Aún existen muchas cosas en la ciudad de no deja de
asombrarme y que me dan la tiritilera por creerme inmerso en
aquellos tiempos de hace cuarenta años.
A la total falta de precisión en las funciones de las
personas que ocupan puestos de atención al público se le une
el enorme desprecio hacia el ciudadano que demuestran con
sus actos.
Aquellos tiempos, ciertamente, en que los ciudadanos estaban
al servicio del Estado siguen vigentes hoy en día en nuestro
ciudad, último bastión de esa forma de llevar las
responsabilidades cotidianas entre las instituciones y el
gran público.
¿Cómo es posible que ocurran aún esas cosas?... y de verdad
que sólo existe en Ceuta. Me refiero al total desprecio que
hacen los trabajadores de entidades institucionales y
oficiales, de servicios dependientes de esas instituciones
-como el abastecimiento de aguas- hacia el resto de los
ciudadanos.
No basta con que comiencen a recibir a los ciudadanos a
partir de las 10:00 horas (en otras a las 9:30 horas) y
encima tienen que desayunar ausentándose del puesto de
trabajo... precisamente cuando hay una larga cola de
ciudadanos esperando ser atendidos. ¿Por qué no pueden
desayunar antes? ¿Por qué desprecian a los ciudadanos tan
manifiestamente? ¿Ignoran que esos ciudadanos tienen deberes
que cumplir?
El pisoteo de derechos de los ciudadanos es una constante en
nuestra ciudad y no me deja de producir asombro esa
práctica. Tanto asombro me produce también que cobren tasas
por servicio (en las dependencias municipales) sin extender
el correspondiente justificante ni siquiera anotando la
cantidad ingresada... ¿acaso es una especie de “mordida”
para aumentar los estipendios de los funcionarios? Esas
“propinas” no existen en ningún municipio importante de
España... pero como Ceuta parece no pertenecer al país,
pueden hacer libremente lo que les vengan en gana ¿No? o
bien no es tan importante municipio y se puede comparar
libremente con el de un pueblo de caciqueños.
Cambiando de tercio, ya no me asombra las quejas que se van
levantando en la ciudad referentes a la limpieza. Limpieza
de barrios y barriadas que no llevan la palabra CENTRO y por
los que muy raras veces pasean nuestras autoridades en sus
ratos libres.
Me alegro que mis opiniones no caigan en saco roto y sirvan
como espoleta a muchas otras reivindicaciones, tan
necesarias como obligatorias por derecho, que conlleven las
mejoras de las condiciones generales de la vida de los
ceutíes, sin importar la distinción de clases ni la
condición de vida social.
Bravo por los vecinos de Benítez al elevar su queja conjunta
sobre la falta de limpieza, pero (siempre hay un pero)
también deben meditar que para ello es necesario que los
propios vecinos demuestren que velan por la salubridad de su
barriada también. Ciertamente pierde valor el conjunto de
las quejas si los propios vecinos incumplen las normas más
básicas sobre la colocación de los residuos y basuras que
generan diariamente. Desgraciadamente existen comunidades en
las que unos vecinos resultan ser anarquistas en cuanto al
conjunto total sobre el bienestar social de la comunidad y
se pasan por los huevos depositar sus basuras donde les
plazcan. Contra esos sí hay que quejarse.
Aunque tienen un alto grado de razón, en sus quejas, por
cuanto los operarios de esa empresa contratada por la Ciudad
carecen de un auténtico plan de trabajo y veo, con mis
propios ojos, a trabajadores que están limpiando
fantasmas... porque basura no la hay.
No es que culpe a estos trabajadores, culpo a quién se
responsabiliza de planificar las zonas de limpieza que
corresponden a cada uno de los trabajadores y las
condiciones siguientes para continuar con su labor. Por lo
que veo el honrado trabajador recibe, como hoja de trabajo,
la orden de limpiar determinado trecho de cierta calle o
determinado número de calles y nada más. Como el trabajador
de la limpieza callejera (en otros tiempos barrendero) no
hace más que cumplir las órdenes... barre que te barre el
mismo adoquín cuatropecientas veces. ¿Es lógico? ¿por qué no
se distribuye el trabajo en los 19 km2 reales de la ciudad
entera? Con tanto dinero con el que se embolsa la empresa
adjudicataria del servicio no creo que vaya con el agua al
cuello... cuando menos somos los propios ciudadanos los que
la tenemos hasta los cojones.
La playa Benítez tiene unos recuerdos muy gratos para mí, a
pesar de haber comprendido más tarde que aquello era un
claro abuso de poder, por cuanto he pasado muchos días en la
mencionada playa, disfrutando del agua y de unos servicios
que hoy en día me daría vergüenza usar. Aquellas extensas
áreas de la playa reservadas a los militares... ¿No te jodía
el baño?
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