Me ha asombrado la carta que Vd. a cursado a la dirección
del periódico en réplica a unas supuestas injurias y
calumnias referidas en mi artículo de opinión
“Desvergonzados los hay”, publicado el 14 de octubre.
En primer lugar… ¿Cómo sabe que me dirijo expresamente
contra Vd.?, sabe que no he mencionado nombres ni apellidos
en ese artículo y si se da Vd. como aludido es que algo
tiene que ver con ello ¿no?, es de su entera responsabilidad
darse por aludido, no mía.
Me pide que haga una rectificación sobre lo que escribí en
ese artículo, le diré que no hago ninguna rectificación, es
más me ratifico por cuanto lo escrito se ajusta enteramente
a la verdad y si la persona a la que me refiero tiene
conciencia de bien, cosa que no creo, sabrá que ni miento ni
hago injuria alguna.
Primero: todo lo que he escrito es de una realidad imposible
de rebatir, por cuanto los hechos que describo tienen
testigos, a montones, que lo corroboran aparte de que yo
mismo lo constaté con mis propios ojos.
Segundo: la propia persona, sobre lo que narro esos hechos,
declaró públicamente en un pub, creo que en el “París”, que
se consideraba un sinvergüenza y que seguiría siéndolo
porque era su estilo de vida. Lo declaró ante numerosos
testigos. Por ello sólo asumo lo que el propio interesado
declaró y por ello afirmo que desvergonzados los hay. Si
hizo esas declaraciones por efectos de las bebidas que
estaba tomando, ya no es mi responsabilidad rectificar
opiniones o declaraciones ajenas.
Dado que no menciono nombres ni apellidos, el que quiera
darse por aludido sabe a qué juega y es el propio interesado
el que se da a conocer a la opinión pública con explosiones
parecidas a la de Vd., así que no me arrogue injurias ni
calumnias inexistentes, por cuanto yo se perfectamente lo
que me juego al escribir en un medio de comunicación
público… y lo escrito en “Desvergonzados los hay” sólo es
una décima parte de la historia.
Nadie, en Ceuta, aparte de un reducido número de personas,
sabe quién es esa persona desvergonzada y si Vd. se da por
aludido, Vd. mismo se responsabiliza de haberse dado a
conocer, si suponemos que sea esa persona, así que no me
puede pedir que rectifique por cuanto no me dirijo
públicamente con nombre y apellidos expresamente contra
nadie, ni suelto calumnias, injurias ni mentiras. Sólo lo
hago para que la conciencia de esa persona, y de quienes lo
conocen, tenga constancia de actitudes y hechos
perjudiciales para el conjunto de la sociedad.
Para terminar, con la advertencia que no daré continuidad a
este asunto por mucho que vuelvan a contrarreplicar, indico
que no es de recibo que quienes se den por aludidos envíen
escritos, fuera del medio de comunicación estricto,
conteniendo insultos y amenazas porque quedan como pruebas
tangibles… ni es de recibo, ni mucho menos, que amenacen a
los familiares porque eso demuestra una cobardía sin límites
y una declaración firme de sentirse culpable. Allá con su
conciencia.
Quedo a su entera disposición.
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