Otra vez me ausento de mi ciudad, nuestra ciudad, por
motivos de fuerza mayor. Ello no significa de deje el
contacto con los lectores de El Pueblo de Ceuta, todo lo
contrario, seguiré en contacto hasta donde pueda.
A última hora de ayer, por el viernes, me encontré a una
persona que pudiera considerarla como un amigo pero que en
el fondo es un completo desconocido para mí. Esa persona
llevaba en Ceuta tres años, había asumido la creación de una
asociación ONG para los minusválidos sensoriales ceutíes.
Estuvo tratando de que los minusválidos dispusieran de un
local social donde desarrollar la labor de su competencia,
aparte de hacer las gestiones por mantener viva esa
asociación.
Me pidió, esa persona, personalmente, que intercediera por
él ante el Presidente de la Ciudad autónoma en el sentido de
que pudieran disponer de un local, tras largas insistencias
en esos tres años. Le indiqué que haría lo posible para que
Vivas me atendiera y entonces le plantearía su deseo.
Dicho y hecho, al día siguiente se lo planteé a Juan Vivas y
a la semana siguiente ya tenían las llaves del local social
tan anhelado.
Poco después de haberlo conseguido, esa persona me pidió que
mirara si había alguna posibilidad de que tuviera un trabajo
en la ciudad, ya que debía pensar en su familia, es casado
con dos hijos, y no podía dedicarse en cuerpo y alma a la
asociación sin alimentar a su familia.
Al día siguiente hablé con Francisco Sánchez París, el jefe
del gabinete de Presidencia, y le rogué que mirara si había
alguna posibilidad de colocar a esa persona.
Una semana después, esa persona estaba colocada, con
contrato por tiempo parcial de trabajo, en el Parque
Marítimo del Mediterráneo. O sea que había conseguido las
dos cosas que más anhelaba. Pues bien, en mi opinión
personal, asevero que esa persona es un sinvergüenza de
marca mayor. ¿Por qué?, lo expondré aquí y ahora.
Mientras no tuviera, esa persona, a nadie que lo vigilara,
durante esos tres años pasados en Ceuta hizo y deshizo lo
que quiso, sin dar explicaciones a nadie. Ahora, cuando se
siente controlado ya es cosa de otro cantar. Deja el trabajo
voluntariamente, porque dice que le da vergüenza que sus
conocidos lo vean con el uniforme de empleado de servicios
de limpieza del Parque Marítimo del Mediterráneo; le toma el
pelo a un hombre de bien, dirigente de un organismo sindical
ceutí, y luego lo deja en la estacada, como así ha dejado a
todo el conjunto de minusválidos sensoriales abandonándolos
a su suerte y largándose a una ciudad andaluza, llevándose
la documentación legal de la entidad y las llaves del local
social. Así por las buenas. Un despido a la francesa con un
buen pedo. Aunque ayer, por el viernes, regresara a Ceuta
para hacer entrega de los documentos y de las llaves, previo
requerimiento de mi iniciativa.
Asquerosa actitud, que si no deja en mal lugar a quienes le
han ayudado desinteresadamente, es por la honradez de esas
personas perjudicadas por una persona que no tiene ningún
sentido del deber y si mucha desvergüenza para actuar como
lo hizo. Por ello, por su mezquina actitud, me veo forzado a
exponer estas letras como opinión personal, repito, y por la
rabia ajena que esa actuación me produce.
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