Renovarse o morir. La
globalización, la masiva implantación de las Nuevas
Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) en la
sociedad actual o el desarme arancelario son algunas de las
cuestiones que han hecho recapacitar al Gobierno que preside
Juan Vivas y tomar las riendas de un proceso de renovación
económica como principal elemento dinamizador de la ciudad
autónoma.
Sin embargo, los esfuerzos del Ejecutivo local no serán
suficientes para hacer de Ceuta el paraíso fiscal español al
otro lado del Estrecho. Para ello será necesaria la
concienciación y, posterior, implicación del Gobierno de la
nación en la dedicación de un capital que impulse la
prestación de los servicios básicos para todos los ceutíes.
Los avances y perfeccionamientos a los que la ciudad
autónoma puede aspirar, tanto en materia política, como
económica y ecológica, parten de la inexorable
multilateralización de las relaciones de poder. Aunque es
necesario empezar por concienciar a todos y cada uno de los
agentes sociales y políticos, tanto a nivel nacional como
local, de las ventajas geográficas y fiscales con las que
cuenta Ceuta como punto de partida del proceso de reforma.
El mundo actual ha comenzado un agresivo curso modernizador
y no tiene ninguna intención de pisar el pedal del freno. La
zona norte de Marruecos está inmersa en un proceso
dinamizador, en el que ha influido la creación de zonas
francas, el Tanger-Med y el desarme arancelario previsto
para 2010, entre otros factores, que colocarán a la ciudad
autónoma entre la espada y la pared en cuanto a comercio se
refiere.
Esta incapacidad competitiva en la que se asumirá Ceuta, en
relación a su entorno, debe evitarse con medios que sólo el
Ejecutivo nacional tiene a su alcance, con el fin de que la
ciudad pueda contribuir al avance económico del Estrecho,
como parte de un todo, en el ámbito de la Unión Europea.
|