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OPINIÓN - DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El Señor de los Anillos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Un día, de hace escaso tiempo, llegó a la antesala del despacho del presidente, Juan Vivas, alguien que se considera poderoso hasta límites insospechados. Con el firme propósito de que Vivas dejara lo que estuviese haciendo para recibirle a él. Y dice el contador de la anécdota, a quien no hay por qué negarle crédito, que al visitante le dijeron que nones. Vamos, que estaba obligado a cumplir los trámites previstos para que el presidente de la Ciudad le concediera la entrevista.

Hecho que, al parecer, le sentó como un balonazo, con esférico antiguo, en las partes pudendas, a quien hasta ahora ha venido ejerciendo la tiranía escrita a su antojo. Y, claro, ante tamaña y democrática respuesta, nunca esperada por el exigente baranda, hay que creer lo que dicen al respecto: que enfiló la puerta del Ayuntamiento echando espumarajos por la boca y acordándose de todos los parientes de Juan Vivas.

A partir de ahí, con la soberbia alocada y bisbiseando maldades, el Señor de los Anillos llegó a su oficina enfurecido. Reunió a sus dos o tres chiquilicuatres y les ordenó perseguir con saña a la persona que no tenía ninguna culpa del revés sufrido por él.

La persona, en cuestión, se llama Francisco Sánchez Paris. Quien, desde ese momento, viene soportando en su trasero todas las patadas que el Sauron local no se atreve a darle al presidente de la Ciudad por retambufa. Lo cual puede calificarse de cobardía. Algo nada extraño en quien acostumbra a actuar con la oscuridad de siempre.

Eso sí, en cuanto el Señor de los Anillos ceutí lo crea conveniente para sus intereses periodísticos, allá que correrá raudo a comunicarle a Juan Vivas que toda la trama montada contra su jefe de gabinete y amigo, Sánchez Paris, salió de la mente calenturienta de sus chirlachis más cercanos. Y, sobre todo, de un afiliado del Partido Popular que tiene unas ganas locas de obtener un cargo a su vera, a la vera del presidente, tan bien pagado como lucido.

No hace falta decir que Emilio Cózar está lampando porque Vivas se acuerde de lo suyo. Y anda haciendo méritos, o sea, dándoselas de hombre duro y capaz de cambiar el sino de la vida local, con una pluma que está pidiendo a gritos entrar en el taller de reparaciones a fin de que le quiten la costra de despropósitos gramaticales con que nos aflige a todos los que amamos la lectura.

Urge, por encima de todo, que los mecánicos de la lengua trabajen de lo lindo en el dequeísmo; ese de que mal usado con el cual nos destroza los ojos y nos hiere los tímpanos. Que ya habrá tiempo de recordarle que la asamblea del Tryp fue una pantomima. Una farsa. Cuya validez trataré de poner en duda. Aunque tampoco hace la menor falta: ya que a pesar de tan insustancial representación, seguiremos pidiéndole, a Emilio Cózar, que tenga lo que hay que tener; es decir, el valor suficiente para airear que está dispuesto a permitir la entrada de contables imparciales en la sede de la Federación de Fútbol de Ceuta.

En cuanto a Juan Vivas, presidente de la Ciudad que ha hecho balance de sus primeros cien días en el poder tras las elecciones del pasado 27 de marzo, habrá que recordarle que no está bien que se juegue al abejorro, por sistema, con la cara de su jefe de gabinete. Por ello, otro día le explicaré algo acerca de lo que hace la rana cuando se encuentra ante un cambio de temperatura. Aunque éste proceda del Señor de los Anillos ceutí.
 

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