Soy un enamorado, no lo puedo
remediar, de los programas de humor y aunque, en ocasiones,
no comparta algunas de las frases o parodias de los que
hacen esta clase de programas, en cuanto se dejan llevar al
realizarlas por ciertas influencias políticas, cuando el
humor debe ser solamente humor sin distinción política
alguna, admiro a Andrés Buenafuente y Wyoming entre otros.
Los programas de humor además de divertir, son dados a
sacarle punta a todo cuanto nos rodea cada día siendo por
ello, sin duda alguna, de un gran nivel cultural. Los
presentadores de esta clase de programa y todo su equipo,
que encierra más dificultad de las que se pueden pensar, son
personas muy preparadas y con un gran sentido del humor que
vierten sobre los programas tratando de sacarle una sonrisa
al telespectador, en ese juego increíble de palabras.
Por supuesto, a igual que siento una gran admiración por los
programas de humor, siento todo lo contrario por esos
programas de telemierda que tan flaco favor hacen al
personal contando las aventuras y desventuras de ciertos
personajes y de algunos personajillos que se asoman a la
pequeña pantalla, a los que llaman famosillos y que son
habituales en esta clase de programa ya que forman parte de
ese circo.
Todos estos programas de telemierda, están a la espera de
que finalice “Gran Hermano”, para aumentar el número de
“famosos” que incorporar al circo porque a los que,
actualmente, tienen se les va acabando sus historietas de
tanto contar, siempre, lo mismo.
Lo que no me gusta, en cuanto a humor se refiere, es cuando
algunos de los políticos intervienen en algún programa y nos
quieren hacer creer que sólo ellos están en posesión de la
verdad y que lo que cuentan otras personas, no se parece ni
desde lejos a la realidad. Eso no es humor eso es, sencilla
y llanamente, querer tomarnos el pelo o tener el
convencimiento de que, todos los españoles, somos tontos de
remate.
No me gusta ver el programa 59” porque todos los
participantes en la tertulia, en la mayoría de las ocasiones
arriman el ascua a su sardina según sus ideas políticas y
sólo hablan de lo mal que hacen todo los contrarios. Para
saber eso, nos basta con ver el Debate de la Nación o
algunos de los debates en los que intervienen los cabezas de
serie de cada partido.
Me pasa igual con el programa “Tengo una pregunta para
usted”. Para cada preguntado su partido es el que mejor y
más ha hecho sobre esa pregunta. Se trate de lo que se
trate.
Lo del martes pasado, tuvo tintes humorísticos con la
intervención del señor Llamazares, que se empeñó el hombre
en querer demostrarnos a todos los españolitos de a pie,
ante la pregunta realizada por un joven, que Fidel Castro no
es un dictador y que Cuba, poco meno, es una auténtica
democracia y toda la culpa de lo que sucede la tienen los
malos, malísimos de los americanos de América.
Tengo que reconocerlo, cuando los políticos se meten a
humoristas, los programas son un fracaso total. Y desde
luego, querer hacer creer que Fidel no es un dictador, es el
mejor chiste del año.
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