LUNES. 1
Juan Vivas tiene asesores. Aunque me consta que es poco
amigo de dejarse aconsejar. Y está en su perfecto derecho.
Puesto que muestras ha dado a lo largo de su trayectoria,
tanto profesional como política, de saber dónde le aprieta
el zapato. Sin embargo, teniendo las ideas tan claras de lo
que le conviene hacer en casi todos los momentos, en
ocasiones se deja sorprender por quienes tratan por todos
los medios de aparecer a su vera con la intención de ser
vistos como personas capaces de influir en sus decisiones.
Aprovechados de toda la vida. Tipos que suelen apuntarse
siempre al ganador. La fotografía publicada hoy por un
medio, más que beneficiar a Juan Vivas lo que hace es
recordar que tiene amistades cuyas facciones recuerdan a
tiempos pasados. A tiempos donde..., bueno no hace falta
decir más.
Martes. 2
Me llaman para decirme que la Asamblea que se sacó de la
chistera el presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta,
Emilio Cózar, fue un montaje que ha causado vergüenza ajena
entre quienes saben que el acto celebrado en el Tryp carecía
de validez. Mi comunicante habla de enviarme por escrito lo
que dice el reglamento al respecto para que la reunión fuera
legal. Y me cuenta que no entiende las razones que tiene
Juan Vivas para proteger de manera tan descarada a alguien
cuya forma de actuar, como presidente de la Federación de
fútbol de Ceuta, resulta sumamente sospechosa. También me
refiere el problema que Cózar tuvo con los árbitros de
Fútbol Sala. Y está dispuesto a ponerme al tanto de la
intervención que tuvo el presidente de la Ciudad para sacar
del apuro a quien cada día que pasa le cuesta más trabajo
mantenerse en el cargo. Y de paso, el confidente me invita a
que lea un artículo del lunes 1, donde el presidente de la
federación comete el despropósito de referirse al árbitro de
fútbol extremeño. Una forma de pronunciarse que le hace un
flaco favor a la Asociación Deportiva Ceuta.
Miércoles. 3
Me topo con alguien con quien suelo cruzar palabras de tarde
en tarde. Aunque hubo una época en la cual le dábamos a la
sinhueso todos los días y fiesta de guardar. Y es que,
últimamente, Francisco Luque se deja ver poco. Él, sin
embargo, dice que soy yo quien anda siempre fuera de la
circulación. Si bien reconoce que si se me busca se me
encuentra siempre en las páginas de este medio. De pronto,
va y me dice que está a punto de terminar unas memorias de
su vida. Me cuenta que está muy ilusionado con todo lo que
lleva conseguido hasta el momento. Y hasta me anuncia que
será Ricardo Lacasa la persona encargada de ponerle en orden
todo lo que lleva escrito. Reconoce que la tarea no es
fácil. Pero que está poniendo en el empeño toda la voluntad
del mundo. La verdad es que Francisco Luque, “Paco Lata”
para sus amigos, nunca se cansó de decir que la voluntad
obra milagros. No me extraña, pues, que su reconocido
espíritu de sacrificio haga posible que consiga presentarnos
unas memorias dignas de ser leídas con verdadero entusiasmo.
Suerte, Paco.
Jueves. 4
Antonio Vallejo y Juan Antonio García-Ponferrada llegan al
Parador La Muralla. Me dicen que están citados para hablar
con otros interesados en proporcionales bríos a una
cofradía. Terminada la reunión, que apenas duró unos
minutos, se acercaron a mí y nos pusimos a charlar. A
Vallejo hacía ya un siglo que no me lo echaba a la cara.
Vamos, desde que estaba situado en la primera fila de la
política local. Antonio, como es habitual en él, siempre tan
afectuoso y, sobre todo, dispuesto a reírse hasta de su
propia sombra. Y Juan Antonio con su proverbial forma de
ser: senequista, como buen cordobés, y sabiendo estar en su
sitio en todo instante. Nos dio tiempo para hablar de varios
asuntos. Sin olvidar, por supuesto, el principal: que no es
otro que decirle a Fernando Jover que García Ponferrada
acepta comer con él en cuanto el director de la UNED decida
el día, la hora y el sitio. Eso sí: Antonio Vallejo se ganó
el derecho, durante la charla, a sentarse a la mesa con
nosotros. Y, además, pagaremos a escote. No vaya a ser que
el susto por nota correspondiente a la más que probable
cuchipanda le cause alergia a mi estimado Fernando.
Viernes. 5
Me desayuno con que el PSOE y la UDCE-IU han puesto el grito
en el cielo por el nombramiento de Javier Martí como asesor
del presidente del Consejo de Administración de Radio
Televisión Ceuta. Y ponen a Javier como chupa de dómine. En
principio, lo tachan de “comisario político”. Al hasta ahora
jefe de prensa del Gobierno de la Ciudad, hay alguien que le
está preparando el terreno para hacerle la vida imposible en
la televisión pública. Amén de echarle encima a los partidos
de la oposición, pronto será despellejado por el titular del
Dardo de los jueves: el inefable Juan Luís Aróstegui. Quien
no se acuerda de la cantidad de personas que ha colocado a
dedo. Y, después, al nuevo asesor de Jaime Wannon le espera
la carga de los empleados de la televisión que saldrán
diciendo por medio de su delegado sindical que si no hay
dinero para mejorar su convenio no debe haberlo para pagar
asesores. Adivina adivinanza: ¿saben ustedes quién está
detrás de toda esta persecución?... De no acertar,
permítanme decirles que ustedes viven en Babia.
Sábado. 6
Estamos varios conocidos reunidos en céntrica cafetería
tomando el aperitivo cuando alguien se nos acerca y nos dice
que si hemos estado en la quema del Estatuto que ha hecho
Juan Luís Aróstegui delante del Ayuntamiento. Quien habla es
capaz no sólo de aguantarse la risa sino que saca a relucir
una expresión que denota cierta emoción por lo que está
contando. Pero bien pronto, apenas dos minutos después, le
da el golpe de cachondeo y éste cunde entre todos los
asistentes. Menos uno: yo. Y es así, créanme, debido a que
cuanto más majaderías comete el secretario general de CCOO,
menos ganas me entran a mí de tomármelo a broma. Juan Luís
Aróstegui debe contar con pocos amigos. Amigos de verdad que
sean capaces de hacerle ver que los ciudadanos de Ceuta no
quieren saber nada de él. Y que cuanto más se empeñe en ser
lo que no le van a permitir que sea, más risa irá provocando
su obstinación. Con lo bien que estaría sólo con lo suyo:
manejando el sindicato y haciendo clientelismo desde su
despacho. Una labor en la cual, justo es decirlo, no tiene
quien le haga sombra.
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