El Regimiento de Ingenieros número siete celebró ayer en el
acuartelamiento de El Jaral su 205 aniversario. Diez hombres
fueron condecorados en presencia de Fernando Carbonell,
segundo jefe de la Comandancia, y Manolo Pérez, coronel del
grupo. En el acto se rindió honor a los caídos y se entonó
‘La muerte no es el final’ y el himno de ‘Zapadores’.
Luz, viento y la bandera de España alta y fuerte en el
cuartel de El Jaral. Frente a las autoridades, el Regimiento
de Ingenieros número siete: los zapadores de Ceuta. “Este
batallón se encarga de realizar, en caso de guerra, el
trabajo sucio: derriban las trincheras enemigas, anulan las
minas y, además, desarrollan todos los trabajos de obras
públicas y maquinaria”, comentaba uno de los militares
presentes en el acto. “Siempre son los que más bajas
acumulan”, añadía.
Fernando Carbonell, segundo jefe de la Comandancia general
de Ceuta fue el encargado de presidir el acto desde la
tribuna. Manolo Pérez, coronel del regimiento, leyó un
discurso entonado y repleto de grandeza. Se recordó el lema
de los Zapadores: disciplina, lealtad, fortaleza y valor.
Ayer conmemoraban el 205 aniversario de la creación del
Regimiento Real de Zapadores Minadores, allá por 1802. Tras
diferentes reorganizaciones, denominaciones y ubicaciones en
la Península, en 1910 llegan a Ceuta para instalarse
definitivamente. Sin embargo su emplazamiento ha sido
diverso desde su llegada. Primero, en El Revellín; luego, en
Las Eras y, posteriormente, en Teniente Ruiz. En 1996, con
la actual denominación, se establece en El Jaral.
Diez hombres fueron los protagonistas ayer en el acto de
condecoraciones. Recibieron distintivo blanco y cruz al
mérito militar, los cabos Pérez Ríos y Parra Rodríguez. Para
el resto, menciones honoríficas. Brigada Martos Fernández;
sargento Muñoz Castillo; cabo Abdelkader Mohamed Abdeselam;
cabo Fernández Santiago, cabo Ahmed Lahasen Abdeselam, cabo
AAdil Mohamed Buiahiiaui; soldado Brahin Chaib; soldado
Lahcen Chaid. Tras este periodo emotivo, se retiró el
estandarte al compás del himno nacional. Los miembros del
batallón entonaron ‘La muerte no es el final’, mientras se
rendía honor a los caídos; y el himno de ‘Zapadores’, para
concluir.
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