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OPINIÓN - MARTES, 16 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

El Príncipe peregrino
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Mientras Abbas El Fassi presenta en sociedad los nombres de algunos futuros ministros, entre los que repetirían (“En tiempos de crisis no hacer mudanza”, que diría el famoso obispo de Hipona) los titulares de Interior, Chakib Benmoussa y de Asuntos Islámicos, Ahmed Taoufiq (decidido partidario del Islam “a la magrebí”, con sus morabos y sus “mussem” que tan poca gracia les hacen a los intolerantes wahabíes), el flamante diputado Fouad Alí El Himma (expoderoso hombre de Interior e íntimo amigo del monarca) parece haber acordado recientemente unir sus magras fuerzas de tres escaños al PND (‘Partido Nacional Democrático’, fundado en Casablanca en 1982, de talante liberal y de centro derecha con una fuerte referencia religiosa) de Abdallah Qaâdiri, a fin de unificar su acción política en la presente legislatura.

Por su parte, la secretaría general del PJD (‘Partido de la Justicia y el Desarrollo’) ha optado por votar en sobre cerrado como cabeza de su grupo parlamentario a un histórico, Mustafá Ramid, desbancando las candidaturas alternativas de Abdellah Baha y Habib Choubani y desechando, previamente, la opción de caras nuevas y de prestigio como Boulif, economista de reconocido prestigio y diputado por Tánger que a mi juicio hubiera hecho un excelente papel. La decisión tiene al menos una doble lectura: recordemos que Ramid (quizás la cara más conocida del “ala dura” del partido) ya había ocupado ese puesto, del que fue defenestrado por sus propios compañeros a fin de “dulcificar” las relaciones con El Majzén; en segundo lugar y por añadidura, con su nombramiento se revela un previsible endurecimiento del discurso “islamista”. Finalmente, me permito la siguiente observación: además de parecerme un error táctico, dudo que la elección de Ramid fuera del agrado del secretario general del PJD, el doctor Othmani, un político más sensato, centrado y pragmático que el “belicoso” Ramid. También intuyo que desde el Majzén el nuevo ascenso de Ramid haya sido seguido con una mueca, mientras los opositores al PJD se frotan las manos y comentan malévolamente la asistencia de dos destacados miembros de los “Hermanos Musulmanes” (organización islamista radical), diputados por más señas en el Parlamento egipcio, a la ruptura del ayuno en el domicilio del doctor Abdelkrim El Khatib (octogenario padre fundador del PJD), organizado hace días en honor a los parlamentarios (salientes y entrantes) del ‘Partido de la Justicia y el Desarrollo’. Pero la noticia con la que empiezan a cebarse los medios marroquíes (que incluyen algunas referencias al frustrado intento de rezo colectivo planteado por la UCIDCE en Ceuta) son las polémicas declaraciones, muy en su línea, del Príncipe Moulay Hicham (primo de Mohamed VI) a la cadena internacional “Al Yazira” primero y al diario español “El País” después, en las que habría vertido ácidas críticas sobre las pasadas elecciones del 7 de septiembre y de las que espigo la siguiente frase: “Las abstenciones y el voto nulo constituyen un mensaje dirigido a un sistema que pone por delante sus señales de democratización, aun cuando su funcionamiento sigue siendo autoritario”.
 

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