Historia compartida, a retazos, de
dos países que conforman una realidad geofísica fracturada
por el Estrecho de Gibraltar. Si para Dumas padre Europa
empezaba en los Pirineos… África llegaría hasta el Atlas. El
poso étnico beréber cabalgó, desde la alborada de la
historia, a lomos de las dos orillas del Mediterráneo,
señoreadas más tarde por la feraz impronta romana primero y
árabe después. Si “Al Andalus” ha sido una realidad, no
menos fue la “España Transfretana”. La invertebrada idea de
España, en expresión orteguiana, se está diluyendo como un
azucarillo en aquel “café para todos” que parió el actual
desmadre autonómico, deriva acentuada (si bien la culpa no
es solo suya) por la insensata actitud larvadamente golpista
de un Presidente por accidente, encumbrado a La Moncloa por
mor y gracia de un macroatentado de Estado, el 11-M. En
síntesis, si España se está desconstruyendo a creciente
velocidad Marruecos por el contrario, paso a paso, se sigue
afianzando como Nación. Al Norte del Estrecho -más Canarias
y las cinco Plazas de Soberanía africanas-, una Monarquía
restaurada que aun “reina pero no gobierna” muestra
preocupantes síntomas de descomposición, mientras al Sur una
“Monarquía Ejecutiva”, aun también sujeta a solapados
vientos de fronda, mantiene las riendas del Estado cogidas
con manos jóvenes y en apariencia firmes. Tras el
decepcionante fiasco de las elecciones del 7 de septiembre,
envueltas en una masiva abstención y numerosas
irregularidades, el “Majzén” reacciona. El ministerio de
Interior marroquí acaba de lanzar una operación de
transparencia de envergadura, convocando a los participantes
en las elecciones (partidos políticos y listas SAP) a
presentar antes del 9 de octubre certificaciones de los
fondos empleados en la campaña electoral. Algunos lo van a
tener muy difícil… A la vez, los servicios secretos
marroquíes están procediendo a escudriñar con lupa a los
diputados elegidos a fin de impedir que hombres de paja,
financiados por barones de la droga, negocios sucios o vaya
usted a saber qué, puedan acceder con su acta de diputado a
la Cámara de Representantes en Rabat. Algunos -repito- lo
van a tener muy difícil… Con impulso soberano, el Reino de
Marruecos quiere sin duda lavar la imagen de unas elecciones
cuestionadas y dar un ejemplo de moralización pública. Falta
le hace al Régimen recuperar la credibilidad.
¿Y al norte…?. “Me duele España”, clamaba Unamuno. A mí
también. ¿Cuántos somos los que pensamos que la situación
están empezando a ir demasiado lejos?. No veo condiciones
objetivas para un urgente “Pacto de Estado” entre las dos
grandes formaciones políticas que paren los pies a
peligrosas derivas y reconduzcan la situación. Ni España es
ya un Estado de Derecho (las normas de mayor rango se
incumplen) ni, gracias al diletante, estúpido y oneroso
“Estado de las Autonomías” los españoles somos ya “iguales
ante la ley”. Nos salva solo estar dentro de la Unión
Europea y el funcionamiento de la economía… Así lo veo y,
como advertía Gandhi, “La verdad es la verdad aunque solo la
mantenga una minoría. Aunque esa minoría sea de uno solo”.
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