Pregunta.- ¿Qué percepción cree que tiene la sociedad de
Occidente a cerca del Islam?
Respuesta.- No es aconsejable desde el punto de vista
académico y de la realidad generalizar estos términos. Se
comete un error ya que no se puede generalizar Occidente e
Islam. Es necesario matizar a qué nos referimos exactamente.
Partiendo de la base de que en determinados sectores del
mundo europeo y de Estados Unidos existen ideas
cristalizadas sobre los países musulmanes y árabes. De algún
modo los asocian a la violencia, el terrorismo y la
barbarie. Tenemos que decir que eso es una equivocación ya
que los extremistas son una pequeña minoría que no responden
a cultura alguna.
P.- ¿A qué se debe la imagen que se proyecta sobre estos
países?
R.- En este momento tenemos grandes conflictos en nuestro
universo y gran parte de ellos están en países musulmanes y
árabes. Pensemos, por ejemplo, en el problema de Afganistán,
Irak o las armas nucleares.
También hay que destacar que, en la actualidad, el 70 por
ciento de los refugiados son de procedencia musulmana. No
son casualidades pero tampoco creo que exista una
conspiración contra los musulmanes. Hay que juzgar a cada
persona por sus hechos, por su actitud, no por sus creencias
ni fe.
P.- ¿Qué elementos convergen para que se den estas
situaciones?
R.- El mundo está muy necesitado de la energía del petróleo
y esta ha sido una desgracia para muchos países, ya que sus
tierras albergan una gran cantidad de este material.
Los conflictos también generan muchas riquezas. Estamos
hablando del comercio de armas. Es una lástima que los
países europeos hagan grandes negocios con las armas porque
se derrama sangre.
Hablando en cifras, entre 1995 y 1998 Estados Unidos vendió
a Arabia Saudí 36.000 millones de dólares en armas. La misma
cantidad que se estimó para la reconstrucción de Irak.
El tema de Israel, su seguridad y existencia, está en el
corazón de los países árabes y musulmanes, que ha provocado
muchas frustraciones. Hecho que tiene mucho que ver con los
apoyos políticos y que ha provocado que se tome el camino de
las armas.
P.- ¿Nos encontramos en una situación prebélica entre los
países occidentales y los árabes?
R.- Estamos en una situación bélica. No hace falta que
bombardeen ciudades para que haya guerra. Existen países que
están siendo objeto de agresión y enfrentamiento. Esto se
exporta a otras zonas y aunque no es una guerra declarada y
de trincheras, hay una tensión muy grande. Existen enemigos
por todas partes que pueden hacernos daños. Habría que
pensar en esto cuando hablamos de las relaciones bilaterales
con países árabes y musulmanes.
P.- Dadas las características específicas de Ceuta, ¿qué
papel juega en este escenario bélico?
R.- Tiene el privilegio de ser el punto de encuentro entre
los dos mundos y de tener una convivencia entre las dos
grandes comunidades. Ofrece una convivencia aceptable,
pacífica y agradable que debe ser ejemplo en todas partes
del mundo.
España está llamado, más que cualquier otro, a jugar el
papel de puente entre ambos países. El hecho de que el mundo
árabe esté tranquilo, con regímenes democráticos y vida
agradable, repercute positivamente en los países
occidentales. ¿Por qué no ayudamos a que ocurra eso?
P.- ¿Cómo se puede contribuir a ese bienestar?
R.- Es una labor principal de los políticos. Sin embargo, es
necesario partir de la base de la educación. Asociaciones de
mujeres, trabajadores y ciudadanos tienen que colaborar. Es
necesario dar becas y ayudar. Los alumnos que vienen de
otros países, con el tiempo, se hacen excelentes embajadores
de esa cultura en el suyo propio.
Hay que aprovechar todas las oportunidades para obtener ese
bienestar. Eso nos lleva a hablar de diálogo entre culturas
y pueblos.
P.- ¿Qué opinión le merece la Alianza de Civilizaciones?
R.- Me merece todo el respeto. No estoy de acuerdo con la
palabra civilizaciones, yo hablaría de diálogo de pueblos y
culturas. Es más viable. No deja de ser un proyecto noble.
Lo contrario es el diálogo de las armas y la política de
Bush. Eso es lo que ha hecho grandes destrozos en el mundo
islámico.
P.- ¿Cree que si se solucionase el conflicto de Palestina
mejoraría la situación?
R.- Muchísimo. Es uno de los conflictos más complicados.
Habría que buscarle una situación urgente porque se está
demorando demasiado. Sinceramente, no ha habido intención
política. Hay que decir con claridad que quien tiene la
llave es el estado norteamericano, ya que es la que puede
influir más decisivamente en la política de Israel.
El terrorismo palestino no es el problema, es una reacción.
Si ellos no consiguen sus derechos, no pueden dejar de
luchar. Cualquier pueblo lucharía a menos que estuviera
muerto. Si entraran en nuestras casas y maltrataran a
nuestros familiares sería imposible quedarse con los brazos
cruzados.
Los ciudadanos que llegan de fuera tienen derecho a todo y
los que son de la tierra a nada. No lo justifico pero
entiendo sus razones y cualquiera lo haría en su lugar. Ha
sido el germen de mucha violencia y en vez de solucionar le
estamos echando más leña al fuego.
P.- Normalmente se suelen asociar los términos
Islam-árabe-terrorismo, ¿tienen la culpa los medios de
comunicación?
R.- En parte sí pero hay muchas más partes, no se les puede
echar toda la culpa. Por un lado, no podemos negar que hay
terroristas árabes, son minoritarios pero los hay. Por otro,
esa opinión la crean los políticos, los medios de
comunicación e incluso los propios manuales de educación.
La imagen de los árabes y de los musulmanes, aunque ahora
está mejor, está muy devaluada. Siempre que hay una
fotografía salen con armas, ¿por qué? ¿Por qué no puede
aparecer un árabe normal cultivando la tierra o trabajando
en una fábrica? También existen.
Esto va creando con el tiempo una opinión pública deformada
e incorrecta. Es necesario de atajarlo desde la base. Es
fundamental promover una política, dentro de la Unión
Europea, a favor de los países árabes porque esto mejoraría
muchos aspectos. Hay que incidir en los derechos
fundamentales, tanto de niños como de mujeres.
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