A finales de la década de los ochenta surgió, en toda
España, un especial interés por las motos de campo. Este
nuevo ‘boom’ que mezclaba la velocidad con la pasión de
conocer lugares que hasta el momento quedaban lejos del
alcance de los automóviles existentes por aquel tiempo
desembocó, al igual que sucediera en el resto del país, en
un grupo de intrépidos moteros caballas que crearon su
propia peña.
Alguno de estos ceutíes contactaron con varios melillenses,
que compartían esta pasión, para reunirse en una zona
cercana a Melilla y poder compartir anécdotas, ilusiones y
expectativas sobre lo que sucedería en un futuro en esta
nueva forma de vida que acababa de surgir. En esta primera
experiencia, cerca de treinta ceutíes cruzaron Marruecos,
montados en sus todoterrenos y motos de campo con el fin de
encontrarse con sus nuevos compañeros. En la frontera
melillense, doscientos moteros esperaban ansiosos la llegada
de los ceutíes. Todo fue un éxito.
Hoy en día, diecisiete años después de aquel primer
encuentro, muchos de los mismos moteros que en aquel momento
se encontraron por primera vez, siguen reuniéndose año tras
años para continuar disfrutando de un fin de semana dedicado
únicamente al placer de disfrutar, por terrenos casi
impracticables, de su pasión por el motor.
En la última edición de este emotivo y ya clásico encuentro,
celebrado este mismo mes, casi un centenar de ceutíes y
melillenses volvieron a encontrarse en Oued-Laou, al sur de
Chaouen, para volver a disfrutar un año más de esta
experiencia inolvidable con renovadas ilusiones, nuevas
expectativas y muchas más anécdotas.
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