PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 
OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Una tarde en la Marina

Por Javier Cherllarám


Fui desapareciendo paulatinamente de los terrenos de juego de la Marina, si antaño llevaba a mi hermano Nini y unos cuantos, muy pocas veces en estos años que me he asomado por los campitos de juego, a echar un rato dándole al balón con tantos jóvenes valores que te sacan la lengua despavorido.

La primera fue en junio, al principio de las vacaciones, tras la toma de mando del trabajo y con la cabeza molida con eso de Autorizado por, vendido por, entrega reparto, prepara mercancía, fuimos por la tarde, con unos tenis, una camiseta azul y un pantalón de deporte y con la neura llena de recuerdos de fútbol, ante la sorpresa general de la juventud me puse a jugar con ellos, esas reboloinas, pachangas, adornadas con mis expresiones típicas caballas de mis tiempos de graderíos en Alfonso Murube.

Salí sudando a chorros, con muchas toxinas eliminadas por los tobillos y eufórico que llegaba a casa, la segunda fue un poco triste, dejaba el fin de semana el trabajo que parecía un parte de guerra, vivencias pasadas de esas que dicen tantos palos te dan que al final te caes, me hicieron mas duro, tanto que solo pedía a Dios, que si caía muerto, a mis allegados que me recogieran del suelo, tan duro te vuelves con la vida misma, que resignado piensas que en esos días me dije ESTO NO ES VIDA.

Mira por donde bajo un sol que quemaba y la feria a la vuelta de la esquína, los árboles eran porterías, tres o cuatro chavales aburridos, uno de ellos, cosas de la vida, era el germen de la bronca de la semana, del mes o del año por el cúrrelo, me armé de valor, y me dije no lo voy a despreciar, vamos a ser hombres y vamos a invitarles a compartir el fútbol.

La tercera, la del pasado sábado, los temporales de levante que destrozan la jornada de tarde de playita en mi Ribera, me hicieron asomar por la Marina, tras pedirle pachanga a unos chiquillos con pinta de brasileños, estos desde chico, eran muy trajinantes y ya a un grupo de rubillos inquietos les hice señas de que tenia un TEAMGEIST del Mundial de Alemania, hicimos un partidazo, juntamos dos equipos, me sentía joven sacando balones de cabeza bajo los palos, alentando, explicando corrigiendo, muchos me preguntaban donde había jugado, si era entrenador, triste y orgulloso dije que de muy joven me puse a trabajar, y no había estado en ningún equipo, que llegaba toda la vida trabajando y entre tiendas y mostradores se fue mi juventud. Ellos contentos y felices me pidieron que volviese otro día, aunque ya no corriese como aquellos años ochenta, me llegó hasta el alma, y muchos quisieran, que los niños me decían que mis piernas eran DE PRIMERA.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto