No sólo tenemos separatismo puro y
duro, sino que también hortera y mal educado. Las
consecuencias de la lenidad con la que el señor ZP ha venido
tratando a los partidos separatistas, tanto del País Vasco
como de Cataluña, ha dado lugar a que los miembros más
extremistas de dichas formaciones se hayan sentido
autorizados para radicalizar su modus operandi hasta
alcanzar extremos que, no sólo se apartan de cualquier
actuación democrática de protesta; de los métodos admitidos
por la libertad de expresión más permisiva y de las
actitudes civilizadas de presentar una protesta, sino que
también han incurrido en el chabacanismo hortera; en la
zafiedad de quienes desconocen la más elemental forma de
comportarse y en la misma intolerancia y fanatismo de
aquellos que han bebido de los más bajos arroyos del
detritus del progresismo fanático e insolidario.
Los recientes acontecimientos ocurridos en Gerona y en
Lizarra, dos lugares geográficos alejados por muchos
kilómetros de distancia pero, al parecer, aunados por las
mismas ideas revolucionarias y revanchistas, que les hacen
odiar todo lo que tenga el marchamo de español o la
referencia a España como nación; se han decidido a saltarse
el Estado de Derecho, la Constitución –aprobada por la
inmensa mayoría del pueblo español – y la misma democracia,
que se proporcionaron a sí mismos los españoles, de la mano
de Adolfo Suarez; para saltarse a la torera la voluntad
mayoritaria de la ciudadanía y hacer mangas capirotes de las
instituciones, la legalidad y el orden, con la única y
despótica intención de establecer un estado totalitario a su
medida; para cuyo fin no dudan en hacer uso de la fuerza, la
coacción y las amenazas con tal de imponer el libertinaje,
sus absurdas y trasnochadas reivindicaciones nacionalistas y
demandar a la Nación española por supuestos agravios
cometidos contra sus hipotéticos derechos territoriales.
Cuando la ley y el orden dejan de ser el objetivo
prioritario de cualquier gobierno; cuando el sistema se basa
en el engaño a la ciudadanía; en la proscripción de los
elementales principios éticos y morales; en cohabitar con
los antisistema y en tolerar las actividades terroristas
encaminadas a destruir el régimen establecido y, por
añadidura, el ordenamiento jurídico deja de ser libre e
independiente para reclamar el cumplimiento de la ley;
entonces, lo probable es que se produzca un vacío de
autoridad que permita, a aquellos que buscan pescar en río
revuelto, sacar ventaja de la debilidad de quienes tienen la
obligación de hacerse respetar y hacer que se respete la
ley. Es evidente que el señor ZP se encuentra atrapado en
las redes que el mismo tendió y que se creyó que le iban a
perpetuar en el poder. Los nacionalismos, de los que se ha
valido para gobernar, pero que ahora le reclaman su tajada
de la tarta y su apuesta por la llamada “pacificación” de
ETA. El batacazo mayúsculo del fracaso con los etarras; el
rídiculo en el que le ha puesto la banda terrorista con sus
revelaciones a Gara y su enfrentamiento directo con las
víctimas de los asesinados inocentes en manos de los
criminales abertzales; han sido, juntamente con la
aprobación del Estatut catalán, cargas de profundidad contra
su leyenda de persona apacible, honrada políticamente y
negociadora. La ciudadanía ha empezado a dudar de él; los
colaboradores que le han rodeado se han dedicado a crear
problemas, dar golpes en el vacío y, en muchos casos, dar
buenas muestras de inexperiencia cuando no de incapacidad
absoluta. Su legislatura ha estado salpicada de cacicadas,
imposiciones, prohibiciones, cambios de rumbo, mentiras
absurdas y acusaciones contínuas a la oposición del PP que,
sin gobernar, parecía que fuera quien llevara las riendas de
la Nación.
Sin duda que en el tiempo que lleva gobernando Zapaatero ha
despilfarrado el enorme capital político, que conquistó
durante los primeros meses de su mandato; sin embargo
ahora, a las postrimerías, cuando se acercan los comicios,
ha entrado en una desesperada caída hacia delante en la que,
cueste lo que cueste, pretende comprar los votos de aquellos
a los que desengañó con su política errática, inconsistente
y basada en sus corazonadas, ofreciéndoles los regalos que
les ha estado hurtando durante los tres años y medio de su
estancia en el poder. Incluso da por novedades propuestas
que ya había inciado hace tiempo (sin ningún efecto, por
supuesto). Está empeñado en corregir, en unos pocos meses,
todas las pifias que ha cometido en el terreno
internacional, las principales de ellas fueron el
enfrentamiento con los EEUU; las cesiones ante Marruecos; el
meterse en la guerra del Líbano y, después de despotricar
contra Aznar por la guerra de Irak, cuando él ha enviado a
morir soldados españoles en Afganistán. Los únicos amigos
con los que cuenta, en el exterior, son los tristemente
célebres Chávez de Venezuela; Evo Morales de Bolivia y
Rafael Correa del Ecuador y, por supuesto, el señor Castro
de Cuba; cuatro dictadores que han abolido las libertades en
sus países y gobiernan con puño de hierro a los ciudadanos,
a los que no les queda ni el recurso de manifestar su
descontento, porque les han cerrado todos los medios de
comunicación donde pudieran hacerlo.
Y como postre, por si tuviéramos alguna duda de cuál iba a
ser su comportamiento si ganara las próximas lecciones, ya
nos ha dicho que continuará negociando la “pacificación” de
España, como si estuviéramos en guerra. Pero ya le
entendemos, ya sabemos que lo que tiene entre ceja y ceja es
amnistíar a ETA, para ello les pidió que no mataran hasta
marzo, para así evitar que le perjudiquen sus posibilidades
de volver a ganar. Se conforma con que no maten hasta marzo,
supongo que después ya tendrán permiso para hacerlo, porque
él volverá a ser Presidente y estará dispuesto a cederles
Navarra. Aragón y hasta la Conchinchina si se la piden. Pero
la ciudadanía está dormida, ni se entera de lo que está
pasando, inmersa en esta abulia propia de los que las ven
venir pero no se preocupan por ello. Yo creo que a los
españoles les han inyectado horchata en las venas, aunque,
visto lo visto, parece que los hay a quienes les hayan
introducido sangre del mismísimo diablo.
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