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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

El nuevo Gobierno de Su Majestad
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Anteayer a media tarde Mohamed VI presidió en Rabat el nombramiento del nuevo gobierno dirigido por un viejo “aparatchik”, Abbas El Fassi, en el que el soberano alauí ha reforzado su poder de elección superando la tradicional designación de los cinco “ministros de Soberanía” (yo diría que han sido hasta diez, seleccionados por el consejero real Abdelaziz Bellekih), optando por una clara línea “continuista” (Benmussa y Taufik siguen al frente de Interior y Asuntos Islámicos) y ascendiendo al segundo de Exteriores bajo el gobierno Yettú (Taieb Fassi Fihri) a la cabeza del ministerio. De las 34 carteras (incluyendo al Primer Ministro) tan solo 24 son “caras nuevas”, entre las que habría que incluir seis de las siete mujeres presentes (se mantiene la “istiqlalí” Yasmina Badu como ministra de Sanidad) en lo que supone un significativo gesto en lo que atañe a la representación femenina (casi ¼ parte), en la que bien pudiera haber tenido influencia la largo mano de Fuad Alí El Himma pues una de las nominadas para el ministerio de Juventud y Deportes en representación del RNI, la ex atleta Nawal El Mutawakil, ex campeona olímpica, apoyó abiertamente la candidatura de El Himma para el Parlamento. También habría que considerar la presencia, en detrimento de los partidos tradicionales (9 carteras para el Istiqlal, 7 para el RNI, 5 para la USFP y 2 para el PPS), de 10 ministerios (y de los más importantes) sin afiliación político-ideológica clara, lo que por estas tierras llaman SAP (acrónimo de “Sin Pertenencia Política), novedad en las últimas elecciones y que inducen a pensar que, en muchos casos (en algún otro ni por asomo), contarían con una previa simpatía real. A excepción del RNI, las otras tres formaciones presentes en el gobierno pertenecen a la “Kutla” (Bloque Democrático), coalición que formaba parte del gobierno saliente y a la que parecen haberse incorporado los tecnócratas del RNI (cuarta fuerza política), con un diputado en Tetuán y los más votados (extrañamente por cierto, no tiene sentido) en la provincia rifeña de Alhucemas.

Por lo demás, han quedado fuera de juego no ya solo los islamistas moderados del PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo), sino también el MP (Movimiento Popular), formación de impronta beréber, que pasan a encabezar esa “oposición constructiva, positiva y responsable” tal como fue definida el pasado viernes 12 por Mohamed VI al inaugurar el curso político en el Parlamento. No parece probable una “unidad de acción” de la misma (con 46 y 41 escaños respectivamente), a modo de “pinza” y con un potencial y considerable peso político, pues ideológicamente “islamistas” y “bereberes” son más bien polos opuestos; de hecho y basta con echarle una mirada al mapa electoral, sus áreas de influencia son excluyentes y, precisamente, las amplias áreas rurales y berberófonas son la “asignatura pendiente” de los hombres y mujeres del PJD liderados por el sensato Saâd El Othmani.

La estabilidad política del Reino es un valor de suma importancia, sin duda, pero ya he apostado alguna cena (¡y ojala tenga que pagarla!) a que el flamante gobierno de Abbas El Fassi hace aguas a mitad de singladura, abriendo las puertas a nuevas opciones.
 

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