Protagonista.- Isabel Romero es la directora del Instituto
Halal, creado en 1998 por la asociación Junta Islámica
(entidad impulsora del Acuerdo de Cooperación entre el
Estado y la Comisión Islámica de España y miembro fundador
de esta última) con el objetivo de desarrollar el Artículo
14 de dichos acuerdos, referido a la alimentación de los
musulmanes españoles El sello que concede certifica que el
producto que lo lleva tiene la Garantía Halal, esto es, que
cumple de los requisitos que señala la Ley Islámica, tanto a
través del control total del proceso de sacrificio, como en
la aplicación de los procedimientos de fabricación de los
productos elaborados, que podrían contener en su composición
carne de cerdo...
Nacida en Madrid, a sus 49 años Romero cree que, después de
25, se ha ganado a pulso el considerarse cordobesa de plena
derecho. En la ciudad andaluza y con el apoyo de su
Diputación y la Junta de Andalucía “detectó” hace nueve años
“un hueco” en el mercado alimenticio sin cubrir. Durante 4
años y con un equipo de 3 personas que hoy se ha
multiplicado por tres se dedicó a la elaboración de manuales
y procedimientos y al cumplimiento de los trámites
administrativos para el registro de la ‘Garantía Halal’, que
costó 3 años inscribir. En agosto de 2003, ya con la
certificación correspondiente, el Instituto comenzó a
certificar empresas visitando las ferias alimentarias para
explicar en qué consistía.
Actualmente certifica que los productos de 80 empresas
(otras 15 están en el proceso previo para tener su sello,
que dura dos meses) cumplen con la legislación española y
las prescripciones islámicas. En breve pondrá en el mercado
el primer producto halal bancario español a través de
BanCorreos.
Pregunta.- Pregunta: ¿Cuándo y por qué comienza a
trabajar el Instituto Halal?
Respuesta.- Registramos nuestra marca y empezamos a elaborar
manuales en 1998, cuando detectamos un hueco en el mercado
no cubierto, pero la actividad en sí arrancó en 2002.
Durante estos cinco años hemos hecho un proceso de
homologación con las grandes certificadoras halal mundiales
lideradas por Malasia, Indonesia, Emiratos Árabes, Europa,
Norte de África o Estados Unidos. Cualquier empresa con
nuestro certificado puede exportar a casi cualquier lugar
del mundo.
P.- ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
R: Hacemos lo mismo que cualquier otra empresa dedicada a la
certificación de marcas de calidad. Nosotros lo que hicimos
fue registrar una marca de garantía, que es un tipo
específico de marca de calidad, para salvar el obstáculo que
supone el que en España no exista regulación Halal: tenemos
el Acuerdo de Cooperación de 1992, pero en realidad no se
dice cómo se debe regular este tema. A partir de ahí lo que
hacemos es actuar conforme a un reglamento de uso y un
manual de procedimiento.
P: Adecuado, supongo, al matadero, fábrica o producto que
en cada caso quiera contar con la marca, ¿no?
R: Evidentemente no es lo mismo certificar un matadero que
una planta de elaborados cárnicos o una empresa de
golosinas. Conforme hemos tenido tipologías de industrias
distintas hemos ido desarrollando pliegos de condiciones
distintas en función de cada producto.
P: ¿Qué abanico de productos certifica actualmente el
Instituto Halal?
R: Casi de todo. Desde conserveras como Isabel a cárnicos,
golosinas, heladeras como Menorquina que sólo venden al
mercado extranjero, ácido láctico... En este momento el
grado de conocimiento de la garantía halal se ha extendido y
se ha reconocido que es una oportunidad de mercado cada vez
más pujante.
P: El Instituto ha hecho, en colaboración con Cámaras de
Comercio y otras instituciones, presentaciones de su
certificación en las principales ciudades de España. ¿Por
qué no han venido aún a Ceuta o a Melilla?
