Como creo firmemente que ya estoy a salvo de cualquier
cambio de salud que me afecte seriamente, los resultados
clínicos así lo avalan, y salgo por fin de todos esos
controles sanitarios a los que me he visto obligado, de
momento, con el cuerpo impoluto… también creo firmemente en
el cambio climático que afecta a nuestra Tierra mucho más de
lo que algunos creen.
El escepticismo demostrado por Mariano Rajoy, y con él todos
los peperos, con esas desafortunadas palabras sobre el
cambio climático ya lo dan como impresentable al demostrar
que el escepticismo toca el problema de los descreídos.
El calentamiento del planeta es un hecho físico que está
ahí, no es una cuestión ideológica ni mucho menos política.
La postura de Rajoy, al declarar que no le cabe en la cabeza
considerar el cambio climático como un gran problema
mundial, demuestra a las claras su total desconocimiento de
las leyes físicas, geográficas y climatológicas.
Cuando estamos en una época en que las condiciones
climatológicas han sufrido, y sufren, espectaculares cambios
como el que estamos presenciando a través de las imágenes,
que los medios de comunicación nos ofrecen diariamente, y
que afectan a España de manera tan radical que parece darle
la dudosa calificación de país europeo más afectado por el
cambio climático y el que peores consecuencias padecerá en
el futuro –como el aumento de temperaturas, la desertización
y las inundaciones de envergadura- y que esas predicciones
no le entren en la cabeza a Mariano Rajoy… no es que el
líder pepero sea un Mariano Medina, es que ha tratado de
usar esas desafortunadas palabras de modo político y
partidista, ganándose con ello la animadversión de todos los
ecologistas de buena fe.
Se nota, desde lejos, que los peperos ven con malos ojos la
postura de los defensores del bienestar ecológico, que
tienen sus esperanzas puestas en que los gobiernos de los
países más industrializados tomen medidas contra los
atentados al medio ambiente de sus empresas y con ello
priven de mayores beneficios a los accionistas y/o
participantes directos en el negocio.
Sin embargo, como ninguna persona puede considerarse un
experto en todas las materias habidas y por haber de todas
las ramas del saber, lo mejor que podía haber hecho el
dirigente pepero, líder del único partido de la oposición,
era haberse callado ese tema… los defensores del ecosistema
son muchos y sus votos suman un buen porcentaje.
Su postura le hace candidato al Premio Nobel de los
Desbarajustes, si existiera, en comparación con el buen
amigo de su antiguo jefe Aznar, el ex vicepresidente
norteamericano Al Gore, premio Nobel de la Paz (Ya me
escaman que den los premios a personajes siniestros que nada
han hecho, verdaderamente, por la paz- por defender el
ecosistema mundial… ¿Qué tendrá que ver la ecología con la
paz?
Que alguien me aclare el por qué conceden los premios de la
Paz a gente que precisamente reniegan de ella, como los
presidentes de países en guerra y políticos que en nada
intervinieron para lograr la paz como por ejemplo: Henry
Kissinger (Fürth, Alemania – 1923) que participó en los
golpes de Estado contra Salvador Allende (Chile), en el
golpe de Estado de Uruguay, apoyó a la Junta Militar de
Argentina; etc., o a Yasser Arafat, Simon Peres, Isaac Rabin,
etc. todos ellos inmersos, en sus tiempos, en duras y
criminales guerras, que aún prosiguen.
Para mí, el premio Nobel ya es una chapa de botella de
cerveza machacada. Es más bien una finta política, se debe
tener en cuenta que para lograrlo se ha de invertir ingentes
cantidades de dinero en la Fundación Nobel, puesta al
servicio de aquellas personas (me refiero únicamente al de
la Paz) que quieren obtener un logro, que por otros medios
le sería imposible conseguir. ¿Qué no?, entonces ¿por qué
figuran o figuraron Fidel Castro, Georges W. bush, Putin y
la madre que los parió en las candidaturas? Si tenemos en
cuenta que también fueron premiados: Adolfo Pérez Esquivel,
Desmond Mpilo Tutu, Mijail Gorvachov, Aung San Suu Kvi, John
Hume, David Trimble, Jimmy Carter, Shirin Ebadi, Wangari
Maathai, Mohamed El Baradei, Muhammad Yunus, etc. Como diría
un personaje de cómic galo “¡Estos romanos!”, en referencia
a los noruegos.
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