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sociedad - DOMINGO, 21 DE OCTUBRE DE 2007


El servicio de Metrología. reduan.

reportaje
 

Ceuta contra sus propios ruidos

El Servicio de Metrología de la Policía Local actúa una media de seis veces mensuales por denuncias de vecinos ceutíes, que viven en la segunda ciudad más ruidosa de España, tan sólo superada por Valencia y su pólvora

CEUTA
Rober Gómez

local
@elpueblodeceuta.com

Se define como ruido todo sonido no deseado. Por ello existe una unidad en todas las policías locales de España, el Servicio de Metrología, encargado de velar por el descanso de los vecinos que manifiesten, las más veces, que no pueden dormir.

Lo cierto es que helicópteros, coches, motos, pubs, botellones, ambulancias, obras... todo ello hace que Ceuta se haya convertido en la segunda ciudad más ruidosa de España, sólo superada por Valencia, una urbe con una larga tradición de admiración por la pólvora.

Nos recibe el agente Carlos Manuel Otero, al que se puede considerar el Elliot Ness de la lucha contra el ruido, por su dedicación y entusiasmo al Servicio de Metrología, compuesto por cinco policías.

El agente nos comenta que la unidad contra el ruido actúa en el caso de denuncias a través de la Consejería de Fomento de Ceuta o debido a las llamadas de los vecinos molestos con los sonidos no deseados que se cuelan en sus casas. No hay controles rutinarios.

“Las mediciones se hacen normalmente en el dormitorio del vecino que requiere el servicio”, explica Otero, “porque normalmente se actúa por la noche por ruidos de pubs u otros vecinos, que no les dejan dormir”.

El instrumento estrella de la patrulla del ruido es el sonómetro, un sofisticado aparato que mide cualquier decibelio de cualquier fuente sonora. El modelo que poseen las distintas policías municipales es el SC-20, “seguramente el mejor que hay ahora en el mercado”, explica.

“En un dormitorio están permitido shasta 30 decibelios por la noche y 35 por el día, mientras que en otras estancias de la casa se permite más ruido”, señala el agente, “como en el salón, que puede llegar a los 35 por la noche y a los 40 por el día”.

El Servicio de Metrología –que también lleva los controles de velocidad y los de alcoholemia– realiza siempre dos mediciones, como mandan las ordenanzas, una con ruido durante diez minutos y otra sin ruido durante otro periodo igual de tiempo, por lo que tienen que acudir al pub o a la casa del vecino para pedir que guarde silencio durante 600 segundos para que el sonómetro capte el nivel de ruido situado en el centro de la habitación, a una altura de entre 1,20 y 1,30 metros y orientado hacia la fuente de sonido. Luego, la habitación se vacía de gente y un policía se queda, silencioso, siempre por detrás del sonómetro.

El medidor de ruidos, pues, va colocado sobre un trípode y conectado a un ordenador portatil que registrará todas las evoluciones del sonido: decibelios que decidirán si se tramita la sanción o no.

El policía local evoca una noche que el sonómetro llegó a los 75 decibelios en un piso contiguo a una fiesta casera, al que acudió tras una lluvia de llamadas de vecinos indignados.

Otero recuerda que “el otro día actuamos por la demanda de una señora que decía que el aire acondicionado de un pub estaba muy fuerte y tuve que ir a pedir que lo pararan para hacer la segunda medición”.

Aparecer uniformado a las tantas de la mañana por un pub a cortar la fiesta no parece que vaya a ser una tarea demasiado agradable. “Hay veces que son amables y otras no”, nos indica el agente, que comprende que “al que está tomando una copa no le gusta que le tenga que levantar; y cuando tienes un par de copitas ya no comprendes igual”.

A este respecto, Otero señala que “te lo tienes que tomar con calma”, pero afirma que muchas veces ha ido de paisano a tomar una copa en un pub que ha tenido que denunciar y “no pasa nada, porque el dueño sabe que es mi trabajo y lo comprende”.

De todas formas, el agente opina que esta unidad policial debería realizar su trabajo de paisano, “porque muchas veces tienes que hacer la medición del ruido de un pub y el portal de la vivienda está al lado o es el mismo, por lo que cuando nos ven bajan el volumen de la música o paran su actividad”.

Así, Otero señala que en otras ciudades, como Sevilla, los agentes de esta unidad ya van de paisano.

Después de hacer las mediciones, los cinco miembros del Servicio de Metrología realizan un completo informe con todos las registros hechos por el sonómetro.

Respecto al ruido que desprenden los vehículos, Otero reconoce que apenas se actúa, a no ser que “se observe una moto o un coche con escape libre, en cuyo caso se le da el alto y se procede a medir los niveles de ruido”. Lo que es una operación más complicada, ya que hay que llevar el vehículo a una explanada sin ruido para poder hacer correctamente la medición.

El sonómetro no puede fallar, motivo por el cual anualmente se lleva a calibrar a Madrid, al Centro Español de Sonometría.

No obstante, antes de empezar la medición “se hace siempre un calibrado con el correspondiente calibrador, que emite un par de frecuencias, una más alta que otra y que tiene que dar unos niveles determinados, porque sino sabemos que no va bien”.

De todas formas, el Servicio de Metrología de la Policía Local lo tiene todo previsto para no quedarse sin perseguir ningún ruido. Así, en el caso de que uno de los sonómetros falle, algo que no suele ser habitual, tienen otro aparato de reserva, por lo que vuelven al cuartel de la gendarmería municipal y continúan su lucha contra el ruido en una de las ciudades más acústicamente saturadas de España.
 


“Algo falla cuando un local sigue molestando pese a ser denunciado”

El agente Carlos Manuel Otero, del Servicio de Metrología, tiene claro que “algo falla, o nosotros o la Administración, cuando un establecimiento sigue molestando pese a las reiteradas denuncias”.

No es la única queja que tiene el policía, que espera que Ceuta se ponga algún día a la altura de la Ley del Ruido española y de la directiva europea, ya que las ordenanzas municipales datan de 1993.

“Habría que hacer una ordenanza nueva en base a las nuevas leyes que se aprobaron”, explica Otero, quien señala, por ejemplo, que en la ciudad autónoma no hay mapas de ruido.

“Si los hubiese sabríamos seguramente que el Poblado Marinero debería ser ZAS –zona acústicamente saturada”, explicó el dedicado policía municial.
 

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