Si la destrozada Europa de 1945 ha
logrado, con la inestimable ayuda norteamericana, rehacerse
de sus cenizas incorporando a la casa común, primero a
España (OTAN y UE) y más tarde en diferentes fases a países
que iban saliendo tras el tenebroso Telón de Acero, la
pretendida “Unión del Magreb Arabe” (¿qué pasa con la
realidad “amazigh”?) tiene aun un largo y sinuoso camino que
recorrer. Ciertamente la común amenaza del terrorismo
islamista (minusvalorada, ocultada y manejada en ocasiones
en provecho propio durante la autocracia de Hassán II) está
uniendo a Marruecos y Argelia, pero no es menos cierto que
en las Planas Mayores de ambos países con miles de
kilómetros de fronteras compartidos anida, todavía, el
recelo y la desconfianza, atizados por saharianos
desencuentros: desde la “Guerra de las Arenas” a la creación
del “Frente Polisario”. El reciente rearme por parte de
Argelia con moderno material ruso y sus pretensiones, a
largo plazo, de entrar en el “Club Nuclear”, está siendo
justificado por Rabat para embarcarse en una adecuación de
su equipamiento bélico, siendo una de sus inmediatas
intenciones la dotación, para su arma aérea, de nuevas alas
de combate.
Aun pendiente de corroboración oficial, el Reino de
Marruecos se habría decidido por la opción norteamericana en
lo que sería un triple revés para los intereses franceses:
diplomático, político y económico. Frente a la oferta de
París (18 aviones de combate del modelo “Rafale”, por un
monto de 2,3 millones de euros), Washington parece haber
inclinado el fiel de la balanza poniendo en el platillo 32
“F-16”, desviados de la US Force y valorados en 2 millones
de dólares. Los números cantan por sí solos, aunque falta un
detalle: la financiación de los F-16 sería aportada por el
amigo wahabí, es decir que en un peculiar “menage a trois”
Arabia Saudí se posicionaría como intermediario entre los
intereses norteamericanos y marroquíes, dato a tener en
cuenta. Ignoro la aviónica y otros detalles técnicos para
comparar más en profundidad las opciones de combate de ambos
modelos, pero teniendo en cuenta los hipotéticos escenarios
de un futuro enfrentamiento militar en el que participara
Marruecos no me parecen relevantes.
Con estas nuevas unidades surcando los cielos, va teniendo
más lógica la próxima ubicación de una base aérea en la
región de Tánger para proteger el “desembarco” de los nuevos
intereses de Rabat en el Estrecho, materializados en el
superpuerto “Tánger-Mediterráneo” y otras proyecciones de
fuerza que ya explicité en otro momento.
No quisiera acabar estas líneas sin disculparme ante los
lectores por la ausencia de ayer sábado, pero no tenía el
horno para bollos y eso que el titular no nato era para
publicitarlo en la portada de este periódico. Pero lo que no
puede ser, no puede ser y además es imposible. Disfruten del
domingo y, ahora que se acerca el otoño, vayan pensando en
revisar el calzado: el buen estado de los pies es básico,
asegura la medicina china, para la salud equilibrada del
cuerpo. Por cierto Larbi Mateis, ah jai, chouf, ¿qué número
calzas?.
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