Ala moda, a la moda, a la moda de
París. Esa canción cantaban las chiquillas de mi barrio, y
me imagino que de todos y cada uno de los barrios de los
distintos pueblos de España, en mí época de chaval.
Y es que en este país, aún llamado España, sí algo hemos
tenido bueno es ir a los últimos grito de la moda. Eso,
nadie nos lo puede negar. Además que si aceptamos una moda,
la aceptamos y somos los mejores del mundo mundial.
Pero al aceptarla siempre vamos por detrás de los que las
imponen. O sea que, aunque pueda parecer lo contrario, vamos
en desventaja con aquellos que la crean. Ahora, eso sí,
ponemos tanto afán en imitarla que llegamos a superarlos.
Qué ellos, por un suponer, se ponen un “persing”, nosotros
nos ponemos dos o tres. A ver si es qué esos inventores, de
esta moda, van a ser más qué nosotros.
Algo más tarde es esta moda llegó la de tatuarse. Esta la
parecer supera en mucho a la anterior. Hoy, todo aquel que
no tenga sobre su cuerpo un tatuaje. Es como si fuese
desnudo. Le miran cómo si se tratase de un ser de otro
mundo. Manda…la cosa.
No hace mucho tiempo, la idea que se tenía sobre todas
aquellas personas que tenían algún tatuaje sobre su cuerpo.
Era muy distinta a los tiempos que corren. Tener un tatuaje,
no hace mucho tiempo, era de personas de baja estofa. O seda
que el asunto del tatuaje estaba reservado a personas de
clase inferior, nunca bien mirados por la sociedad, que veía
en ellos a gente de mal vivir.
Hoy, con la llegada de los tiempos modernos, se piensa todo
lo contrario opuesto que llevar un tatuaje dice mucho de la
gran categoría de quienes los llevan. Personajes de alto
estanding, incluso a quien se le ha concedido la alta
distinción de su país de llamarle Sir, llevan tatuajes sobre
varias partes de su cuerpo.
Y como nosotros, los españoles de España, somos así de esa
manera, pues a superar a todos estos personajes y a
tatuarnos hasta en cielo de la boca. Esto es, naturalmente,
el mundo al revés.
Y como es sabido, la moda no incomoda. Pues nada, queridos
míos, a tatuarse y a ponerse cosas de esas en la lengua, en
la nariz o donde mejor lo crean conveniente. A servidor,
todo hay que decirlo, le da lo mismo, cada uno es libre de
ponerse lo que le venga en ganas.
Ahora tal y como está la cosa, me parece, que esas modas se
han quedado obsoletas, ante la aparición de la nueva moda,
la moda “neroniana” o sea la moda la pirómanos. Una moda
puesta en marcha por una pandilla de analfabetos sin oficio
ni beneficio, muñequitos de polichinelas manejados por
hábiles manos en esa moda de quemar todo lo que se les diga
que hay que quemar.
No me negarán que esta moda supera con creces a las
anteriores, en cuanto a personajes dedicados a ella. Pues
esta última moda cuenta, de momento, con el mayor número de
gilipollas conocidos en cuanto a moda se refiere.
Tontos con balcón a la calle, como todos estos gilipollas,
siempre han existido. Incluso, todos ellos, han superado con
creces a aquellos que se dedicaban a chupar candados.
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