Y mi padre un federal; y yo
teniente de una fragata que va y que viene por alta mar”,
canta una tradicional habanera muy popular por las tierras
marineras del norte de España. Pese a sus extensas costas,
el Reino de Marruecos casi nunca ha tenido (salvo bajo las
dinastías beréberes de los Almorávides y Almohades) una
marina de guerra digna de tal nombre (la flota corsaria, de
raigambre morisca, de Salé fue otra cosa) y si bien sus
fuerzas de tierra lograron contener la expansión de los
“primos” otomanos (que no obstante alcanzaron Fez antes de
retirarse), fueron los navíos de la catolicísima España los
que frenaron en el Mediterráneo occidental la agresión turca
consiguiendo, para alivio de los sultanes y como afortunado
efecto colateral, que Marruecos fuera el único país del
Magreb en no ser ocupado por las armas de la “Sublime
Puerta”, Estambul. Una muestra más de nuestra historia
compartida (que no común), adobada por capítulos que se
superponen, entrecruzándose, como las fragmentadas vetas de
carbón de la cuenca hullera asturiana, guajes.
Creo haber definido ya en otro momento al joven soberano
Mohamed VI como “El marino”, pues en apenas ocho años ha
dotado a sus FAR de un embrión de marina de guerra (con
ayuda española en parte) mientras se proyectaba, al fin,
sobre las aguas del ansiado Estrecho de Gibraltar en las
que, como es natural, desea ejercer su alícuota parte de
soberanía.
No me cabe duda de que en los designios de Rabat se
encuentra acompañar las instalaciones del superpuerto
Tánger-Mediterráneo, a escasos kilómetros de Ceuta como sabe
el lector, con una fuerza aeronaval propia y, en este
sentido, el papel de Francia (primer socio comercial y
político de Marruecos) puede reevaluarse al alza pese al
reciente fiasco del avión de combate “Rafale”, adquiriendo
bajo este prisma la actual visita de Estado del Presidente
Sarkozy una nueva dimensión.
Si por un lado el Hexágono puede vislumbrar la forma de
acceder al Estrecho (compitiendo con España, el Reino Unido
y los Estados Unidos), bien sea indirectamente de la mano
del fiel amigo marroquí, éste podría estar tanteando el
acceso a la tecnología nuclear de fisión para uso civil a
través de Francia, que podría esponsorizar un reactor en
Safi (costa atlántica, 200 kms. al sur de Casablanca)
validado por la AIEA (Agencia Internacional de Energía
Atómica).
En el plano inmediato, el grupo francés de defensa DCSN
habría firmado recientemente un acuerdo con Marruecos de
casi 500 millones de euros para equipar a la Marina Real con
una fragata multimisión (FREMM), dotada de un avanzado
equipo de combate incluyendo medidas de guerra electrónica,
antisubmarinas y aire-superficie, garantizando por otro lado
tanto el municionamiento como las necesarias revisiones para
mantener la operatividad; el grupo francés ha construído
recientemente dos unidades similares para su propio país e
Italia.
Argelia, por otro lado, habría acordado un contrato
polivalente con Rusia por 900 millones de dólares, que
incluiría dos modernas fragatas suministradas por Moscú.
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