Viajar es un placer siempre que no sea por motivos forzados
y este viaje que realizo de nuevo a Catalunya es más forzado
que nunca. Mi llegada a Barcelona ha coincidido con un acto
político de especial envergadura.
Llevo un tiempo constatando que los que odian a ésta
Comunidad Autónoma lo hacen desde la perspectiva de la
envidia, como mínimo,
Para empezar, no se puede afirmar que la sociedad catalana
esté deprimida, ya que atribuir estados de ánimo a un
colectivo, a una Comunidad o a un país no es riguroso y no
se debe confundir el estado de ánimo de una persona, en
concreto, con el de Catalunya. Ni siquiera podemos decir que
todos los catalanes, naturales y de adopción, estén
cabreados con la política actual del Gobierno pero mucho
menos con la del Partido Popular.
El horizonte nacional trazado por los socialistas, que
gobiernan con IC y ERC, tiene muy poco que ver con el de la
propia ERC. Difiere también, y mucho, de lo planificado por
Ibarretxe acerca del referendo de autodeterminación. De
hecho, no quiere saber nada acerca del supuestamente
convocado por ERC para 2014 y está claro que los socialistas
no recorrerán ese camino de los independentistas.
Aquella “crisis de la calçotada” en la que parecía que ERC
sacaba al gobierno catalán a subasta viene ahora desmentida
por la propia ERC con sus urgencias sobre el traslado de sus
proyectos estratégicos al día. Hay que insistir en que
algunos sacan de contexto los debates entre los partidos y
con ello pretenden destacar lo que divide a los mismos que
lo que los une, por lo que es vergonzoso que no destaquen
las coincidencias pero sin esconder las discrepancias.
Aunque CiU, a través de Artur Mas, proponga un referendo si
el Tribunal Constitucional anula el Estatut (copia exacta de
las palabras de Pascual Maragall cuando planteó lo mismo
días atrás) los socialistas no creen en que se genere alarma
social, entre los catalanes, porque están muy seguros de que
el Estatut es constitucional y, de hecho, tampoco están
inquietos por la última maniobra del PP para asegurarse la
mayoría conservadora en el Constitucional. No están
inquietos porque eran perfectamente previsibles, las
maniobras del PP acerca del Tribunal Constitucional.
El pasado debate del Presidente de la Generalitat de
Catalunya, José Montilla, se celebró sin apuros ni
destellos. Montilla superó el pulso que Artur Mas le impuso
sobre política en general. Hay que tener en cuenta que el
presidente de CiU está convaleciente de la grave crisis de
su propio partido y ello implica que no las tenía todas
consigo.
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