Ha pasado menos de un mes desde
que el general Virgilio Sañudo tomara posesión del nuevo
cargo en sustitución de Pedro Pitarch que hasta mitad del
pasado mes de septiembre ejercía el mando de la llamada
Fuerza Terrestre.
Con la anunciada visita [aún no se ha hecho público
oficialmente], el general de división, que hoy se encuentra
en Extremadura, cumple con un aspecto que para la guarnición
ceutí resulta fundamental: el apoyo moral a unas unidades de
alta preparación y ubicadas en las avanzadas posiciones de
nuestra España africana.
La presencia del jefe de la Fuerza Terrestre tiene su
implicación de apoyo a la Comandancia General, con renovados
aires tras la llegada de un nuevo general al frente de la
guarnición, cuando aún resuenan ecos incómodos de un
reciente pasado poco riguroso y falto de condición que
impregnó de mancha las viejas paredes de la sede militar en
Ceuta. Esta próxima visita del general Sañudo, un viejo
conocido de las tareas de acción militar, debe suponer un
antes y un después. Gran conocedor de los esfuerzos de
nuestros soldados en las misiones que España mantiene en el
exterior, el general tendrá la oportunidad de conocer ‘in
situ’ el grado de preparación de nuestras unidades. Máxime,
cuando un nuevo contingente mandado por nuestra COMGE, se
encuentra en ‘capilla’ para una nueva misión allende de
nuestras fronteras. Más de 500 hombres vivirán este año la
Navidad en los Balcanes, concretamente en Kosovo. La
reestructuración en la que se encuentra sumida la guarnición
ceutí, con la reunificación en una Base Única que avanza a
pasos excesivamente lentos, ya ha provocado la desaparición
de una bandera legionaria del mítico II Tercio ‘Duque de
Alba’. El jefe de la Fuerza Terrestre cuenta además con la
complicada misión de mantener activas las principales
unidades del Ejército español en unos momentos en los que
hay crisis de ‘profesionales españoles’ y Ceuta no es, desde
luego, una excepción.
|