toleran significa que Catalunya es una
democracia plena y si el resto del país no lo toleran…
¿acaso os muerde? Pero lo cierto es que el resto del país lo
ha tolerado, simplemente, por su reconocimiento legal como
partido político. No hay vuelta de hoja.
Ojo al dato, si os molesta que sean políticos catalanes
personas que no son catalanas… ¿no os molesta que nuestro
Rey sea romano y nuestra Reina sea ateniense? Menudas
incongruencias tenéis en vuestras opiniones.
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