La reactivación de la economía de
la ciudad es uno de los horizontes que claramente se ha
marcado como objetivo la Ciudad Autónoma.
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas ha dado órdenes
expresas a dos consejeros de reconocido peso, Francisco
Márquez y Guillermo Martínez para que se impulse la economía
de la ciudad en base a cinco medidas claras: la revisión del
Régimen Económico y Fiscal, el desarrollo de la iniciativa
legislativa aprobada en Pleno en la pasada primavera para
extender y ampliar las bonificaciones de las cuotas a la
Seguridad Social, estudiar la posibilidad de que el
transporte de mercancías, a través del Estrecho, sea
bonificado y el fomento de la inversión pública.
En realidad, es necesario que Ceuta disponga de herramientas
válidas que le sirvan para afrontar los retos que le vienen
a corto y a medio plazo. El tiempo corre a favor de los que
ya han apostado por un sistema claro y definido en nuestro
entorno y, ni la Ciudad Autónoma [que no lo hace], ni la
Administración General del Estado deben permitir que la
ciudad se vea fagocitada económicamente por un entorno que
despuntará en perjuicio directo al modelo que actualmente
rige la economía de Ceuta.
Hay que dinamizar la economía ceutí y para ello el
compromiso del gobierno autónomo es claro. Ahora le toca el
turno a la Administración General del Estado. Si bien el
gobierno central no debe abandonar el capítulo de
inversiones estructurales, Madrid tiene la obligación de dar
un paso más y participar activamente -con su empuje- para
que una población española como lo es Ceuta, cuente con un
futuro prometedor en un próximo y renovado hinterland.
Básicamente porque tiene condiciones para ello. En el apoyo
a la iniciativa legislativa de la Ciudad, en la reforma del
REF se verá, entre otras, el verdadero interés de los
actuales representantes del Estado para con Ceuta y los
ceutíes.
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