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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

Caridad con el bolsillo ajeno
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Una muestra de hasta donde este Tripartit que padecemos en Catalunya está supeditado al chantaje de sus socios la tenemos en los recientes fracasos cosechados por la Generalitat en materia de transportes de cercanías y de suministro eléctrico. El tirar cada uno por su lado, les ha colocado en una delicada situación; pese a que hayan procurado disimular. Más del cincuenta por ciento de los catalanes, según las encuestas, culpan al Ejecutivo de negligencia y falta de reacción ante situaciones como las vividas en los últimos meses. Es evidente que ni Montilla es la persona más adecuada para ocupar el cargo de President ni los que le asesoran son los más idóneos para sacar al país de esta deriva comunistoide a la que se ve abocado.

El novedoso Pacte per l’Habitatge, que se firmó estos días, en la Generalitat de Catalunya, (de cuya constitucionalidad tenemos serias dudas), parte de principio de una discriminación por razón de edad por cuanto se tiende a favorecer a la población joven. Si, es cierto que a los mayores se les dan algunas migajas, pero el fuerte de la propuesta está encaminada a lograr el voto joven. Se trata de una ley incautatoria, oportunista (estamos en periodo preelectoral) y dudosamente financiable (se habla de 8.221 millones de euros). Una cosa queda clara: se ha beneficiado a los promotores de la construcción y, además, esta ayuda de la Generalitat, les llega en un momento muy oportuno cuando se empiezan a sentir síntomas de desaceleración en la construcción, se ha producido un parón en la venta de viviendas y las hipotecas se están encareciendo. No es raro pues, el entusiasmo con el que se han adherido al proyecto del señor Saura y la señora Mayol los más genuinos representantes del capitalismo puro y duro; los que más se han beneficiado de la especulación urbanística y que se han enriquecido a costa de los bolsillos de la sufrida clase media: el Gremio de Constructores. Vean el suculento bombón que han conseguido: suelo proporcionado por los ayuntamientos de más de 5000 habitantes; y poder construir un porcentaje elevado de vivienda de precio libre a un coste del suelo más barato. Un negocio redondo y, además, con financiación privilegiada.

Cuando se convierta en Ley, los propietarios deberán alquilar sus pisos, bajo la amenaza de que se los incaute la Administración. Para su puesta en práctica se necesitarán varios años y comportará un verdadero alud de recursos y reclamaciones. Para poder expropiar será preciso que, antes, sea declarado el incumplimiento de la función social de la vivienda. Recursos, apelaciones y demoras por saturación de los juzgados, pueden convertir la aplicación de la ley en algo parecido a una casa de “tócame Roque”. Por otra parte, limitará la posibilidad del propietario de vender el inmueble, de precisar hacerlo porque, un piso alquilado, pierde valor en venta. Otra incógnita, ¿a qué precio se deberá alquilar?, ¿compensará al propietario la inversión que hizo al comprar la vivienda?, ¿se podrán añadir lo gastos de Comunidad al alquiler?; en fin, un verdadero galimatías jurídico. El oportunismo sobre lo racional.

Todo muy vendible para los electores, pero, ¿qué hay de estimular a la juventud al estudio?, ¿qué de erradicar el vicio, fomentar el trabajo, apoyar la excelencia y enseñarles a ganarse la vida con su propio esfuerzo? ¿No sería preferible imbuirles que, para tener algo, se lo deben ganar por si mismos? Porque estos “regalos” no los pagan los “consellers” de la Generalitat ni tampoco los promotores de obras; todo saldrá de nuestros bolsillos, de los ahorros y del trabajo de los ciudadanos que ven como se le aumentan los precios del pan, la leche, la carne, el pescado, las verduras y las hipotecas en tanto los salarios se quedan “ en la nevera” como se comenta en un anuncio. Así da gusto, señor Saura y señora Mayol ponen las ideas y se cuelgan las medallas, mientras los demás tenemos que preocuparnos de hacer ricos a unos cuantos a expensas de nuestros escuálidos bolsillos. Así se hace nación, ¡si señor!
 

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