‘Digmun’, la asociación que lucha por los derechos de las
mujeres y los niños, ha expresado, a través de su
presidenta, su parecer respecto al Reglamento de adopciones
presentado recientemente por la Ciudad Autónoma. En general,
se muestran de acuerdo porque cubre las necesidades del
menor, pero destacan que es “excesivamente minucioso”.
La asociación ceutí que lucha por los derechos de las
mujeres y los niños ‘Digmun’ se ha pronunciado recientemente
a través de su presidenta, Maribel Lorente, sobre el
Reglamento de adopciones presentado por la Ciudad Autónoma.
En general, la asociación opina que dicho Reglamento “nos
parece bien” porque “deja bien claro que las necesidades del
menor tienen que prevalecer sobre las necesidades del
adulto” pero, analizando el contenido detalladamente, “nos
parece excesivamente minucioso”.
En este sentido, la presidenta de Digmun afirmó que “es
cierto que hay que luchar para que los niños adoptados no
estén en manos de cualquiera, pero en determinados puntos
hay una exageración”.
La idoneidad
Concretamente, Maribel Lorente se refirió, entre otros
puntos del articulado, a la idoneidad de los adoptantes y
declaró que “el hecho de que éstos deban someterse a un
estudio minucioso sobre las circunstancias personales y
psicológicas está bien” aunque añadió que “existen
determinadas exigencias personales que forman parte de la
propia intimidad”.
Otra cuestión que Digmun critica es el artículo 8 del
Reglamento, en el que se abordan los criterios y
circunstancias personales, reflejando este la “improcedencia
de mantener solicitud de acogimiento familiar a menores con
los que no mantienen vinculación afectiva”.
A este respecto, Lorente dijo que “las personas que acogen a
niños saben que no pueden incoar un expediente de adopción”
pero manifestó que “lo que no nos parece correcto es que se
refieran a que con estos niños no se mantiene una
vinculación afectiva”.
De esta manera la asociación Digmun ha dejado patente su
postura sobre un Reglamento en el que “existen
circunstancias que nos parecen exageradas” porque “hay que
tener en cuenta que los solicitantes, por regla general, son
personas normales que quieren adoptar para ofrecer a los
menores una vida mucho mejor que la que tienen”.
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