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OPINIÓN - VIERNES, 12 DE OCTUBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

El “taconazo” del Rey Juan Carlos
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Precisamente hoy, 12 de octubre, permítanme que este español de Asturias, magrebizado por mor del destino, incida sobre este día señalando, de entrada, la actual percepción que el marroquí medio mantiene sobre nuestro país, “antigua potencia colonizadora”. Mis interlocutores suelen abrir la conversación con la consabida frase referente a la situación en Cataluña y el País Vasco: “Tenéis un gran problema”. Y es verdad, no vamos a engañarnos. Solo quiero constatar la suma atención con la que, desde Rabat, se sigue el devenir de la política española mientras se aprovechan, tácticamente, los resquicios para implementar asuntos bilaterales abiertos por las nuevas legaciones “diplomáticas”, in péctore, de los caóticos Reinos de Taifas incrustados en el tejido administrativo y de ordenación del territorio de la nueva España invertebrada. Si bien desde Ceuta puede resultar más llamativa la ingenua política seguida en tierras marruecas por la Taifa de Sevilla (léase la Junta de Andalucía), estimo más planificada la actuación del Condado de Barcelona (Generalitat de Catalunya) a través de su camuflado departamento de “Asuntos Exteriores”, la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) dirigida por Andreu Felip.

En este ambiente de fronda y “segunda Transición”, sutil, rencorosa e imprudentemente alentada desde la Presidencia del Gobierno de la Nación cobra, a mi juicio, especial significado la reunión de anteayer jueves del nuevo Consejo de Defensa, presidido por el Rey Juan Carlos vestido de Capitán General de las Fuerzas Armadas acompañado, a su derecha y por expreso deseo suyo, por el heredero de la Corona, el Príncipe Felipe, vestido con el uniforme de Comandante del Ejército de Tierra en lo que, obviamente, ha sido un gesto sin precedentes y cargado de simbolismo. Dando al fin un taconazo, Don Juan Carlos ha proyectado la Corona como garante, en último término, del legítimo orden constitucional y la unidad de España, galvanizando a su vez el papel de la institución. No hay la menor duda: bajo la Monarquía de Don Juan Carlos y Doña Sofía nuestro país ha vivido tres décadas de paz, estabilidad y crecimiento económico. Bueno es recordarlo hoy. Y si alguno pretende utilizar la “memoria histórica” para socavar las instituciones que garantizan nuestra convivencia, forzando un “cambio de régimen” no estará de más analizar, comparando, la jaula de grillos en la que se está convirtiendo España desde el advenimiento a La Moncloa de un Presidente “por accidente”.

Luego, el ministro Alonso podrá cantar “La Traviata”, pero un grito colectivo empieza a gestarse a lo largo y ancho de la vieja piel de toro: ¡Basta ya!. Quien siembra vientos recoge tempestades y Zapatero debería saber que está cerca de traspasar el punto de no retorno.

En fin, asumiendo el rojo y gualda de nuestros colores volvamos un rato a la “stoa” recuperando la amplia visión de un cordobés nacido a caballo de la Era Común, Lucio Anneo Séneca: “Este mundo que ves y que encierra las cosas divinas y humanas, es uno. Nosotros somos los miembros de un gran cuerpo. En ninguna parte es extranjero el hombre. Su verdadera patria es el universo”.
 

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