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sociedad - MARTES, 23 DE OCTUBRE DE 2007


juan vivas a la derecha. nicol's.

inauguracion del templo hindú
 

Mezcla de culturas para inaugurar
el templo hindú de manera oficial

El obispo de Cádiz y Ceuta, el imán y
el rabino de la ciudad presenciaron el acto de apertura del edificio, al que acudieron más de cien personas, entre ellos, Juan Vivas
 

CEUTA
Luis Parodi

local
@elpueblodeceuta.com

Los ceutíes cuentan oficialmente con un nuevo edificio religioso en la ciudad, sito en la calle Echegaray. El primer templo hindú de Ceuta abrió sus puertas ayer de manera oficial, con la presencia de las máximas autoridades, entre ellas, Juan Vivas, presidende de la Ciudad y Jenaro García-Arreciado, delegado del Gobierno. También estuvieron presentes tanto Antonio Ceballos, obispo de Cádiz y Ceuta como el rabino y el imán, representantes de las otras tres confesiones de Ceuta. Juan Vivas destacó la cita como “un día histórico, en el que los hindúes de nuestra ciudad han visto cumplido un sueño” tras cien años de espera.

“En 2003 conseguimos firmar un convenio con el gobierno de Ceuta para levantar el primer templo: fue gracias a la ayuda de Elena Sánchez, en Fomento y a la colaboración de Juan Vivas”, según declaró Ramesh Chandiramani, presidente de la comunidad hindú en la ciudad autónoma. Estas personas, “junto a la voluntad de Mabel Deu han provocado que hoy -por ayer- podamos estar todos aquí reunidos”. Tras cuatro años, el templo es una realidad. Y tras “100 años de hinduísmo”, como explicó Juan Vivas en su intervención, “la comunidad hindú de Ceuta ve cumplido un sueño”.

Las autoridades fueron llegando a la calle Echegaray antes de las 13:00 horas, momento en el que comenzaba la ceremonia oficial de inauguración del templo. El primer asistente en acudir fue Monseñor Antonio Ceballos, obispo de Cádiz y Ceuta, acompañado de varios sacerdotes católicos. Tras él, un chorreo de autoridades y acompañantes que originó una leve aglomeración en la puerta de acceso al edificio. El último en atravesar el umbral que separaba la calle del halo hindú fue el presidente Juan Vivas, al que se le colocó un velo alrededor del cuello en señal de afecto. Cada uno de los principales asistentes fue decorado con un collar de flores, que se ocupaba en colocar Dushi Sharma, sacerdote del templo. Su mujer, junto a él, se encarga de bendecir con un candelabro de cinco velas a cada una de las ínclitas figuras que acudieron a la cita. En el acto participaron también el imán, Ahmed Liazid, y el rabino de la ciudad, Abraham Mugrabi. Se respiraba un ambiente de cordialidad. Las fuerzas de la religión se aunaron en un sólo espíritu, el de la colaboración, el de la paz entre culturas, el de Ceuta, al fin y al cabo, eje de unión para todas las confesiones presentes en el acto.

Los asistentes hacían fila, ya en el interior del templo, para abandonar sus zapatos en los anaqueles del depósito del edificio. Unas azafatas recogían el calzado y las personas se cruzaban sobre el suelo -hecho de carpintería ceutí- de la sala del templo. Seis lámparas blancas, purificadas, alumbraban a los allí presentes y donaban un aire cálido de amor. Todas las autoridades quisieron expresar, en cada una de las intervenciones, los beneficios que aquel cambio de culturas provoca entre los ceutíes, ésa que engulle a las cuatro comunidades culturales que gobiernan Ceuta. Era un día histórico, “no quiero caer en la exageración, pero lo es”, inició su intervención Juan Vivas, que ofreció un discurso más extenso que el resto de los ponentes.

El presidente hizo hincapié en el beneficio que la comunidad hindú ha causado: “Los hindúes de Ceuta han contribuido a perfeccionar los valores intangibles de nuestra ciudad. Reitero que han sido cien años fructíferos”. Sin embargo, Vivas quiso extender sus felicitaciones al resto de los ciudadanos, “hay que felicitar a todos los ceutíes, este templo simboliza que cuatro religiones pueden llegar a comunicarse, entenderse y quererse; son capaces de compartir sentimientos y afectos”. Todas las confesiones religiosas cuentan a partir de ahora con una casa para orar. “Quiero decirles a los hindúes que, sin renunciar a sus orígenes, pueden sentirse como en su tierra. Una de las motivaciones que nos llevó a construir este templo fue la de honrar a los antepasados y servir de enlace para las nuevas generaciones”, indicó el presidente. Vivas no quiso marcharse sin pedirle al Dios universal, “fortaleza, luz y determinación para decidir correctamente”. El presidente anunció, por último, que en la próxima Asamblea se va a proponer el nombre de Ghandi para presidir la plaza que existe en la esquina de Echegaray con Beatriz de Silva.
 


Ha pasado más de un siglo para que esta religión tenga un templo

La cultura hindú quiso mostrar ayer su disposición a acoger a todas las culturas dentro de su religión. Tras la llegada hace 100 años del primer grupo hindú, “cinco generaciones después vemos por fin el primer templo construido”, narraba el presidente de la comunidad, Chandiramani. “Esta tierra nos acogió con los brazos abiertos y queremos agradecer a las instituciones lo que nos han brindado”. Tampoco faltaron palabras que rememoraran a los fundadores de la primera comunidad de esta confesión en 1948, ni ánimos para los presentes: “Celebrar ceremonias religiosas aquí será un orgullo para nosotros; queremos compartir con el resto de culturas nuestro templo”. Para finalizar, Ramesh destacó “el hito que supone este día en la historia de nuestra ciudad”.
 

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