Lo que no se llega a entender, entre los inquilinos de la
galería que gestiona la empresa de la familia Campos, es la
“facilidad con la que algunos de los inquilinos han
realizado obras de reforma con el permiso de los
propietarios de la galería”.
En concreto, amén de los pequeños empresarios que llevan en
el interior [algunos de ellos] más de una década, hay otros
que recibieron no hace mucho las bendiciones oportunas para
realizar reformas en el interior de sus negocios. La
cafetería, de reciente instalación es una muestra aunque aún
no se le ha comunicado nada, según la propiedad.
Ahora todos ellos deben abandonar la galería en menos de
cuatro meses. Tiempo estimado por cuanto el 1 de febrero
expira el último de los contratos de inquilinato en este
espacio. Las historias individuales de los pequeños
empresarios no son fáciles “para fiarse de los alquileres”,
dicen. Ahora buscan proseguir con sus negocios en otro
lugar. Asunto complicado teniendo en cuenta que actualmente
se encuentran en el Revellín y los costes para un local en
la zona multiplican
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