Ya estoy de nuevo en mi ciudad, en nuestra ciudad, dispuesto
a seguir dando batallas, posiblemente perdidas, en el
diario. De momento no entraré de lleno en la labor que me
tienen encomendada porque el doctor me ha exigido reposo
absoluto durante tres días. Sin embargo, como soy la mar de
inquieto y tengo como compañeros, más inquietos aún, a nueve
dedos y medio guiados por unas células grises que pintan
canas, aunque protesten de que no son ancianas, heme aquí de
nuevo tecleando con gusto.
Creo, -en base a mi propia opinión que es refrendada por el
artículo 20 de la Constitución Española del 27 de diciembre
de 1978, mediante el cual se me reconoce y protegen, y a
todos los españoles, los derechos a expresar y difundir
libremente los pensamientos ideas y opiniones mediante la
palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción
(punto 1, apartado a), respetando por supuesto lo señalado
por el artículo 18, así como a comunicar y recibir
libremente información veraz por cualquier medio de difusión
(apartado d) y todo ello sin que me puedan restringir estos
derechos mediante ningún tipo de censura previa (punto 2)-
que nuestros políticos, de los dos bandos más importantes,
declinan a su entero favor la interpretación de la propia
Constitución de manera que se adapte al juego por ellos
mismos propuesto.
Veamos, opinando sobre el referéndum que pretende convocar
el lehendakari Ibarretxe podemos ver que no es ilegal de la
manera con la que pretenden presentar a la opinión pública,
la mencionada propuesta, el Presidente del Gobierno y más
aún el presidente del PP, éste con demasiada insidia y mal
gusto planteado, porque la propia Constitución permite
organizar éste tipo de convocatoria. Solamente el Gobierno
es el responsable de aceptar que se celebre o no. No puede,
de ninguna delas maneras declararla ilegal, ni mucho menos
Rajoy puede exigir que vayan a la cárcel los responsables de
esas convocatorias.
Si bien el Rey es el que convoca un referéndum en los casos
previstos por la Constitución (art. 62) es el Presidente del
Gobierno el que hace la propuesta mediante autorización para
la convocatoria de consultas populares mediante referéndum
(art.149, 32) en base a lo que se decida por las Comunidades
autónomas según los artículos 151 y 152. O sea que el
presidente de una Comunidad autónoma puede solicitar la
celebración de un referéndum y el Presidente del Gobierno
concederla o denegarla. Punto muy claro por lo que sobran
las exclamaciones fuera de tiempo de que se trata de una
propuesta ilegal. Al menos, para aclarar este punto, la
propia Constitución debería ser modificada en el sentido de
dejar muy claro su articulado porque tal cómo está
actualmente redactada da mucha bola a la libre
interpretación de la misma.
Por otro lado, si vemos que la Disposición Transitoria 4ª,
de la misma Constitución, da valor legal a la convocatoria
de referéndum por parte de la Comunidad Foral de Navarra…
¿Por qué esa supuesta discriminación con las demás
Comunidades autónomas?.
Dejemos claro el asunto y no busquemos polillas donde no las
hay. Primero, si un presidente del gobierno de Comunidad
autónoma solicita al Presidente del Gobierno del país
celebrar un referéndum, es éste último el que tiene la
última palabra: aceptar y proponerlo al Rey o no aceptarlo y
mandar a hacer gárgaras al iluso presidente autonómico. No
veo ningún problema en ello, ni ninguna ilegalidad. ¿Para
qué armar tanto revuelo?... será porque no las tiene, el
Gobierno y con él el principal partido de la oposición,
todas consigo y conocen que les puede salir el toro fuera
del ruedo. Agarrarlo por los cuernos y el rabo no es la
mejor solución, la mejor solución es torearlo con el diálogo
y, suavemente, con una negativa, en su caso, dentro de las
normas democráticas amparadas por la propia Constitución.
¡Menudos políticos tenemos! Ninguno de ellos son auténticos
toreros, del ruedo político, no del de verdad que de ahí
salen directos a la enfermería.
Esta exposición de mi opinión no significa otra cosa que
eso: exponer mi opinión y nada más. Sabios sobre leyes los
hay a montones, yo no lo soy, lo malo es que muchos de esos
sabios pretenden ofrecer su propia versión, aprovechando que
los que le escuchan no la conocen clara y profundamente, con
fines confesables o inconfesables. A la postre resulta lo
mismo: el que gobierna siempre tiene razón, sino manda a las
Fuerzas de Seguridad del Estado, que con su fuerza avienen a
razones a cualquier díscolo presidente autonómico… con
denuncias judiciales y prisión encima.
¿No te jode este tipo de democracia?
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