Fito no se considera artista. "No, no me llames así". "No es
falsa modestia", dice. La foto implica fecundar la realidad,
inmovilizar un tema, cualquier elemento apetecible: desde
una nebulosa hasta el asta de un toro desgarrando el muslo
de un torero que coquetea con la madurez, o la de la mujer,
que coquetea con sus hijos y el futuro de una casa que
avista la orfandad en cada corrida.
La brocha de un fotógrafo, la cámara, se encarga de pintar
lo que el autor quiere. Captar esa historia, ese movimiento
de frescura que implica cualquier vida, conlleva una pericia
sólo poseída por aquellos que quieran poseerla y trabajarla.
Una exposición de fotografía, pongamos como ejemplo la que
protagoniza hoy Fito Carreto, merece un minuto de
pensamiento. El blanco y el negro del toreo se unen para
dibujar y colorear un hueco perenne instalado en un marco.
Si sacudes a Fito desde las solapas de su chaqueta consigues
reconstruir sus inquietudes, que las exprese y que abra la
puerta de su memoria, y que corra la persiana de sus
inquietudes, para que el autor cuente qué hay detrás de una
exposición, qué le pica, qué le molesta y seduce en la vida.
Toda su fantasía, su preocupación y su melancolía quedan
atrapadas en el discurso de su fotografía. El público visita
35 instantáneas que han visto la luz tras un proceso de
fecundación arduo, que ha durado cuatro años. En otros casos
este periodo de creación quizá dure meses o tan sólo un día
si quien dispara la cámara es un autor abstracto. A Fito le
ha costado cuatro años descubrir la fisionomía de su obra,
'Mozos y Espadas'. "Gente que no ha llegado a ser famosa,
que no ha cumplido el sueño de convertirse en torero y que
simplemente ha sido banderillero, novillero o un simple mozo
de espada", define Carreto. Esta exposición se ha exhibido
en Sevilla, en diversos municipios de Cádiz, como El Puerto,
de donde es oriundo el poeta fotográfico.
Fito lleva dos décadas creando fotos para el Diario de
Cádiz, de "reportero gráfico" como se definen en la jerga
los de su profesión. Uno de sus cometidos siempre ha
consistido en fotografiar corridas de toro. Entre las horas
de espera en un ruedo, entre los pañuelos, las banderillas,
los olés y la música, hay un gremio, el de los hombres
fracasados, el de los sueños marchitos, aquellos que se ven
hoy en Ceuta revelados en un papel y que se han transformado
en protagonistasgracias a los cristales rotos de esos
sueños. Cualquiera de ustedes puede convertirse hoy en ojo,
en turista y acudir a la cita con ellos, en el Museo de las
Murallas Reales, a partir de las 19:00 horas.
El recorrido es aconsejable para aquel turista que goce con
el mundo clásico, para aquel que quiera respirar un olor a
madera vieja en las fotografías: hombres merodeando tascas
de vida torera, peñas andaluzas; viva la fiesta nacional,
que dirían ellos. "De pequeños, muchos de nosotros queríamos
triunfar como toreros cuando fuéramos mayores", comenta Fito.
Pero no fue así, quizá Fito sea un personaje más de sus
cuadros, otro retrato; sin embargo, Quique Atalaya, director
de la empresa de producción cultural 956 le ha ofrecido un
escaparate de gloria. Fito, de 44 años, permanecerá en Ceuta
dos días y rememorará sus 18 años, cuando acudió a la ciudad
autónoma con motivo del 60 aniversario del Tercio de La
Legión Duque de Alba. Fito es un amante del extinto
protectorado español; ha visitado el norte africano en unas
15 ocasiones y se declara un amante de La Legión.
En la obra que se inaugura esta tarde se va a ver "una foto
clásica, que no se centra exclusivamente en la plaza de
toros, sino que recoge la vida pausada del contexto
taurino", señala Fito. "Las personas que salen en este
reportaje tienen mucha grandeza. Mis fotos no son de premio,
pero la gente que retrato, sí", sentencia el autor. Los
profesionales de la fotografía querrán saber los secretos de
Fito. Para este trabajo ha utilizado una misma cámara,
analógica. En el proceso de elección de fotografías ha sido
asesorado por Alberto García-Alix, premio de fotografía
nacional. "Tuvimos que decidirnos por 35 fotos de entre unas
70 que había revelado yo en la sala oscura que todavía se
conserva en la delegación de El Puerto del Diario de Cádiz".
Las fotografías de Mozo y Espada miden 40 x 50 centímetros.
|
Desde hace dos años prepara una obra basada
en la España de la década de los 50
Fito no descansa y prepara desde
hace un par de años una nueva obra, centrada en la España de
los años 50. El gaditano espera conseguir alguna foto
interesante en Ceuta, y mañana por la mañana investigará qué
lugares de la ciudad autónoma pueden ser de utilidad para
él. Entre otras fotografías de este proyecto, cuenta con dos
legionarios sexagenarios vestidos de servicio. Este trabajo
se hará también en blanco y negro, "tomé la decisión de
emplear estos dos colores para mis obras". Todas estas
decisiones las fue fraguando a final del siglo pasado, "me
propuse trabajar a parte del periodismo, fotografiar a mi
capricho, sin el estrés de la prensa. Aquí encuentro la
tranquilidad que me falta. Empecé aquí por afición", y no
quiere defraudar a sus deseos.
|