R: Hemos hecho la tentativa un par de veces pero al final no
hemos podido concretarlo y lo tenemos pendiente. Ahora
estaremos en Cataluña en noviembre con la Agencia de
Cooperación de la Generalitat. Este año teníamos el objetivo
de darnos a conocer en Ceuta y Melilla, pero sabemos que
también en ambas ciudades se venden productos con nuestra
garantía
P: Una breve e informal encuesta en la calle demuestra
que los musulmanes ceutíes no se fían todavía de su marca
R: Hemos percibido a nivel general, no sólo en Ceuta y
Melilla, una desconfianza que creemos que está basada en el
desconocimiento. Cuando explicamos cuáles son nuestros
procedimientos de control la gente se sorprende porque la
comunidad musulmana está muy preocupada por cómo se ha
matado un pollo o un cordero y en realidad eso es lo más
fácil de controlar, pero no se está pendiente de que los
yogures no refrigerados, por poner un ejemplo sin citar
marcas, tienen gelatina de cerdo; de que el 95% de los
helados están hechos con esa misma gelatina...
P: ¿Hasta ahora no tienen competencia?
R: No a nuestro nivel. Hay algunos matarifes que certifican
a pequeña escala sus productos, pero no se puede comparar
ese esfuerzo con nuestro procedimiento profesionalizado y
estandarizado. Toda la industria está abierta al riesgo del
fraude, pero para eso tenemos mecanismos para combatirlo.
Nuestra experiencia dice que cuando las comunidades ven
nuestro procedimiento de control suelen quedarse
sorprendidos por arriba. En los productos elaborados
nuestros consultores realizan análisis incluso de ADN para
identificar el fraude con grasas animales en productos como
la leche o el aceite.
P: ¿Se ha intentado involucrar al Ministerio de Consumo
en este tema?
R: Lo hacemos continuamente. Lo último que le hemos
propuesto al Estado es la creación de un consorcio
administrativo para promocionar el halal español en el mundo
y así salvar la carencia de una ley halal. La gente se
sorprende pero mientras en España aún estamos así en Estados
Unidos, que no es un país islámico precisamente, cuenta con
4 estados que ya han desarrollado leyes halal para frenar la
corrupción y el fraude. Habría que desarrollar reglamentos
por comunidades autónomas, que tienen transferidas estas
competencias, que regularan y controlaran qué es halal y qué
no, más o menos lo mismo que hacemos nosotros pero desde las
instituciones. A nosotros nos ampara la Ley de Marcas para,
cuando detectamos engaños, ir a los tribunales y denunciar
los fraudes. Por otra parte estamos invitando a los
consumidores a que se asocien entre sí para que nos exijan a
nosotros que cumplamos con nuestro trabajo correctamente.
P: ¿Por qué permanecen al margen de la Comisión Islámica
y de las dos grandes federaciones que la componen?
R: Cuando se creó Junta Islámica, que es nuestra asociación,
estábamos en la FEERI pero en enero de 2006 la abandonamos y
actualmente no estamos integrados ni en la FEERI ni en la
UCIDE, sino sólo como entidad islámica en el marco del
Acuerdo de Cooperación de 1992 con el Estado.
P: En breve saldrá al mercado el primer producto halal
bancario a través de BanCorreos. ¿En qué consiste?
R: Es una cuenta corriente exenta de intereses (no va a
cobrar nada por domiciliar ni por recibos ni por nada) sobre
la que nosotros auditamos el uso de sus beneficios.
Garantizamos que su uso no va destinado al juego, la
prostitución o las armas, actividades prohibidas por la
Sharia.
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Artículo 14 del Acuerdo de Cooperación con la Comisión
Islámica
1.- De acuerdo con la dimensión
espiritual y las particularidades específicas de la Ley
Islámica, la denominación Halal sirve para distinguir los
productos alimentarios elaborados de acuerdo con la misma.
2.- Para la protección del uso correcto de estas
denominaciones, la Comisión Islámica de España deberá
solicitar y obtener del Registro de la Propiedad Industrial
los registros de marca correspondientes, de acuerdo con la
normativa legal vigente. Cumplidos los requisitos
anteriores, estos productos, a efectos de comercialización,
importación y exportación, tendrán la garantía de haber sido
elaborados con arreglo a la Ley Islámica, cuando lleven en
sus envases el correspondiente distintivo de la Comisión
Islámica de España.
3.- El sacrificio de animales que se realice de acuerdo con
las Leyes Islámicas, deberá respetar la normativa sanitaria
vigente.
4.- La alimentación de los internados en centros o
establecimientos públicos y dependencias militares, y la de
los alumnos musulmanes de los centros docentes públicos y
privados concertados que lo soliciten, se procurará adecuar
a los preceptos religiosos islámicos, así como el horario de
comidas durante el mes de ayuno (Ramadán).
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