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OPINIÓN - DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 
ANÁLISIS

Apuntes de seis días

Por Manuel de la Torre


LUNES. 24


Escribí un día, de hace ya cierto tiempo, de Beatriz Lamenca Cachinero. Sucedió que ella me abordó en plena calle para decirme que tenía la costumbre de leerme todos los días. Y sus palabras, la verdad sea dicha, avivaron aún más mi ya de por sí tan cacareada vanidad. Dedicarle una columna fue la única forma que yo tenía de agradecerle las preferencias mostradas por mi escritura. Sobre todo, porque ella es una artista del daguerrotipo. Alguien capaz de inmortalizar con su mirada lo que otros no ven y hacernos disfrutar con sus extraordinarias fotografías. Que es lo que vengo haciendo con el contenido de un catálogo que me ha enviado. El cual contiene más de cien imágenes atiborradas de sentimientos. Son fotografías de Cuba, hechas en un elegante blanco y negro por una mujer que me las ha enviado, además, con afectuosa dedicatoria y el deseo de que forme parte de mi biblioteca. Así será, querida Beatriz.

Martes. 25


La última vez que vi a Fernando Jover Cao de Benós y de Les, ahí es nada, fue en la catedral. Durante una ceremonia dedicada a Alejandro Sevilla. Y, como siempre, lo primero que hizo fue citarme para almorzar juntos. Lo he recordado hoy, cuando he leído los proyectos del curso académico, 2007-2008, que anuncia, como director que es del centro asociado a la UNED en Ceuta. Fernando, además de generoso, es un magnífico contertulio. Alguien con quien merece la pena comer, debido a lo bien que uno se lo puede pasar con él durante la sobremesa. A Fernando lo conocí yo cuando formaba cartel político con Juan Antonio García Ponferrada. Fue un día, de los 80, en el Rincón de La Muralla, cuando el bueno de García Ponferrada se declaró joseantoniano hasta las cachas. Mientras que Jover decía que él estaba dispuesto a dejar la política activa, si acaso no entraba a formar parte de un partido en el cual la socialdemocracia fuese una realidad. Qué tiempos aquellos... A propósito, Fernando: acepto comer contigo siempre y cuando se siente García Ponferrada a la mesa. ¿Es posible?...

Miércoles. 26


José María Muñoz Lladó y yo venimos tratándonos desde hace la friolera de 25 años. En nuestros ratos de charla, él me asegura que ya hablaba conmigo cuando yo entrenaba al Algeciras. Es decir, ocho años antes de coincidir en Ceuta. José María es lector de muchos quilates y disfruta analizando minuciosamente cualquier vocablo que desentone en una oración.

Hoy, como otros muchos días, JMM estaba en su sitio habitual en el Parador La Muralla. Había leído la columna titulada “La sentencia” y le había extrañado que yo usara la palabra “quirinal” en vez de quinario. Las dudas me pudieron y quedé en decirle si estaba en lo cierto. Y lo estaba. Porque la frase hecha no es pasar el quirinal, sino pasar el quinario. Se refiere a los cinco días, o quinario, que estaban padeciendo la mayoría de las Órdenes religiosas durante la Semana Santa desde el lunes al sábado de Gloria, con ayunos, disciplinas, etc. En Almería se dice “pasar los quiries”. Y en la provincia de Cádiz, mucha gente dice “quirinal”. De forma incorrecta, por supuesto. A mí, estimado José María, se me pasó poner la palabra en cursiva. Claro que bien pude escribirla correctamente. Gracias, pues, por ponerme al tanto del hecho.

Jueves. 27


Leo las declaraciones del delegado del Gobierno, respondiendo a las valoraciones que hacen los senadores del Partido Popular, Pedro Gordillo y Nicolás Fernández Cucurull, acerca de los Presupuestos Generales del Estado. Lógicamente, el político onubense está en desacuerdo con ellos.

Pero, mientras leía lo dicho por Jerónimo García Arreciado, me entran unas ganas locas de saber qué piensa éste de la sentencia contra Luís Vicente Moro y otros encausados en su día. Y, además, me gustaría preguntarle si se ha percatado de lo peligroso que resulta en esta ciudad creerse que es omnímodo el poder del delegado del Gobierno. Error en el cual, lamentablemente, cayeron algunos antecesores suyos. Ahora bien, dado que la experiencia se adquiere con los hechos, me imagino que Jerónimo García Arreciado, visto lo visto y enterado de lo que está enterado, se habrá dado cuenta de lo peligroso que resulta tener a ciertos periodistas dando barzones por los pasillos de la Delegación del Gobierno. Lagarto, lagarto; ¿verdad, delegado?

Viernes. 28


Coincido con alguien que perteneció al GIL. Y nos ponemos a hablar. Lo primero que me dice es que se ha leído muy de mañana la columna de hoy. En la cual refiero la amistad de Manolo de la Rubia y Emilio Cózar. Y cómo éste se vanagloriaba de ser recibido, cuantas veces le apetecía por el primero, cuando cortaba el bacalao en el gobierno presidido por Antonio Sampietro. Le respondo que me parece muy bien que me haya leído. Pero él va y me pregunta si conozco lo que hicieron en Cuba y Argentina varios políticos gilistas. Le contesto que no. Y que, además, me importa muy poco ese pasaje de unas personas cuya misión, según tengo entendido, era la de conseguir que muchos cubanos y argentinos vinieran de turismo a Ceuta. Idea que debió salir del enorme caletre de Antonio Sampietro y, desde luego, bendecida por Manolo de la Rubia. Luego, claro está, perdí la cuenta de los trasatlánticos que fueron arribando a Ceuta cargados de visitantes con un poder adquisitivo que tuvieron a los comercios abiertos, noche y día, durante varias semanas. Y a los empleados de los bancos sudando la gota gorda. Lo ocurrido, entonces, es algo que habrá que agradecerle algún día al político De la Rubia.

Sábado. 29


Diego Quintero tiene la buena costumbre de echarse abajo de la cama muy temprano. Con lo cual no es nada extraño que coincidamos muchas veces en sitio donde nos resulta posible pegar la hebra durante unos minutos. Me agrada conversar con el entrenador de la Asociación Deportiva Ceuta. En esta ocasión, le damos un repaso a una actualidad ceutí por la que él se interesa. Como debe ser. Pero pronto pasamos a charlar de fútbol. Debido a que hemos trabajado unidos varias temporadas, me atrevo a preguntarle por una cuestión táctica. Y Diego no tiene el menor inconveniente en aclararme mis dudas. Y lo hace de manera que no me queda más remedio que reflejarlo por medio de un refrán: “Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena”. Ojalá que el Linares sea derrotado hoy. Así lo espero. Pues deseo que el entrenado local triunfe a lo grande. Algo que me llenaría de satisfacción.
 

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