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sociedad - MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2007


vivas junto a componentes de mia. ep.

Mesa Interreligiosa de Alicante
 

Religión no es igual a conflicto

La Mesa Interreligiosa de Alicante, en la que se
‘sientan’ nada menos que nueve confesiones religiosas, clausuró las jornadas ‘Pastoral de las migraciones y diálogo entre las dos orillas’
 

CEUTA
Rober Gómez

local
@elpueblodeceuta.com

Nosotros –la Mesa Interreligiosa de Alicante (MIA)– somos la prueba de que las religiones no son origen de conflicto”, afirmaba ayer Jaume Benalay en el Salón de Actos del conjunto monumental de las Murallas Reales, donde se clausuraron las jornadas Pastoral de las migraciones y diálogo entre las dos orillas.

Seguro que muy pocos habrán oído hablar de confesiones religiosas como la Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris, la Comunidad Bahá’í o la Tradición Zen. Pues las tres tienen sitio en una mesa junto a otras tradiciones de la religión más comunes como la Iglesia Católica, el Judaísmo, la Iglesia Cristiana Ortodoxa, la Iglesia Evangélica Española, la Comunidad Islámica y el Hinduismo. Así pues, la religión no tiene por qué ser sinónimo de conflicto, es en otras ocasiones, menos publicitadas, lo contrario al fanatismo.

“Somos una ensalada, no un gazpacho”, sorprendía diciendo Benalay, en el sentido de que “cada uno mantiene su identidad, no se disuelve”.

La Mesa Interreligiosa de Alicante surge como una respuesta espontánea de nada menos que nueve confesiones religiosas de Alicante que desean promover sentimientos de paz y unidad en los corazones, en un mundo oscuro y desequilibrado, fuertemente amenazado por el fanatismo y los prejuicios religiosos, raciales, de género y políticos.

Así, la MIA ofrece un espacio escepcional por su variedad para profundizar en la espiritualidad, pero sobre todo para favorecer la comprensión y el respeto mutuo y aprender a vivir en armonía en un contexto de diversidad, reconocer la humanidad de los demás y ampliar el sentido comunitario, así como buscar la paz, la justicia y la sostenibilidad y expresar de forma activa la voluntad de trabajar por un mundo mejor.

La MIA cree con fruición que, desde un espacio de valores espirituales, humanos y ecológicos compartidos por la inmensa mayoría de confesiones religiosas, se puede y se debe profundizar en el conocimiento recíproco y en posibles proyectos de acción en común. Así, la MIA es consciente de que se está viviendo algo nuevo en el terreno espiritual, con importantes implicaciones en el ámbito social, cultural y religioso, lo cual consideran necesario compartir con el conjunto de la ciudadanía, con la esperanza de que juntos se hará una aportación significativa a la paz y a la sostenibilidad del mundo que compartimos.

Nicandro Pérez, director del Secretariado de Migraciones de la Diócesis de la localidad alicantina de Orihuela, acompañó a Jaume Benalay en la ponencia, destacando que, en principio, la MIA “surgió con el objetivo de aproximarse y dialogar con el Islám”, a la que luego se unió otra religión monoteísta como el Judaísmo.

“Tras esta mesa con las tres religiones nos dijimos ‘esto hay que continuarlo’ y así surgió la Mesa Interreligiosa de Alicante”, explicó.

Por su parte, el representante de la MIA comenzó su exposición haciendo hincapié en que la iniciativa “está dando fruto abundante”.

“La MIA es una mesa de creyentes ante todo, pero ha sido capaz de incluir a organismos gubernamentales, lo que es un gran logro”, indicó Benalay, en cuya opinión, “al diálogo se llega por la fe”.

Desde la Iglesia Católica a la Asociación Espiritual Mundial Brahma Kumaris pasando por el Judaísmo o el Islám, “tenemos inquietudes comunes”, aseguró, “somos diferentes y queremos conocernos”.

El representante de la MIA reconoce ayer en Ceuta que en la mesa “se producen roces”, pero Benalay hace una analogía con el “proceso de integración europeo”.

“Actualmente, en la MIA somos nueve confesiones espirituales diferentes”, lo que llevó a la dificultad de definir lo que es la religión, ante la petición de diálogo de comunidades tan poco conocidas como la Bahá’í, por ejemplo.

“La espiritualidad”, según el representante de la MIA, “es algo del hombre y que ayuda a la sociedad y que no es fuente de conflicto”.

“Nos vamos conociendo y enriqueciendo”, destacó Benalay, en un momento histórico “de mucha tensión por los atentados de los fundamentalistas religiosos”.

“Se estaba criminalizando al Islám, cerrándose fronteras, habiendo mayores controles”, indicó el miembro de la MIA, quien, de hecho, resaltó que “en uno de los encuentros hicimos un manifiesto por la paz”.

Benalay suele decir que “hay más puntos en común con un musulmán que con un ateo”. Así, explica que “normalmente la gente se sorprende que nos llevemos bien, de que nos apreciemos pese a nuestras diferencias y a que la teología de la religión es un campo de minas”.

A este respecto, el representante de la MIA recordó que “hemos estado muchos años de conflicto, porque el Concilio es de tan sólo de hace cuarenta años”.

También es fuerte el compromiso de la Mesa Interreligiosa de Alicante con el medio ambiente. Así, se organizaron unas jornadas de reflexión y sobretodo de encuentro alrededor de un texto, La carta de La Tierra: “Un documento que desgrana pautas y orientaciones que pueden alumbrar el camino de los seres humanos para proteger y cuidar el único mundo que tenemos”.

“La mayor empresa que ha de acometer la comunidad mundial es la de reunir recursos técnicos, morales y humanos que posibiliten el desarrollo sostenible pero para conseguirlo es necesario cultivar un sentido mas profundo de responsabilidad hacia el planeta y la familia humana”, apuntaba La carta.

“Los conocimientos científicos no bastan por sí solos, son los valores éticos y la visión de una humanidad unida en su diversidad los que sirven de soporte y fundamento para el desarrollo sostenible”, continuaba.

En un escenario inmejorable como es el Campus de la Universidad de Alicante se reunieron alrededor de 700 personas para conocer y escuchar las experiencias y tareas que llevan a cabo otras personas comprometidas en su diaria labor con el respeto y cuidado de la vida. El objetivo fundamental fue, una vez más, demostrar que el diálogo entre personas, a priori de distintas creencias y grupos religiosos, es posible.
 


Gabriel Delgado: “Ha sido un acierto venir a Ceuta,
una ciudad de culturas que conviven”

El director del Secretariado de Migraciones y coordinador de estas jornadas, Gabriel Delgado, destacó “el acierto de venir a Ceuta, una ciudad de culturas que se encuentran y que conviven”.

“Para nosotros”, explicó, “poder visionar esta realidad de personas diferentes que mantienen relaciones de concordia y amistad ha sido muy positivo”.

En lo que respecta a los contenidos de las distintas ponencias, el director del Secretariado de Migraciones resaltó “la reflexión que se ha hecho del diálogo entre las distintas religiones, el dialogo interreligioso, que supone un desafío en el que hay que avanzar”.

“Estas jornadas son una experiencia que nos alumbra, que nos dice que se puede caminar”, concluyó Delgado.
 

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