No suelo distinguir entre las creencias de cada cual, pero a
la vista de las tristes polémicas que pululan últimamente
entre nuestra sociedad me veo “obligada” a señalar algunas
cosas que para mi, y creo que para muchos, son obvias.
Pues sí, aunque a muchos les cueste creerlo, las musulmanas
(las españolas, que son las que mejor conozco) de hoy en día
no somos ni sumisas ni manipulables, es más, me ofenden y me
hieren esos adjetivos. Luchadoras, trabajadoras, activas y
un larguísimo etcétera de adjetivos que no hacen más que
significar lo importante que es para nosotras participar en
todos los ámbitos de la vida diaria que nos afectan, como a
la mayoría de las féminas de hoy en día. Y por supuesto, sin
descuidar otras parcelas tales como familia, amigos o
compromisos sociales.
No entiendo cómo es posible que se den polémicas acerca del
uso del tan mencionado pañuelo. No voy a dar ninguna
explicación de los motivos de su uso para algunas mujeres
porque no tengo por qué hacerlo. Lo que diré hasta la
saciedad, aunque empiezo a cansarme de hacerlo, es que, cada
cual puede creer en lo que quiera, o en nada, y hacer lo que
le plazca, respetando siempre a los demás, por supuesto,
para eso vivimos en un estado democrático y aconfesional.
El hecho de que una mujer lleve un pañuelo en la cabeza no
es sinónimo de ser analfabeta, inculta o sumisa. Vivimos en
la sociedad de la información, ¿ alguien cree que hoy en día
nos pueden obligar a hacer algo contrario a nuestra voluntad
?, ilusos.
Con todos los problemas que nos afectan en general como el
problema de la vivienda, las elevadas tasas de desempleo,
fundamentalmente femenino y juvenil, el fracaso escolar, las
dificultades de nuestra ciudad por superar la “crisis”
económica que atravesamos, etc, etc, etc, sólo nos quedaba
segregar más a esta nuestra sociedad.
A las mujeres, a todas, nos ha costado mucho sacrificio y
trabajo alcanzar nuestra situación actual, es decir, obtener
una formación o incorporarnos al mercado laboral, aunque aún
nos quedan muchos frentes abiertos, como por ejemplo, las
importantes diferencias salariales entre hombres y mujeres
dentro de la empresa privada o poder alcanzar esa ansiada
conciliación entre la vida familiar y la profesional.
Finalmente, diré, que como también es obvio, no vamos a
decaer en el intento, continuaremos trabajando duro para
alcanzar lo que para algunos está más que logrado desde hace
años.
* Diputada de la Asamblea de Ceuta por el grupo UDCE-IU
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