LUNES. 24
Escribí un día, de hace ya cierto tiempo, de Beatriz Lamenca
Cachinero. Sucedió que ella me abordó en plena calle para
decirme que tenía la costumbre de leerme todos los días. Y
sus palabras, la verdad sea dicha, avivaron aún más mi ya de
por sí tan cacareada vanidad. Dedicarle una columna fue la
única forma que yo tenía de agradecerle las preferencias
mostradas por mi escritura. Sobre todo, porque ella es una
artista del daguerrotipo. Alguien capaz de inmortalizar con
su mirada lo que otros no ven y hacernos disfrutar con sus
extraordinarias fotografías. Que es lo que vengo haciendo
con el contenido de un catálogo que me ha enviado. El cual
contiene más de cien imágenes atiborradas de sentimientos.
Son fotografías de Cuba, hechas en un elegante blanco y
negro por una mujer que me las ha enviado, además, con
afectuosa dedicatoria y el deseo de que forme parte de mi
biblioteca. Así será, querida Beatriz.
Martes. 25
La última vez que vi a Fernando Jover Cao de Benós y de Les,
ahí es nada, fue en la catedral. Durante una ceremonia
dedicada a Alejandro Sevilla. Y, como siempre, lo primero
que hizo fue citarme para almorzar juntos. Lo he recordado
hoy, cuando he leído los proyectos del curso académico,
2007-2008, que anuncia, como director que es del centro
asociado a la UNED en Ceuta. Fernando, además de generoso,
es un magnífico contertulio. Alguien con quien merece la
pena comer, debido a lo bien que uno se lo puede pasar con
él durante la sobremesa. A Fernando lo conocí yo cuando
formaba cartel político con Juan Antonio García Ponferrada.
Fue un día, de los 80, en el Rincón de La Muralla, cuando el
bueno de García Ponferrada se declaró joseantoniano hasta
las cachas. Mientras que Jover decía que él estaba dispuesto
a dejar la política activa, si acaso no entraba a formar
parte de un partido en el cual la socialdemocracia fuese una
realidad. Qué tiempos aquellos... A propósito, Fernando:
acepto comer contigo siempre y cuando se siente García
Ponferrada a la mesa. ¿Es posible?...
Miércoles. 26
José María Muñoz Lladó y yo venimos tratándonos desde hace
la friolera de 25 años. En nuestros ratos de charla, él me
asegura que ya hablaba conmigo cuando yo entrenaba al
Algeciras. Es decir, ocho años antes de coincidir en Ceuta.
José María es lector de muchos quilates y disfruta
analizando minuciosamente cualquier vocablo que desentone en
una oración.
Hoy, como otros muchos días, JMM estaba en su sitio habitual
en el Parador La Muralla. Había leído la columna titulada
“La sentencia” y le había extrañado que yo usara la palabra
“quirinal” en vez de quinario. Las dudas me pudieron y quedé
en decirle si estaba en lo cierto. Y lo estaba. Porque la
frase hecha no es pasar el quirinal, sino pasar el quinario.
Se refiere a los cinco días, o quinario, que estaban
padeciendo la mayoría de las Órdenes religiosas durante la
Semana Santa desde el lunes al sábado de Gloria, con ayunos,
disciplinas, etc. En Almería se dice “pasar los quiries”. Y
en la provincia de Cádiz, mucha gente dice “quirinal”. De
forma incorrecta, por supuesto. A mí, estimado José María,
se me pasó poner la palabra en cursiva. Claro que bien pude
escribirla correctamente. Gracias, pues, por ponerme al
tanto del hecho.
Jueves. 27
Leo las declaraciones del delegado del Gobierno,
respondiendo a las valoraciones que hacen los senadores del
Partido Popular, Pedro Gordillo y Nicolás Fernández Cucurull,
acerca de los Presupuestos Generales del Estado.
Lógicamente, el político onubense está en desacuerdo con
ellos.
Pero, mientras leía lo dicho por Jerónimo García Arreciado,
me entran unas ganas locas de saber qué piensa éste de la
sentencia contra Luís Vicente Moro y otros encausados en su
día. Y, además, me gustaría preguntarle si se ha percatado
de lo peligroso que resulta en esta ciudad creerse que es
omnímodo el poder del delegado del Gobierno. Error en el
cual, lamentablemente, cayeron algunos antecesores suyos.
Ahora bien, dado que la experiencia se adquiere con los
hechos, me imagino que Jerónimo García Arreciado, visto lo
visto y enterado de lo que está enterado, se habrá dado
cuenta de lo peligroso que resulta tener a ciertos
periodistas dando barzones por los pasillos de la Delegación
del Gobierno. Lagarto, lagarto; ¿verdad, delegado?
Viernes. 28
Coincido con alguien que perteneció al GIL. Y nos ponemos a
hablar. Lo primero que me dice es que se ha leído muy de
mañana la columna de hoy. En la cual refiero la amistad de
Manolo de la Rubia y Emilio Cózar. Y cómo éste se
vanagloriaba de ser recibido, cuantas veces le apetecía por
el primero, cuando cortaba el bacalao en el gobierno
presidido por Antonio Sampietro. Le respondo que me parece
muy bien que me haya leído. Pero él va y me pregunta si
conozco lo que hicieron en Cuba y Argentina varios políticos
gilistas. Le contesto que no. Y que, además, me importa muy
poco ese pasaje de unas personas cuya misión, según tengo
entendido, era la de conseguir que muchos cubanos y
argentinos vinieran de turismo a Ceuta. Idea que debió salir
del enorme caletre de Antonio Sampietro y, desde luego,
bendecida por Manolo de la Rubia. Luego, claro está, perdí
la cuenta de los trasatlánticos que fueron arribando a Ceuta
cargados de visitantes con un poder adquisitivo que tuvieron
a los comercios abiertos, noche y día, durante varias
semanas. Y a los empleados de los bancos sudando la gota
gorda. Lo ocurrido, entonces, es algo que habrá que
agradecerle algún día al político De la Rubia.
Sábado. 29
Diego Quintero tiene la buena costumbre de echarse abajo de
la cama muy temprano. Con lo cual no es nada extraño que
coincidamos muchas veces en sitio donde nos resulta posible
pegar la hebra durante unos minutos. Me agrada conversar con
el entrenador de la Asociación Deportiva Ceuta. En esta
ocasión, le damos un repaso a una actualidad ceutí por la
que él se interesa. Como debe ser. Pero pronto pasamos a
charlar de fútbol. Debido a que hemos trabajado unidos
varias temporadas, me atrevo a preguntarle por una cuestión
táctica. Y Diego no tiene el menor inconveniente en
aclararme mis dudas. Y lo hace de manera que no me queda más
remedio que reflejarlo por medio de un refrán: “Más sabe el
loco en su casa que el cuerdo en la ajena”. Ojalá que el
Linares sea derrotado hoy. Así lo espero. Pues deseo que el
entrenado local triunfe a lo grande. Algo que me llenaría de
satisfacción.
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