Los ceutíes cuentan oficialmente con un nuevo edificio
religioso en la ciudad, sito en la calle Echegaray. El
primer templo hindú de Ceuta abrió sus puertas ayer de
manera oficial, con la presencia de las máximas autoridades,
entre ellas, Juan Vivas, presidende de la Ciudad y Jenaro
García-Arreciado, delegado del Gobierno. También estuvieron
presentes tanto Antonio Ceballos, obispo de Cádiz y Ceuta
como el rabino y el imán, representantes de las otras tres
confesiones de Ceuta. Juan Vivas destacó la cita como “un
día histórico, en el que los hindúes de nuestra ciudad han
visto cumplido un sueño” tras cien años de espera.
“En 2003 conseguimos firmar un convenio con el gobierno de
Ceuta para levantar el primer templo: fue gracias a la ayuda
de Elena Sánchez, en Fomento y a la colaboración de Juan
Vivas”, según declaró Ramesh Chandiramani, presidente de la
comunidad hindú en la ciudad autónoma. Estas personas,
“junto a la voluntad de Mabel Deu han provocado que hoy -por
ayer- podamos estar todos aquí reunidos”. Tras cuatro años,
el templo es una realidad. Y tras “100 años de hinduísmo”,
como explicó Juan Vivas en su intervención, “la comunidad
hindú de Ceuta ve cumplido un sueño”.
Las autoridades fueron llegando a la calle Echegaray antes
de las 13:00 horas, momento en el que comenzaba la ceremonia
oficial de inauguración del templo. El primer asistente en
acudir fue Monseñor Antonio Ceballos, obispo de Cádiz y
Ceuta, acompañado de varios sacerdotes católicos. Tras él,
un chorreo de autoridades y acompañantes que originó una
leve aglomeración en la puerta de acceso al edificio. El
último en atravesar el umbral que separaba la calle del halo
hindú fue el presidente Juan Vivas, al que se le colocó un
velo alrededor del cuello en señal de afecto. Cada uno de
los principales asistentes fue decorado con un collar de
flores, que se ocupaba en colocar Dushi Sharma, sacerdote
del templo. Su mujer, junto a él, se encarga de bendecir con
un candelabro de cinco velas a cada una de las ínclitas
figuras que acudieron a la cita. En el acto participaron
también el imán, Ahmed Liazid, y el rabino de la ciudad,
Abraham Mugrabi. Se respiraba un ambiente de cordialidad.
Las fuerzas de la religión se aunaron en un sólo espíritu,
el de la colaboración, el de la paz entre culturas, el de
Ceuta, al fin y al cabo, eje de unión para todas las
confesiones presentes en el acto.
Los asistentes hacían fila, ya en el interior del templo,
para abandonar sus zapatos en los anaqueles del depósito del
edificio. Unas azafatas recogían el calzado y las personas
se cruzaban sobre el suelo -hecho de carpintería ceutí- de
la sala del templo. Seis lámparas blancas, purificadas,
alumbraban a los allí presentes y donaban un aire cálido de
amor. Todas las autoridades quisieron expresar, en cada una
de las intervenciones, los beneficios que aquel cambio de
culturas provoca entre los ceutíes, ésa que engulle a las
cuatro comunidades culturales que gobiernan Ceuta. Era un
día histórico, “no quiero caer en la exageración, pero lo
es”, inició su intervención Juan Vivas, que ofreció un
discurso más extenso que el resto de los ponentes.
El presidente hizo hincapié en el beneficio que la comunidad
hindú ha causado: “Los hindúes de Ceuta han contribuido a
perfeccionar los valores intangibles de nuestra ciudad.
Reitero que han sido cien años fructíferos”. Sin embargo,
Vivas quiso extender sus felicitaciones al resto de los
ciudadanos, “hay que felicitar a todos los ceutíes, este
templo simboliza que cuatro religiones pueden llegar a
comunicarse, entenderse y quererse; son capaces de compartir
sentimientos y afectos”. Todas las confesiones religiosas
cuentan a partir de ahora con una casa para orar. “Quiero
decirles a los hindúes que, sin renunciar a sus orígenes,
pueden sentirse como en su tierra. Una de las motivaciones
que nos llevó a construir este templo fue la de honrar a los
antepasados y servir de enlace para las nuevas
generaciones”, indicó el presidente. Vivas no quiso
marcharse sin pedirle al Dios universal, “fortaleza, luz y
determinación para decidir correctamente”. El presidente
anunció, por último, que en la próxima Asamblea se va a
proponer el nombre de Ghandi para presidir la plaza que
existe en la esquina de Echegaray con Beatriz de Silva.
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