El Centro Temporal de Imigrantes,
el CETI, se encuentra al borde de su capacidad máxima
después de la constante llegada [goteo permanente] de
irregulares que logran, con la ayuda de las mafias, acceder
desde Marruecos a España a través de la frontera del Tarajal.
De nuevo el problema de la inmigración vuelve a situarse en
los primeros lugares de preocupación para los ceutíes y para
las instituciones. La Administración local espera al
desarrollo de los acontecimientos y se muestra esperanzada
en la capacidad de gestión de la Administración General del
Estado para afrontar el problema que acarrea el no haber
cortado, de veras, el flujo migratorio en el escenario de
Marruecos.
Si bien los subsaharianos, aparentemente, han abandonado la
ruta hacia el norte de Africa, conformándose peligrosamente
con la salida, vía marítima, desde el sur del Sáhara, las
mafias han sabido emplearse para obtener clientela distinta,
la asiática.
Bangladeshíes, pakistaníes... emplean la ruta de Marruecos
para hallar salida hacia España: Ceuta, Melilla. Lo hacen
poco a poco, casi sin que se note, sorteando los controles
fronterizos (por tierra y por mar). Es un no parar, una
constante. Hace sólo un par de meses el CETI manejaba unos
datos de ocupación de alrededor de 300. Hoy son 510.
Por lo tanto, algo falla. ¿Marruecos? ¿la frontera?. Los
asiáticos son llevados a zonas residenciales marroquíes como
turistas. Triquiñuela válida y se ve que efectiva, lo que
provoca el flujo constante por la cierta pasividad que, al
respecto, se aprecia en la Gendarmería marroquí.
No sería malo que el delegado del Gobierno tuviera un
contacto personal con el wali, como tampoco debiera ser
extraño que el Ministerio de Asuntos Exteriores ordenara
actuar a su cuerpo diplomático en el país vecino. Marruecos
no puede ser un coladero de inmigrantes si quiere obtener
credibilidad ante la Unión Europea.
|