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OPINIÓN - MARTES, 25  DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La “fábrica” de los santos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Veo en un reportaje de nuestro periódico, El Pueblo de Ceuta, que siete antiguos profesores del Colegio San Agustín de Ceuta serán beatificados en Roma el 28 de octubre de 2007.

En otros momentos me hubiera impresionado, me parecería el límite de la grandeza, después de pasar por la tierra, pero en estos momentos, viendo como se llevan las cosas en el Vaticano y sus inmediaciones, algunos bancos incluidos, viendo como se ocultan o falsean ciertos hechos, creo que estas beatificaciones no son muy de fiar, y no por parte de los antiguos profesores, sino por las “trapisondas” que rodean todo el ámbito de las “santificaciones”.

Efectivamente, la beatificación es una declaración hecha por el Papa, de que un siervo de Dios vivió una vida de santidad o que ha sufrido el martirio y está ahora en el cielo.

Y aquí está el punto álgido de la cuestión:” ha sufrido el martirio”. Pero ¿De donde?. Porque aquí y Roma sigue en esa línea actualmente, parece que el martirio lo sufrieron sólo unos, cuando la guerra civil, y la realidad es que en ambos bandos hubo personas martirizadas, y es más, yo mantengo mis dudas de que los miembros del clero que murieron, no murieron tanto por ser del clero, como por la barbarie que una guerra civil acarrea, en un bando y en el otro. Esto debe quedar muy claro.

Los agustinos, nadie debe dudarlo, fueron la congregación que más violencia anticlerical sufrieron, pero también hay que decir que ellos fueron los más comprometidos con las tendencias fascistas.

Lo religioso, por tanto, no debió ser lo único que les ocasionó la muerte. Y la pregunta que hoy podríamos hacernos es si se perseguía a los curas por seguir a Cristo o si se perseguía a Cristo por estar con los curas. Este es un dilema que no está resuelto aún.

Pero, volviendo a los agustinos, lo que no cabe ninguna duda es que su posición les ha permitido estar donde están, en el templo ideal, por ejemplo, en El Escorial.

Está más que complicado el asunto de la beatificación y más cuando huele a política, de un lado y de otro.

El Papa Juan XXIII tuvo parados estos procesos, precisamente por esto, porque olía a política, y otro tanto hizo Pablo VI. Ninguno de los dos papas daba de paso esto.

Sin embargo, la involución llevada a cabo por Juan Pablo II ha traído este trasfondo político, a aquellos casos de canonización que retuvieron, en su momento Pablo VI y Juan XXIII.

Es posible que fuera, la de los agustinos, la comunidad que más víctimas tuvo, pero también fue, ya lo hemos dicho, la que más cerca estuvo de las corrientes fascistas, en los momentos en los que el fascismo tenía fuerza.

El personal olvida casi todo sobre las canonizaciones que en los primeros tiempos iba en las bases de las comunidades cristianas y a partir de ahí se iba imponiendo.

Ahora, sin embargo, está controlado esto por Roma – El Vaticano – el Papa, lo que parece algo así como, congregación de los santos de Roma, o en términos más vulgares, la fábrica de los santos.

En esta situación queda claro que ha perdido mucha seriedad, se manipulan mucho los modelos a seguir y así los jesuitas del Salvador no son mártires santos. Depende de cómo sea el Papa o aquel al que él pone como director de la “fábrica”, para que salga un modelo u otro por lo que no debe extrañarnos la frase:” Este santo no es de mi devoción”. Esto empieza a no tener mucha seriedad.
 

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