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OPINIÓN - SÁBADO, 6 DE OCTUBRE DE 2007

 
OPINIÓN


Los Presupuestos Generales del Estado

Por Ramón Ros


Los presupuestos generales son para cualquier gobierno, la expresión de su verdadera voluntad política, más allá de compromisos electorales o discursos grandilocuentes. Y cada año, todos los gobiernos tienen que pasar esa prueba de fuego, que define perfectamente lo que quieren hacer, dónde y cómo quieren invertir los recursos públicos.

Es cierto, que llegado ese momento cada año, el gobierno y la oposición se enzarzan en un arduo debate de difícil comprensión para el conjunto de los ciudadanos, que finalmente sólo perciben mensajes más bien ramplones: aquello de, según el gobierno, que estos son los mejores presupuestos y, lo otro de, según la oposición, que son nefastos.

Y ¿cómo son los presupuestos generales que prepara el gobierno de Rodríguez Zapatero para el año 2008, en lo que afectan a nuestra ciudad?. Según García Arreciado, nuestro delegado del gobierno, magníficos, de nota. Según Fernández Cucurull, nuestro senador, un fiasco, una nueva tomadura de pelo.

Yo no voy a entrar en profundidad a comparar cifras, que no es mal método este, sino más bien intentaré comparar atenciones a problemas de fondo y voy a empezar desde el principio, como han hecho otros, que tan buen resultado parece que al final les ha dado.

Deuda histórica: Cosa que reclama todo el mundo. Pero ¿qué es realmente eso?. Ha venido en definirse como la cantidad de dinero que el Estado dejó de invertir en un determinado territorio, para mejorar servicios, crear infraestructuras, dotaciones y todo aquello que sirviera al desarrollo económico de esa zona. O sea: autovías, ferrocarriles, hospitales, universidades, puertos, aeropuertos, viviendas públicas, nuevas tecnologías, red eléctrica y un sin fin de cosas más, cosas que sin duda, colocan a quien dispone de ellas en el ámbito de la modernidad y de la capacidad de generar riqueza.

Y la pregunta que ha continuación procede es bien sencilla: ¿Tiene, visto así, el Estado una deuda histórica con Ceuta?.

Parece más que evidente, deuda que tiene que ir saldándose con una fuerte inversión sostenida a lo largo de un buen número de años, so pena de permitir que Ceuta quede atrasada en relación con otros territorios de España, que se quede sin subirse al tren de la modernidad, observando como se potencia el desarrollo del norte y también del sur, mirando un poco desorientada a ver que pasa.

Son muchas las inversiones que Ceuta necesita ya, urgentes, que no pueden demorarse mucho si quiere estar en primera fila: Universidad, pueto, vivienda, modernización de infraestructuras en determinados distritos, planes de costas, accesos fronterizos, eliminación de residuos, etc., inversiones en las que el concurso de la Administración General del Estado debe ser la principal protagonista y, todo esto además debe ir acompañado de otras medidas presupuestarias de orden fiscal y financiero, que potencien tanto a la institución local, que hace lo que puede y más y, cómo no, al tejido empresarial de la ciudad, entre las que permito citar una a modo de ejemplo: el abaratamiento real del transporte entre Ceuta y la península.

No nos molesta a los ceutíes que a los catalanes o a los andaluces se les trate como se merecen: como a ciudadanos de un gran país que es España; pero si nos escuece un poco, espero que por ello nadie se moleste, que a los ceutíes no nos llegue al mismo tiempo y en las mismas condiciones, el apoyo presupuestario y financiero del Gobierno de España, que nos permita un desarrollo sostenido, que nos permita en definitiva, disfrutar de las oportunidades y de los servicios que en otros lugares son ya algo cotidiano.En este sentido, los presupuestos generales del Estado para 2008, se merecen más los calificativos que les dedica el senador, que los dedicados por el delegado del gobierno, al margen de que no hay que perder de vista que estamos en período preelectoral, pero la verdad sólo tiene un camino y el nuestro es todavía tortuoso.
 

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