El ministro de Trabajo y Asuntos
Sociales, Jesús Caldera, ha venido ya dos veces a
Ceuta, en visita oficial. También se le esperaba acompañando
al presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero,
cuando éste decidió ser el primer presidente del Gobierno de
España que pusiera los pies en esta ciudad. Pero en aquella
ocasión, el ministro no pudo venir por motivos ajenos a su
voluntad.
Tanto en la ocasión fallida como en la anterior visita, a mí
me dio por dedicarle este espacio. Ahora, sin embargo, me he
conformado con ver el magnífico reportaje gráfico que ha
hecho este periódico del acontecimiento. Y, por tanto, quedo
admirado de lo pronto que ha aprendido Inmaculada Ramírez,
portavoz socialista en la Asamblea de la Ciudad, a posar
para los fotógrafos.
Hay que reconocerle a esta mujer que tiene un arte especial
para tal menester. Para que luego digan que el mejor en ese
aspecto es José Antonio Rodríguez. Ni por asomo. Más
quisiera el actual consejero de Gobernación tener el sentido
de la oportunidad que tiene la señora Ramírez a la hora de
ganarse los favores de los objetivos. Y, además, no cabe que
ella se nos moleste porque lo contemos; ya que aparece
siempre en perfecto estado de revista y causa una
inmejorable impresión.
Tampoco se priva mucho de estar en el sitio justo, y en el
momento oportuno, Carolina Pérez. A quien Juan
Vivas suele, de un tiempo a esta parte, situar a su vera
en todos los actos. Lo cual viene a demostrar que la
consejera de Bienestar Social y Asuntos Sociales, dada su
experiencia como gobernante, goza del reconocimiento del
presidente y, por supuesto, de su confianza.
Lo que no me esperaba es ver al editor de El Faro, en
compañía de su abogado, luciendo palmito en las páginas 10 y
11 de este periódico en el cual se me permite contar cosas.
Y, naturalmente, no comprendo las razones por las que
Rafael Montero, según lo que leo, ha pasado de querer a
Vivas como a un hermano a convertirse en un enemigo acérrimo
de éste. Y todo porque desea que se le adjudique una emisora
de televisión digital.
La verdad es que me he quedado de piedra al comprobar cómo
el periódico decano está dispuesto a echarle un pulso al
presidente de la Ciudad. En principio, indisponiéndole con
los empresarios locales. Inoculándoles a éstos el veneno de
la envidia: El presidente de la Ciudad tiene un “cariño
especial” hacia una determinada empresa que licita en un
concurso de televisión digital terrestre y sus mensajes son
cuentos chinos -dice RM. ¡Madre del Amor Hermoso!... Lo
último que yo podía esperar es ver de qué manera ha perdido
los papeles un empresario que nunca ha dejado de jactarse de
sus muchas amistades políticas de gran fuste.
Hasta el punto de que no pocas veces dejaba caer que
Valcárcel lo distinguía con su amistad y lo valoraba por
encima de otros empresarios murcianos. Las vueltas que da la
vida. Ahora, en cambio, al editor de El Faro parece
molestarle la presencia de empresarios foráneos que tienen
todo el derecho del mundo a establecerse allí donde crean
que exponiendo su capital pueden obtener réditos. A Vivas le
han surgido ya los mismos adversarios que trituraron a
Jesús Fortes. Aunque la extraordinaria posición que
ocupa el presidente de la Ciudad le permite, si se decide,
acabar con la rebelión de los ambiciosos en un santiamén.
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