Nosotros –la Mesa Interreligiosa de Alicante (MIA)– somos la
prueba de que las religiones no son origen de conflicto”,
afirmaba ayer Jaume Benalay en el Salón de Actos del
conjunto monumental de las Murallas Reales, donde se
clausuraron las jornadas Pastoral de las migraciones y
diálogo entre las dos orillas.
Seguro que muy pocos habrán oído hablar de confesiones
religiosas como la Asociación Espiritual Mundial Brahma
Kumaris, la Comunidad Bahá’í o la Tradición Zen. Pues las
tres tienen sitio en una mesa junto a otras tradiciones de
la religión más comunes como la Iglesia Católica, el
Judaísmo, la Iglesia Cristiana Ortodoxa, la Iglesia
Evangélica Española, la Comunidad Islámica y el Hinduismo.
Así pues, la religión no tiene por qué ser sinónimo de
conflicto, es en otras ocasiones, menos publicitadas, lo
contrario al fanatismo.
“Somos una ensalada, no un gazpacho”, sorprendía diciendo
Benalay, en el sentido de que “cada uno mantiene su
identidad, no se disuelve”.
La Mesa Interreligiosa de Alicante surge como una respuesta
espontánea de nada menos que nueve confesiones religiosas de
Alicante que desean promover sentimientos de paz y unidad en
los corazones, en un mundo oscuro y desequilibrado,
fuertemente amenazado por el fanatismo y los prejuicios
religiosos, raciales, de género y políticos.
Así, la MIA ofrece un espacio escepcional por su variedad
para profundizar en la espiritualidad, pero sobre todo para
favorecer la comprensión y el respeto mutuo y aprender a
vivir en armonía en un contexto de diversidad, reconocer la
humanidad de los demás y ampliar el sentido comunitario, así
como buscar la paz, la justicia y la sostenibilidad y
expresar de forma activa la voluntad de trabajar por un
mundo mejor.
La MIA cree con fruición que, desde un espacio de valores
espirituales, humanos y ecológicos compartidos por la
inmensa mayoría de confesiones religiosas, se puede y se
debe profundizar en el conocimiento recíproco y en posibles
proyectos de acción en común. Así, la MIA es consciente de
que se está viviendo algo nuevo en el terreno espiritual,
con importantes implicaciones en el ámbito social, cultural
y religioso, lo cual consideran necesario compartir con el
conjunto de la ciudadanía, con la esperanza de que juntos se
hará una aportación significativa a la paz y a la
sostenibilidad del mundo que compartimos.
Nicandro Pérez, director del Secretariado de Migraciones de
la Diócesis de la localidad alicantina de Orihuela, acompañó
a Jaume Benalay en la ponencia, destacando que, en
principio, la MIA “surgió con el objetivo de aproximarse y
dialogar con el Islám”, a la que luego se unió otra religión
monoteísta como el Judaísmo.
“Tras esta mesa con las tres religiones nos dijimos ‘esto
hay que continuarlo’ y así surgió la Mesa Interreligiosa de
Alicante”, explicó.
Por su parte, el representante de la MIA comenzó su
exposición haciendo hincapié en que la iniciativa “está
dando fruto abundante”.
“La MIA es una mesa de creyentes ante todo, pero ha sido
capaz de incluir a organismos gubernamentales, lo que es un
gran logro”, indicó Benalay, en cuya opinión, “al diálogo se
llega por la fe”.
Desde la Iglesia Católica a la Asociación Espiritual Mundial
Brahma Kumaris pasando por el Judaísmo o el Islám, “tenemos
inquietudes comunes”, aseguró, “somos diferentes y queremos
conocernos”.
El representante de la MIA reconoce ayer en Ceuta que en la
mesa “se producen roces”, pero Benalay hace una analogía con
el “proceso de integración europeo”.
“Actualmente, en la MIA somos nueve confesiones espirituales
diferentes”, lo que llevó a la dificultad de definir lo que
es la religión, ante la petición de diálogo de comunidades
tan poco conocidas como la Bahá’í, por ejemplo.
“La espiritualidad”, según el representante de la MIA, “es
algo del hombre y que ayuda a la sociedad y que no es fuente
de conflicto”.
“Nos vamos conociendo y enriqueciendo”, destacó Benalay, en
un momento histórico “de mucha tensión por los atentados de
los fundamentalistas religiosos”.
“Se estaba criminalizando al Islám, cerrándose fronteras,
habiendo mayores controles”, indicó el miembro de la MIA,
quien, de hecho, resaltó que “en uno de los encuentros
hicimos un manifiesto por la paz”.
Benalay suele decir que “hay más puntos en común con un
musulmán que con un ateo”. Así, explica que “normalmente la
gente se sorprende que nos llevemos bien, de que nos
apreciemos pese a nuestras diferencias y a que la teología
de la religión es un campo de minas”.
A este respecto, el representante de la MIA recordó que
“hemos estado muchos años de conflicto, porque el Concilio
es de tan sólo de hace cuarenta años”.
También es fuerte el compromiso de la Mesa Interreligiosa de
Alicante con el medio ambiente. Así, se organizaron unas
jornadas de reflexión y sobretodo de encuentro alrededor de
un texto, La carta de La Tierra: “Un documento que desgrana
pautas y orientaciones que pueden alumbrar el camino de los
seres humanos para proteger y cuidar el único mundo que
tenemos”.
“La mayor empresa que ha de acometer la comunidad mundial es
la de reunir recursos técnicos, morales y humanos que
posibiliten el desarrollo sostenible pero para conseguirlo
es necesario cultivar un sentido mas profundo de
responsabilidad hacia el planeta y la familia humana”,
apuntaba La carta.
“Los conocimientos científicos no bastan por sí solos, son
los valores éticos y la visión de una humanidad unida en su
diversidad los que sirven de soporte y fundamento para el
desarrollo sostenible”, continuaba.
En un escenario inmejorable como es el Campus de la
Universidad de Alicante se reunieron alrededor de 700
personas para conocer y escuchar las experiencias y tareas
que llevan a cabo otras personas comprometidas en su diaria
labor con el respeto y cuidado de la vida. El objetivo
fundamental fue, una vez más, demostrar que el diálogo entre
personas, a priori de distintas creencias y grupos
religiosos, es posible.
|
Gabriel Delgado: “Ha sido un acierto venir a Ceuta,
una ciudad de culturas que conviven”
El director del Secretariado de
Migraciones y coordinador de estas jornadas, Gabriel
Delgado, destacó “el acierto de venir a Ceuta, una ciudad de
culturas que se encuentran y que conviven”.
“Para nosotros”, explicó, “poder visionar esta realidad de
personas diferentes que mantienen relaciones de concordia y
amistad ha sido muy positivo”.
En lo que respecta a los contenidos de las distintas
ponencias, el director del Secretariado de Migraciones
resaltó “la reflexión que se ha hecho del diálogo entre las
distintas religiones, el dialogo interreligioso, que supone
un desafío en el que hay que avanzar”.
“Estas jornadas son una experiencia que nos alumbra, que nos
dice que se puede caminar”, concluyó Delgado.
|