Como quiera que tengo para rato, en una postura de inercia
total, no dejo por ello de seguir el ritmo de la vida
cotidiana a través de los medios de comunicación que tengo a
mi entera disposición.
De las miles de noticias que ofrecen los mencionados medios
destaco, por su cercanía al contorno donde he vivido
cuarenta y tres años, las intervenciones en el programa de
TVE “Tengo una pregunta para usted”. Concretamente la de
Josep Lluís Carod-Rovira, presidente de ERC, respondiendo a
preguntas que demuestran la manera en que ha calado la
imagen distorsionada de Catalunya y de los catalanes, a
través de la ceba entre políticos y otros medios de
comunicación que no tienen escrúpulos en atacar a Catalunya
y a los catalanes produciendo una xenofobia que beneficia a
sus fines difundiendo mentiras a mansalva.
La intervención de Carod-Rovira ha resultado ser un poco
mansa, conociéndolo como lo conozco, y no ha resultado útil
para convencer al resto de ciudadanos no catalanes de las
falsedades que se han difundido sobre Catalunya, al defender
con ardor y justicia el derecho de los catalanes a
expresarse en su idioma, en ser reconocidos por su nombre en
catalán. Con ello no consigue disipar su imagen de radical.
No mostró su enorme capacidad de pedagogía, la mucha mano
izquierda que no quiso utilizar… tal vez porque sabía que
nada tiene que ganar fuera de Catalunya y no merecía
realizar un esfuerzo para convencer.
Para vergüenza ajena resultó la intervención de aquella
mujer que proclamó, despreciativamente, que no tenía ningún
interés en conocer la lengua catalana. Ello demuestra el
interés de algunas personas por mantenerse incultas, no digo
más.
Lo que verdaderamente brilló en la intervención de Carod-Rovira
fue su argumentación sobre lo de que la reivindicación de
independencia es democrática y nada tiene que ver con la
violencia. La explicación sobre su polémico encuentro con
ETA tenía un objetivo concreto. Lo que me hizo gracia
resultó ser su disculpa por la lamentable escena de la
corona de espinas en Jerusalén…
Un fuerte estruendo sacude la habitación donde me encuentro,
me asomo a la ventana para averiguar qué es lo que ha
producido ese mini-terremoto y resulta ser que dos coches
han incrementado las estadísticas sobre accidentes de
tráfico.
Uno de esos coches iba en dirección correcta, o sea que
tenía total preferencia, cuando otro vehículo se salta el
“Stop” y ahí llega el encontronazo. Ignoro si hay que
lamentar heridos porque, al momento, el lugar se puebla de
mirones que me impiden divisar el suceso con la claridad que
hubiera querido. Dejo constancia en imágenes de lo ocurrido.
Mientras la vida continúa aquí, en Catalunya, el ruedo
político español se va animando a cada momento que pasa.
Ahora resulta que Rajoy asevera que no existen desavenencias
con su segundo, Eduardo Zaplana, a raíz de las últimas
declaraciones del primero a favor de los socialistas.
Desavenencias claras como lo demostrado por Zaplana que
calificó de timorata la respuesta de Rodríguez Zapatero a
Ibarretxe cuando Rajoy afirmó que hubiera dicho lo mismo que
el Presidente. ¿La de Rajoy no es timorata?
¿La soberanía nacional está amenazada?, mientras
efectivamente no lo esté, creo que sobran las declaraciones
acerca de la poca contundencia y claridad de Rodríguez
Zapatero en su defensa. Más vale un diálogo, firme como se
quiera, entre dos dirigentes españoles –mientras no se
afirme lo contrario, Euskadi es España y sus dirigentes son
españoles ¿no?- que la promulgación de un bando de guerra de
incalculables consecuencias nefastas para el país… y eso
que, de paso, el increíble Hule, digo Bush, habla de una III
Guerra Mundial como si efectivamente estuviera previniendo
al mundo que ocurrirá…, será por iniciativa del propio
presidente estadounidense. Como si lo viera, nada bueno
podemos esperar de semejante “lumbreras”.
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