Cada día son más los observadores
internacionales que piden a Europa que deje de apoyar a
políticos corruptos de otros continentes. No pocos
dictadores se han hecho con el poder de un país saqueando a
sus pueblos, robando el pan de los humildes y el de sus
familias. Por otra parte, es cierto que tampoco se puede
abandonar un país que necesita de las ayudas para salir de
las crisis políticas y humanitarias en el que se haya
inmerso. En consecuencia, habrá que prestar más atención
hacia donde se dirigen los auxilios y quién los recibe;
además de recuperar bienes que han sido desvalijados por
líderes infectos de inmoralidad. Es de justicia, en suma,
ver la manera de desterrar al político corrupto y hacerle
que devuelva al pueblo un patrimonio que no le pertenece.
Robert B. Zoellick, presidente del Banco Mundial, lo tiene
claro y apuesta por socorrer a los países en desarrollo a
recobrar su dinero robado; un dinero que será clave para
financiar programas sociales y advertir a los líderes
corruptos que no escaparán de la ley. Según datos de la ONU,
las ganancias provenientes de actividades delictivas,
corrupción y evasión fiscal sobrepasan el billón de dólares
cada año. Eso que sepamos, que seguro que es más. Palabra
que jamás pude entender, lo fácil que es robar los dineros
públicos, o jugar al derroche con pólvora ajena, y lo
difícil que es reintegrar lo sustraído y malversado.
Ciertamente, al mundo, le desborda la corrupción en la
política y en la economía, dos piedras duras de roer; y, sin
embargo, debiera ser compromiso permanente de toda persona
contra esta solapada y difundida lacra social. Por eso,
entiendo, que más que nunca es necesario proporcionar una
formación ética y moral. Dar ejemplo de honestidad y
transparencia en la gestión de actividades públicas, aparte
de ser un signo caballeroso, es también un deber ciudadano y
de coherencia humana. Las desigualdades entre sus moradores
que acompañan a muchos países es el reflejo de que los
beneficios de la economía se concentran en pocas manos. Unos
desniveles que suelen generar graves crisis, debilitar
democracias y confianza en las instituciones y en las
personas que constituyen las bases del capital social del
país.
El fenómeno de la corrupción, que siempre es verdad que ha
existido, pero que ahora alcanza unos horizontes que nos ha
globalizado el mundo, no conoce límites políticos ni
geográficos y tiene vigencia en todos los sectores sociales.
La práctica del oscurantismo y la cultura de la corrupción
galopan a todo tren, sin perder raíl. La legalidad suele
quedar en el espíritu de la ley, en el sueño del legislador.
Los gobiernos podridos dislocan la paciencia y degradan todo
lo que pillan a su paso. Pensar que toda batalla contra las
pedrerías corruptas es un valor y un hacerse valer, asimismo
una necesidad para que el mal no campee como virtud. Sin
duda, el mejor presupuesto de Estado es aquel que castiga,
caiga quién caiga, que abandona las prácticas corruptas y
que, al mismo tiempo, incentiva los comportamientos honestos
sea quién fuere.
Volviendo los ojos a nuestra madre patria, donde sienta
cátedra la tele y los chismes son un bosque prodigioso en el
que se bañan mil ojos a diario. Pues, aunque suene a corazón
sin alma, considero que es muy importante poner al corrupto
en la nómina mediática, que lo conozca el pueblo y lo
reconozca en su vergonzosa hazaña, para que la ciudadanía
pueda enjuiciarlo como lo que es, como un ilícito que
cabalga a cuerpo de rey y con una cara de nicotina rancia
impresionante.
Hay que obligarle, dando luz a su ilegítimo patrimonio por
si la ley se duerme en los laureles de la inercia, que meter
la mano donde no se debe, aparte de que debe de estar mal
visto, algo que espero lo consiga la nueva disciplina de
educación para la ciudadanía, conlleva reparar el daño de lo
causado por su maldad y, sobre todo, reponer lo raptado
injustamente. No vean el superávit tan grande que entonces
tendríamos en las arcas de todos y de nadie, para hacer de
verdad políticas sociales y no políticas migajas como se
vienen haciendo.
No pocos políticos cuando llegan al poder lo primero que
hacen es subirse el sueldo y mejorar la vida de sus
allegados y afines, sean de sangre o de partido. Que sus
votantes respiren para que puedan seguir votándole, esa es
la voluntad de algunos mediocres vestidos de político, que
no saben hacer otra cosa que vivir del cuento. Por no tener
no tienen ni vida laboral. Desde luego, hace falta como agua
de mayo poner unas gotas de pureza al hedor de sobornos.
Parece que la Unión Europea va a actuar con mano dura, que
no es otra cosa que pedir transparencias financieras. Así,
las políticas de gastos definidas para el período 2007-2013
hacen hincapié en los objetivos de crecimiento y empleo, así
como en las nuevas orientaciones políticas relativas, por
ejemplo, al establecimiento de un espacio de libertad,
seguridad y justicia; pero a renglón seguido expresa que los
ciudadanos deben tener la seguridad de que el gasto público
europeo - también a escala nacional y local- se destina a
sus propias prioridades y de que los fondos confiados a la
UE son gastados correctamente. Confiamos que esta disciplina
financiera se imponga en el currículum político y que, tal y
como esta el patio de corrupto, se constituya una autoridad
internacional contra los despilfarradores y desfalcadores de
lo ajeno, que trincan sin apenas sonrojarse.
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