No sé, en verdad, los motivos por
los cuáles algunos políticos se mosquean cuando algún
periodista les recuerda sus pasados como pertenecientes a
otros partidos muy diferentes y distintos del que, en los
momentos actuales, militan.
No hay porque enfadarse por estas cosas. Cada uno es libre
de militar donde mejor le convenga o donde, dicho en plan
popular, le dé la gana.
Una persona puede pensar de una manera y, con el paso del
tiempo, pensar de otra totalmente diferente a la anterior.
Son cosas normales en los tiempos en que vivimos. Ha habido
personajes que han sido rechazados por el partido de sus
amores y sin embargo, hoy día, ocupan puestos importantes en
partidos que se alejan mucho de sus ideales.
Por todo ello, criaturitas mías, no os debéis de mosquear,
si algún periodista, uno de eso días en los que tiene que
escribir, por las circunstancias que le lleva su escrito,
hace una referencia a la militancia que ostentabais, con
anterioridad, al puesto o cargo que actualmente tenéis. Son,
sencilla y llanamente, circunstancias que llevan al
periodista a evocar esa época pasada, debido al desarrollo
del artículo que está escribiendo.
Lo que no es normal es que, algunos de estos políticos que
antes militaron en un partido y ahora loasen en otro,
repitan las mismas frases en ambos partidos al ser
preguntados por los mismos. Eso, desde mí particular en
intransferible punto de vista, no lo debéis de hacer bajo
ninguna circunstancias porque, precisamente, dará pie al
periodista a recordarle ese pasado.
Son muchas las personas, entre ellas el menda lerenda y le
tío de las almendras, que a todos estos políticos les llaman
“chaqueteros”, por la sencilla razón que creen que se han
cambiado de chaqueta para seguir subido en el carro del
poder, chupando de la ubre de la vaca.
Por supuesto, esa vaca a la que me refiero, no tiene nada
que ver con aquella otra sobre la que se iba a montar una
vaquería y se iban a ganar no sé cuántos millones,
recibiendo para ello una ayuda de unos cuantos “kilos” de
aquella época. De la vaca, la vaquería y de los millones de
“kilos” de ayuda, como del pobre Fernández, nunca más se
supo.
Perdón, se me ha ido el santo al cielo y he cambiado el
tercio de lo que estaba escribiendo sobre los llamados
“chaqueteros”.Cosa que nadie puede llamar a servidor porque
siempre, durante toda mi vida, he usado la misma chaqueta.
Quiero aclarar, para que no haya malos entendidos, que nada
más que tengo esa. Igual, si me dan un buen cargo ganando
una pasa gansa, me compro una nueva. Cosa que dudo mucho
pueda suceder porque, entre otras cosas, a esta edad que
tiene uno, si no ha cambiado antes, difícilmente se puede
cambiar y menos de chaqueta, con el enorme cariño que le
tengo a la mía de toda la vida, que me va a seguir
acompañando hasta que le diga adiós a este asqueroso mundo.
Chaqueteros unidos, jamás serán vencidos. Sobre todo por su
elegancia en vestir, prestos siempre a los cambios que
marque la moda. ¿O no?
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