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Por fin, con un año de retraso,
diríamos nosotros, para lo poco visto en Almería -la que nos
quitó la sede para esta edición- en el XX Encuentro Nacional
de Hermandades y Cofradías. Ceuta, en su momento, debió
haber sido elegida. Pero al menos, ya casi se sabía, era un
rumor a voces que esta vez sí, la ciudad autónoma será la
sede de lo que será la XXI Edición de este Encuentro
Nacional Cofrade.
Una vez mas, la candidatura presentada por la Junta de
Hermandades y Cofradías de Ceuta, apoyada por la propia
Ciudad Autónoma y hasta el obispado -que no faltaron a la
cita-, contó con una presentación de lujo y, aunque la única
que optó a serlo, logró maravillar a los presentes y
enorgullecernos a los ceutíes.
Allí estuvo el presidente de Ceuta, Juan Vivas con el
consejero de Economía y Empleo, Guillermo Martínez. No faltó
el obispo de Cádiz y Ceuta, monseñor Ceballos y, por
supuesto, los grandes artífices de que se haya logrado lo
que es ya una realidad. Todos y cada uno de los miembros de
la Junta de Hermandades y Cofradías pueden sentirse
orgullosos del trabajo realizado cuyo premio llegó un año
más tarde, pero llegó al fin y al cabo. A partir de ahora el
tiempo vuela y ya queda un día menos para que se inaugure la
XXI edición del Encuentro Nacional. Los visitantes se
encontrarán una ciudad perfectamente preparada y el programa
de actividades no se verá tan afectado como el que sufrió el
organizado este año. No habrá lugar a la improvisación y,
desde este mismo momento toca trabajar ahora con más ahínco,
con más ilusión, iluminados con la luz de guía de Nuestra
Señora de África para mostrar a la España cofrade que en
Ceuta se vive una profunda tradición, donde cada una de
nuestras hermandades y cofradías de penitencia podrían
permitirse el lujo de exponer una muestra de arte sacro que
superaría a muchas de las que se encuentran diseminadas por
nuestra geografía peninsular. Enhorabuena.
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OPINIÓN / EDITORIAL
