La Fiesta Nacional de España o Día
de la Hispanidad conmemora la efeméride histórica de la
llegada de los españoles a América convirtiéndose en la
fecha de mayor significación simbólica de nuestro país desde
1918 promoviendo la unidad de todos sus ciudadanos en torno
a la bandera de todos los españoles.
Los orígenes del formato actual de nuestra bandera se
remonta al reinado de Carlos III quien decidió a través de
un Real Decreto de 28 de mayo de 1785 su utilización en los
buques de guerra posteriormente, en 1793 ordenó que este
pabellón ondeará también en los puertos y fuertes de la
Marina, y finalmente en 1843, por Real Decreto de 13 de
octubre, sancionado por la Reina Isabel II se ordenó que
todas las unidades militares españolas utilizaran la misma
bandera, a partir de lo cual se la consideró como bandera
nacional. Este diseño se conserva hasta nuestros días,
aunque ha habido constantes variaciones del escudo.
Solamente la proclamación de la Segunda República Española
en 1931, durante la que se utilizó una bandera tricolor de
franjas horizontales de igual tamaño entre ellas,
sustituyéndose en la franja inferior el rojo por el morado,
constituyó un paréntesis en su uso.
El artículo 3 de la Ley 39/1981, de 28 de octubre, dice que
“La bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar
el lugar preferente en el interior de todos los edificios y
establecimientos de la Administración central,
institucional, autonómica, provincial o insular y municipal
del Estado” así mismo, la sentencia del Tribunal Supremo de
24-VII-2007 aclara que “La bandera debe ondear diariamente
con carácter de permanencia, no de coyuntura, no de
excepcionalidad sino de generalidad y en todo momento”.
Por todo ello, me indigna profundamente que un Gobierno de
España critique e incluso prohíba la asistencia de
ciudadanos españoles, el pasado día 12 de octubre, al objeto
de homenajear a nuestra bandera convocados por ayuntamientos
y gobiernos autónomos legítimamente elegidos.
|