Mientras Abbas El Fassi presenta
en sociedad los nombres de algunos futuros ministros, entre
los que repetirían (“En tiempos de crisis no hacer mudanza”,
que diría el famoso obispo de Hipona) los titulares de
Interior, Chakib Benmoussa y de Asuntos Islámicos, Ahmed
Taoufiq (decidido partidario del Islam “a la magrebí”, con
sus morabos y sus “mussem” que tan poca gracia les hacen a
los intolerantes wahabíes), el flamante diputado Fouad Alí
El Himma (expoderoso hombre de Interior e íntimo amigo del
monarca) parece haber acordado recientemente unir sus magras
fuerzas de tres escaños al PND (‘Partido Nacional
Democrático’, fundado en Casablanca en 1982, de talante
liberal y de centro derecha con una fuerte referencia
religiosa) de Abdallah Qaâdiri, a fin de unificar su acción
política en la presente legislatura.
Por su parte, la secretaría general del PJD (‘Partido de la
Justicia y el Desarrollo’) ha optado por votar en sobre
cerrado como cabeza de su grupo parlamentario a un
histórico, Mustafá Ramid, desbancando las candidaturas
alternativas de Abdellah Baha y Habib Choubani y desechando,
previamente, la opción de caras nuevas y de prestigio como
Boulif, economista de reconocido prestigio y diputado por
Tánger que a mi juicio hubiera hecho un excelente papel. La
decisión tiene al menos una doble lectura: recordemos que
Ramid (quizás la cara más conocida del “ala dura” del
partido) ya había ocupado ese puesto, del que fue
defenestrado por sus propios compañeros a fin de
“dulcificar” las relaciones con El Majzén; en segundo lugar
y por añadidura, con su nombramiento se revela un previsible
endurecimiento del discurso “islamista”. Finalmente, me
permito la siguiente observación: además de parecerme un
error táctico, dudo que la elección de Ramid fuera del
agrado del secretario general del PJD, el doctor Othmani, un
político más sensato, centrado y pragmático que el
“belicoso” Ramid. También intuyo que desde el Majzén el
nuevo ascenso de Ramid haya sido seguido con una mueca,
mientras los opositores al PJD se frotan las manos y
comentan malévolamente la asistencia de dos destacados
miembros de los “Hermanos Musulmanes” (organización
islamista radical), diputados por más señas en el Parlamento
egipcio, a la ruptura del ayuno en el domicilio del doctor
Abdelkrim El Khatib (octogenario padre fundador del PJD),
organizado hace días en honor a los parlamentarios
(salientes y entrantes) del ‘Partido de la Justicia y el
Desarrollo’. Pero la noticia con la que empiezan a cebarse
los medios marroquíes (que incluyen algunas referencias al
frustrado intento de rezo colectivo planteado por la UCIDCE
en Ceuta) son las polémicas declaraciones, muy en su línea,
del Príncipe Moulay Hicham (primo de Mohamed VI) a la cadena
internacional “Al Yazira” primero y al diario español “El
País” después, en las que habría vertido ácidas críticas
sobre las pasadas elecciones del 7 de septiembre y de las
que espigo la siguiente frase: “Las abstenciones y el voto
nulo constituyen un mensaje dirigido a un sistema que pone
por delante sus señales de democratización, aun cuando su
funcionamiento sigue siendo autoritario”.
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