Diez días después de mi gran fiesta, mi pasión y emociones
contenida, con ansias y sufrimiento ya pude pisar mi
Posición A, mi García Aldave aguantando con Ímpetu
Legionario los obstáculos que me “salían al camino hasta
ultima hora de comenzar los actos, Nuestro Fundador Millan
Astray no quería a nadie en los rincones y esquinas del
Patio de Armas y si estuviera que fuese inmóvil vamos que
fuera invisible. A los pocos minutos de los prolegómenos el
frió, la niebla y la lluvia se iban apoderando de la
Cordillera del Pico de los Monos, yo que estaba acotado con
el Imserso temía que me fueran a dar el día, simplemente
digo esto porque yo voy rozando el de ponerme en trance, de
sentir el pellizco y los escalofríos por dentro y como el
ambiente de jolgorio y festivo de los jubilados, como que me
ponía a dialogar con un conocido a mi lado, para tratar de
despejarme del alboroto. Al paso de los Guiones y Banderines
y los aplausos, ya sale un espontáneo con los brincos y
vítores diversos, la mona Lola que va a lomos del Cabo
Francis, hace las delicias de los que me acompañan en mi
acotado, mientras dan las novedades las Banderas con sus
Jefes al Coronel, ante la inclemencia del tiempo sale un
paraguas volando por las piernas de los Jefes, yo iba
sufriendo el desaliento porque estos orden de parada van
sufriendo la falta de tacto de algunos asistentes.
Cuando de repente entre uno de los momentos de la formación
del pasado 20 de Septiembre, 87 Aniversario de Nuestra
Legión, un Legionario con el tambor en la Banda de Guerra se
desploma sufre un desfallecimiento, de tantos que ha habido
y por haber en miles de formaciones, la mona Lola huye del
susto y dos compañeros trasladan a una compañía al
Legionario indispuesto, acuden sanitarios y médicos con el
espíritu de Compañerismo y Socorro.
Mis acompañantes al acto toda la tribuna del imserso que se
estremece al ver al Legionario y como estará la situación de
estable del tambor de la Banda de Guerra cuando ya había
pasado los momentos sublimes para mi y muchos como el Novio
de la Muerte, Oración a los Caídos y la Canción del
Legionario forman las Unidades para el Desfile Final,
mientras se gira en el Patio la Banda de Guerra, sale sano y
victorioso el Legionario tambor de la Banda de Guerra, toda
mi tribuna de mis acompañantes jubilados irrumpen en una
atronadora ovación de aplausos y vítores, era una apoteosis
la Banda de Guerra, recuperaba a uno de los nuestros y con
precisión milimétrica se la volvía a hacer el hueco, los
mandos se contagiaban de la ovación y jaleaban al
Legionario, siempre el Capitán preguntará al Cabo, ¿ese
Legionario puede? el Cabo siempre dirá: Si mi Capitán el
Legionario si puede continuar.
Un año mas guardo en mi corazón como un Relicario este bello
recuerdo de un Legionario, gracias Imserso gracias Jubilados
por tenerle cariño y esa ovación al 22 Tercio que es CUNA DE
LA LEGION.
|