Dudo si ponerme a reír hasta desternillarme, llorar a moco
tendido o actuar con el talante del malogrado
Fernández-Miranda. Al final he decidido por imitar al hombre
que hizo posible la reforma del sistema de Estado y
transformar, legalmente, un régimen dictatorial en una
democracia constitucional.
No es para menos si en ésta ciudad funciona una burocracia
tan arcaica como penosa y que abusa de la candidez de los
ciudadanos hasta la exasperación. Y si encima, cuando el
ciudadano ha cumplido todos los trámites y gestiones para
cumplir con su deber de tal, resulta que al llegar al final
de su calvario burocrático con todos los papeles exigidos…
¡se pierda el expediente en poder del organismo
correspondiente! Increíble pero tan cierto como que existe
un templo dedicado a la Virgen de África.
El expediente de empadronamiento de un ciudadano ceutí, en
trámites para incorporar un familiar, no aparecía en la
oficina municipal ni llamando al mago de los encantamientos.
Dos buenas horas tuvo que esperar el paciente ciudadano para
al final saber que no aparecía el huidizo expediente y eso
que había llevado el último papel exigido por la “autoridad
funcionarial municipal” tras arduas gestiones ante otros
organismos oficiales, éstos del Estado.
Por otro lado, en referencia a unas gestiones con Hacienda,
ese ciudadano ceutí ignoraba que tenía que pagar un impuesto
por transmisiones patrimoniales… ¡del piso que había
alquilado!
A lo largo de toda su vida ha estado viviendo en varias
ciudades, su profesión así lo requería, y nunca en su vida
hizo lo que tuvo que hacer en ésta ciudad en referencia al
mencionado impuesto. Se comprendería si fuera realmente una
transmisión de bienes –por adquisición, donación, cesión,
etc.- pero… ¿alquiler? Puede que yo sea, como ese ciudadano,
un ignorante sobre la materia, pero nadie me impedirá que me
informe adecuadamente en previsión de futuras gestiones.
Siguiendo con el particular vía crucis de ese ceutí, al
tener que hacer gestiones en un organismo estatal del
Ministerio del Interior tuvo que volver a la sede municipal
para pedir un certificado de empadronamiento porque así se
lo exigían en ese organismo estatal. No entiendo, de verdad,
esta burocracia que se desarrolla en Ceuta por cuanto en
España (no diré la península porque parece que vivo en otro
país) las cosas no funcionan así. De hecho existe un Real
Decreto del Ministerio de Presidencia que forma parte del
conjunto de iniciativas del Gobierno encaminadas a potenciar
la prestación de servicios administrativos al ciudadano
mediante la utilización de las tecnologías de la
información, tanto si se trata de ejercer competencias
propias de la Administración General del Estado, como en los
casos de que la prestación del servicio requiere la
participación de las diversas Administraciones, a través de
los instrumentos de cooperación administrativa previstos por
nuestro ordenamiento jurídico.
El objetivo de todas estas iniciativas de modernización
administrativa, entendida en su más ajustado significado, es
dar respuesta a la demanda ciudadana de que los cauces de
relación con la Administración General del Estado se
simplifiquen, y en consecuencia resulte más sencillo obtener
los resultados que se esperan de dicha relación.
Uno de los medios más directos para obtener estos resultados
es evitar que los ciudadanos aporten documentos que ya se
encuentran en poder de la Administración, tal como
estableció la Ley 30/1992 y el Real Decreto 209/2003 que
regula las condiciones para la utilización de los medios
telemáticos en sustitución de la aportación de certificados
por los ciudadanos.
La afirmación de todo esto viene en el Real Decreto 523/2006
que suprime la exigencia de aportar el certificado de
empadronamiento, como documento probatorio del domicilio y
residencia, en los procedimientos administrativos de la
Administración General del Estado y de sus organismos
públicos vinculados o dependientes.
Como bien decía un amigo mío, Ceuta es el culo del mundo…
Eso sí, las personas que representan a los funcionarios,
tanto municipales como estatales, son magníficas en el trato
con el ciudadano… pero se atienen a unas normas arcaicas o
no escritas (al menos pedí una copia en el municipio, que me
fue denegada categóricamente, de esas normas sobre
exigencias burocráticas y de tasas inauditas que sólo
existen en países comunistas, como Cuba) ¿No te fastidia?
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